Reinventando un cl¨¢sico.
?ltimamente es frecuente ver producciones que se inspiran en cl¨¢sicos del mundo de los videojuegos. La calidad de estos t¨ªtulos suele ser bastante dispar, aunque tomando como denominador com¨²n la puesta al d¨ªa de la mec¨¢nica del original. El t¨ªtulo que nos ocupa resulta ser la modernizaci¨®n del beat'em up de Capcom que arras¨® en los salones recreativos a principios de los 90.
Final Fight Streetwise ofrece algo distinto al concepto del original ya que nos permite movernos libremente por las zonas donde discurrir¨¢ la acci¨®n. La ciudad nos ofrecer¨¢ distintos desaf¨ªos que deberemos ir resolviendo mientras avanzamos por la trama principal. Tomaremos el papel de Kyle, hermano de Cody, el que fuera protagonista en el Final Fight original. El estilo es muy similar a juegos relativamente cercanos como The Warriors o, en cierta manera Urban Reign.
Los asuntos turbios de Cody llevar¨¢n a Kyle a verse envuelto en una trama llena de corrupci¨®n, extorsi¨®n y sobre todo muchas peleas. Durante el desarrollo del juego deberemos ir movi¨¦ndonos entre las distintas zonas de la ciudad. En ellas encontraremos numerosos personajes que nos pedir¨¢n ayuda en sus asuntos cotidianos. Podremos elegir inmiscuirnos o no, pero el hacerlo nos reportar¨¢ interesantes beneficios monetarios.?
Gr¨¢ficos
La calidad visual no es el apartado m¨¢s destacable del juego, quedando a un nivel bastante bajo respecto a las ¨²ltimas producciones de PS2. Los modelos de los personajes son simples y con un escaso n¨²mero de pol¨ªgonos, detalle que notaremos especialmente en las manos. A pesar de ello, su animaci¨®n resulta fluida y los golpes surgen bastante naturales de las manos y pies de los personajes. Se echa en falta una mayor variedad en los modelos de los enemigos, ya que en ocasiones lucharemos simult¨¢neamente con varios adversarios totalmente iguales.
Los entornos est¨¢n bien reproducidos, aunque escasos de definici¨®n. Las texturas se ven borrosas en la mayor¨ªa de los casos, algo que pasa factura al conjunto visual, empeorando el resultado. Tampoco ayuda el hecho de que la paleta de colores sea tan limitada, ya que da la sensaci¨®n de estar movi¨¦ndonos constantemente por los mismos escenarios. Afortunadamente, la inclusi¨®n de zonas interiores a las que acceder aporta un toque de aire fresco respecto de los sobrecargados exteriores, aunque esto no valga para darle valor a un apartado gr¨¢fico muy por debajo de las posibilidades t¨¦cnicas de la m¨¢quina.
La c¨¢mara se convertir¨¢ en un enemigo, ya que tiende a dejar fuera de plano gran cantidad de espacio.? El hecho de ser manual no ayuda demasiado a su colocaci¨®n y deberemos estar muy pendientes por si nos vemos rodeados. Por ¨²ltimo, el rendimiento tampoco es destacable, sufriendo visibles ca¨ªdas de framerate cuando haya un n¨²mero considerable de modelos en pantalla.
El repertorio musical resulta interesante aunque escaso. Melod¨ªas totalmente instrumentales que se mueven entre el rock y la m¨²sica negra. Ser¨¢ posible cambiarlas en cualquier momento mediante la pulsaci¨®n de la cruceta digital, algo que nos evitar¨¢ tener que seguir un orden determinado en su reproducci¨®n. En cualquier caso, acompa?an bien a la acci¨®n y la longitud de las pistas permite evitar la monoton¨ªa. Los temas son de grupos conocidos como Slipknot o Dub Pistols, por citar algunos
Los efectos sonoros no destacan especialmente por su variedad. Los pu?etazos, patadas y dem¨¢s ataques est¨¢n bien representados, sonando contundentes en todo momento. Las voces tambi¨¦n cumplen su funci¨®n pese a estar en ingl¨¦s. Los protagonistas hablar¨¢n en todo momento, ya sea mientras pelean o cuando recogen alg¨²n objeto como dinero o comida. Los comentarios entre ellos son de lo mejor en este apartado, ya que nos podr¨¢n dar indicaciones sobre si tenemos alg¨²n adversario detr¨¢s o si debemos movernos para evitar alg¨²n ataque.
