Fire Emblem Engage, impresiones. Un autohomenaje a la saga

La trayectoria de Fire Emblem desde que encontr¨® una segunda vida ha sido peculiar. A punto de ser arrojado al ba¨²l de los abandonos gran N donde languidecen F-Zero, Excitebike o Pilot Wings, la saga estrat¨¦gica encontr¨® un punto de inflexi¨®n con Awakening que le ha permitido seguir recibiendo nuevas entregas con cierta regularidad. Pero Intelligent System no se ha dormido en los laureles, y a cada oportunidad ha tratado de darle una vuelta al concepto tradicional de la saga, a sabiendas de que la amenaza de un nuevo ostracismo puede estar detr¨¢s del primer tropiezo.

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Fates busc¨® aderezar el componente narrativo (y multiplicar ventas) con su apuesta por dos juegos que ofrec¨ªan dos reinos enfrentados, a la vez que pon¨ªa m¨¢s recursos en la producci¨®n. Three Houses revolucionaba la f¨®rmula a varios niveles en su regreso a una consola de mesa desde Gamecube, quiz¨¢s con la idea de que se necesitaba algo m¨¢s ambicioso para convencer al usuario. ?Y Fire Emblem: Engage? parad¨®jicamente podemos encontrarnos que el punto diferencial del mismo es una especie de vuelta a los or¨ªgenes.

Todo un autohomenaje

Hemos podido jugar unas horas y varios episodios de la nueva entrega como parte del proceso de an¨¢lisis. Y si algo nos ha llamado la atenci¨®n es lo autoreferencial que resulta. Una de las principales armas que blade, jugable y narrativamente, es la manifestaci¨®n de los emblemas en forma de grandes h¨¦roes y protagonistas de la saga. Bajo la influencia del Drag¨®n Divino, los emblemas pueden cobrar vida y ayudar a sus portadores con habilidades y ataques adicionales que no podr¨ªan usar sin ellos.

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As¨ª por ello tenemos a un elenco de personajes cl¨¢sicos que son santo y se?a de la saga y que una buena parte de los jugadores occidentales o no conocen o s¨®lo lo hacen porque hayan sido personajes de Smash Bros. Marth, por ejemplo, el protagonista original de ese cl¨¢sico lejano que es Shadow Dragon, es a estas alturas c¨®modamente conocido por una buena cantidad de fans de Nintendo, al igual que Roy. Pero quiz¨¢s la sacerdotisa Celica no lo sea tanto y tampoco son numerosos en occidente los que han jugado a Genealogy of the Holy War como para conocer al heroico Sigurd (un t¨ªtulo, por cierto, que grita por una versi¨®n actualizada y localizada, al igual que Mystery of the Emblem y Thracia, pero eso es otra discusi¨®n).

Insistimos en este punto porque el tono de las primeras horas es como si estuvi¨¦ramos ante la obra de un superfan de Fire Emblem que quisiera juntar a sus personajes favoritos y regodearse en ello. Es cierto que la saga desde Awakening ha ido incorporando elementos m¨¢s ligeros y de fanservice como parte de la receta de su resurgimiento, pero el tono de estas primeras horas es marcadamente juvenil y se hace un tanto complicado tom¨¢rselo en serio. Y s¨ª, estamos hablando de una serie con personajes como un drag¨®n de miles de a?os que tiene forma de una ni?a peque?a con la que te puedes casar, pero incluso dentro de esos par¨¢metros, el comienzo de Engage tiene un tono muy ligero pese a la gravedad de la situaci¨®n que narra.

Jugablemente, Engage tambi¨¦n es un regreso a los or¨ªgenes frente a Three Houses, que experiment¨® con aspectos tanto de batalla como de lo que rodea a la misma, hilando el metajuego alrededor de una academia y tomando prestados elementos de date-sim (o de Persona si se quiere buscar una referencia m¨¢s de andar por casa). Engage en cambio abraza el clasicismo, empezando por restaurar el tri¨¢ngulo de armas establecido en Seisen no Keifu, que da ventaja a la espada frente al hacha, el hacha frente a la lanza y la lanza frente a la espada. Precisamente en Three Houses se destacaba el haber abandonado esa filosof¨ªa, pero se recupera ahora, al igual que la figura de los personajes como protagonistas ¨²nicos del combate, descartando el concepto de los batallones.

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Vuelta a la esencia

Esto vuelve a acotar el planteamiento t¨¢ctico, aunque Intelligent System ha habilitado numerosas opciones de personalizaci¨®n de dificultad y algunos juguetes para evitar frustraciones. Aparte de niveles de dificultad como tales, se nos permite jugar con la opci¨®n de perder definitivamente a unidades no esenciales para la historia si mueren. Y contamos adem¨¢s con un amuleto especial con diez cargas por batalla que nos permite retroceder en el tiempo tantos turnos como queramos, una forma de replantear movimientos sin necesidad de reiniciar partida.

Es todav¨ªa pronto para formarse una opini¨®n s¨®lida del juego. La parte de combate en s¨ª es puro Fire Emblem, con cierta flexibilidad gracias a los sistemas de ayuda, pero con elementos y situaciones familiares para los amantes de la saga (incluyendo la debilidad de un n¨²mero notable de unidades ante ataques m¨²ltiples y lo poco efectivos que son algunas armas y clases frente a otros). A nivel de producci¨®n est¨¢ a buen nivel, aunque sin alardes. Y la historia est¨¢ por ver c¨®mo se desarrolla, aunque ya hemos comentado en el texto cierta disonancia entre el tono de los di¨¢logos y los acontecimientos. El pr¨®ximo 20 de enero sabremos m¨¢s.