Jugabilidad
Como reutilizaci¨®n de la f¨®rmula original de Final Fight, Streetwise nos plantea un desarrollo centrado en el combate. Deberemos pelear constantemente, ya estemos movi¨¦ndonos por la ciudad o intentando resolver una misi¨®n. El modo principal nos permite abordar esta mec¨¢nica desde una perspectiva menos directa, similar al m¨¦todo de misiones de juegos como Gran Theft Auto.?Recibiremos encargos y deberemos llevarlos a cabo mientras avanzamos hacia nuestro objetivo prioritario.
La extensi¨®n de estas tareas secundarias no ser¨¢ digna de menci¨®n, resultando ser meros entretenimientos que tardaremos pocos minutos en completar. A¨²n as¨ª, sera necesario realizarlas para a?adir unos cuantos d¨®lares m¨¢s a nuestro bolsillo. Tambi¨¦n podremos conseguir m¨¢s dinero mediante?una gran variedad de?minijuegos, algunos tan absurdos como limpiar un bar lleno de cucarachas.
La trama principal ir¨¢ desarroll¨¢ndose mediante escenas pregeneradas con el motor del juego. En ellas se nos narrar¨¢n los acontecimientos que dar¨¢n paso a los momentos en los que tendremos el control sobre el personaje. La trama roza casi lo absurdo y es una reutilizaci¨®n de ideas vistas en el ya comentado Urban Reign. Nada realmente s¨®lido para argumentar las innumerables peleas que deberemos disputar. El hecho que de desconoceremos en todo momento el lugar al que debemos dirigirnos para completar la tarea actual, ayuda a pensar que la historia no tiene ninguna importancia en el juego.
La extensi¨®n del mapa es escasa, aunque las zonas est¨¢n perfectamente diferenciadas. Esto dar¨¢ pie a visitar ¨¢reas variadas y con numerosos locales en los que entrar para interactuar con sus habitantes. Por norma general las opciones de conversaci¨®n no brillan por su abundancia, ni nos resultar¨¢n demasiado provechosas. Para dificultar a¨²n mas nuestra busqueda, los locales parecer¨¢n casi id¨¦nticos unos de otros, utilizando un aspecto bastante gen¨¦rico en su fachada.
Nuestro personaje podr¨¢ atacar con ataques normales, fuertes o utilizando la adrenalina que se nos ir¨¢ dando al recibir impactos. En la mayor¨ªa de los casos nos dedicaremos a machacar el bot¨®n de ataque normal mientras vemos como los oponentes caen como moscas delante de Kyle. Los enfrentamientos son repetitivos hasta la saciedad,? y solo los jefes de mayor entidad nos ofrecer¨¢n un buen desaf¨ªo. En cualquier caso, es remarcable que en un t¨ªtulo tan orientado hacia la acci¨®n, el combate sea de una calidad tan baja.
Adem¨¢s del modo principal, contaremos con la posibilidad de desbloquear algunos extras, accesibles desde la zona de bonus, o incluso entrar en la modalidad arcade. Esta opci¨®n nos permite elegir uno de los cuatro h¨¦roes disponibles y afrontar el juego desde un punto de vista similar al del cl¨¢sico. Lo ¨²nico que deberemos hacer ser¨¢ avanzar y repartir golpes a diestro y siniestro.?Tan simple que incluso desaparecen opciones?que si est¨¢n disponibles en el modo historia.?
Lamentablemente, ni siquiera esta opci¨®n salva al t¨ªtulo de resultar aburrido al poco tiempo. Los enemigos poseen una IA que roza el absurdo, aunque al aparecer en grandes cantidades nos pueden dar m¨¢s de un problema. Incluso los veremos chocar contra las paredes y quedarse andando sin moverse. Los personajes con los que interactuaremos sufren un comportamiento similar, que no pasa desapercibido f¨¢cilmente.
Conclusiones
Hay t¨ªtulos que gozan de la etiqueta de cl¨¢sico y que no deber¨ªan tratar de ser puestos al d¨ªa a no ser que el producto realmente merezca la pena. Capcom ha intentado hacerlo con Final Fight, pero el producto resultante no posee m¨¢s que una ¨ªnfima parte de la calidad del original. La puesta al d¨ªa t¨¦cnica tampoco ha resultado satisfactoria, con un apartado visual poco destacable dentro del cat¨¢logo actual de PS2.
El t¨ªtulo dif¨ªcilmente ofrecer¨¢ un buen rato a todo aquel que busque acci¨®n simple y directa,?¨²nicamente salv¨¢ndose de la quema -literalmente- con?la posibilidad de disfrutar junto a un amigo. Poco m¨¢s para destacar en un t¨ªtulo que viene a confirmar la idea de que las cosas que no est¨¢n rotas no necesitan ser arregladas. Hay mejores formas para invertir -o no desperdiciar-?nuestro dinero.
-?El modo arcade trae algo del sabor del original