Antes de que Capcom se olvidase de su glorioso pasado y escogiera diversificarse con experiencias como el Free to Play de Los Pitufos destinado a terminales m¨®viles; o eligiese plagar sus juegos de contenido DLC descargable. Antes de todo eso, Capcom era una de las m¨¢s destacadas y competentes desarrolladoras de la industria del videojuego. Todo lo que sal¨ªa de sus oficinas, hasta el m¨¢s nimio de los encargos, derrochaba calidad y buen hacer por los cuatro costados. Entre aquella legi¨®n de t¨ªtulos desarrollados por la gloriosa Capcom de los 80/90 se encuentra el juego que nos ocupa: DuckTales , t¨ªtulo cuya remasterizaci¨®n al fin obra en nuestro poder. Lanzado originalmente en 1989 para NES, la inmortal 8 bits de Nintendo , DuckTales (basado en la inolvidable serie de animaci¨®n hom¨®nima) hizo las delicias de todo aquel que lo prob¨®, convirti¨¦ndose en uno de los referentes de un g¨¦nero, las plataformas, por entonces inmerso en pleno epicentro de una gloriosa e irrepetible edad dorada. El anuncio del t¨ªtulo que nos ocupa, llevado a cabo durante el evento PAX East celebrado unos meses atr¨¢s, sorprendi¨® a propios y extra?os por muchos motivos. No solo porque un a priori no tan destacado t¨ªtulo dentro del curr¨ªculum cl¨¢sico de la compa?¨ªa nipona disfrute de un relanzamiento antes que juegos m¨¢s afamados como, pongamos, un Ghouls¡¯n Ghosts o un Three Wonders , sino porque adem¨¢s dicho relanzamiento no se limita a coger la ROM original, ponerle un filtro para que los p¨ªxeles no canten tanto en las televisiones HD actuales, y maquillar el conjunto con unos cuantos men¨²s en alta definici¨®n. As¨ª, en lugar de lo sucedido en t¨ªtulos como Dungeons & Dragons: Chronicles of Mystara o Marvel Vs. Capcom 2 , el apartado audiovisual de DuckTales ha sido rehecho desde cero, siendo completamente adaptado a los nuevos tiempos tal y como sucediera unos a?os atr¨¢s con el imprescindible Super Street Fighter II Turbo HD.
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Uno se pregunta, visto el relativo fracaso de lanzamientos como DarkStalkers Resurrection (otro ejemplo de corta/pega ROMs, ponle un filtro al resultado y a correr), si Capcom no deber¨ªa replantearse por completo su pol¨ªtica de relanzamientos de cl¨¢sicos del pasado y dirigirla m¨¢s hacia el terreno SSFIITHD/DuckTales que al que ha sido hasta ahora nota predominante. Y es que as¨ª estos juegos entrar¨ªan m¨¢s por los ojos de las nuevas generaciones de jugones, invit¨¢ndoles por tanto a darle al bot¨®n de descarga, mientras aquellos nost¨¢lgicos que (no nos enga?emos) ya tiramos de emulador (o del material original para quien tenga esa suerte) a la hora de disfrutar de estos t¨ªtulos, contar¨ªamos con un aliciente ineludible para albergarlos en el disco duro de nuestras consolas. Pero en fin, dejemos el sue?o de disfrutar de, por ejemplo, un Capcom Vs. SNK 2 completamente remasterizado en lo que todav¨ªa es, un sue?o, y centr¨¦monos en lo que nos ocupa. DuckTales ha vuelto a las consolas, y lo hace de la mejor manera posible.Mi nombre es Pato, Gil Pato Disney, compa?¨ªa que en la actualidad parece encontrarse inmersa en una de sus mejores (y m¨¢s voraces) ¨¦pocas, lo pas¨® especialmente mal durante la d¨¦cada de los 80. Curiosamente lo m¨¢s destacado de entonces eran sus c¨®mics (a¨²n sin Marvel de por medio, claro est¨¢), con todo un universo de ficci¨®n construido a lo largo de varias d¨¦cadas que daba pie a historias de lo m¨¢s entretenidas, dotadas de un trasfondo de calidad a nivel argumental y narrativo imposible de encontrar hoy d¨ªa en las publicaciones dirigidas a menores de edad. Aunque la mayor¨ªa de personajes protagonistas de aquellas historias eran sus caracteres cl¨¢sicos tomados de los cortometrajes y largometrajes provenientes de su edad dorada, no fueron pocos los personajes creados espec¨ªficamente para aparecer en dicho universo de papel, entre los que ya desde un principio destac¨® Scrooge McDuck (conocido por muchos otros nombres en los pa¨ªses a los que sus aventuras iban llegando, siendo el m¨¢s familiar para los espa?oles el de Gil Pato o T¨ªo Gilito), el taca?o y enormemente acaudalado t¨ªo del popular Donald Duck .
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La popularidad de Gilito creci¨® hasta el punto de acabar haciendo sombra a su ic¨®nico sobrino, e incluso se permiti¨® el lujo de protagonizar una estupenda serie de animaci¨®n que, de 1987 a 1990 y con el nombre de Pato Aventuras (DuckTales en el original), hizo las delicias de grandes y peque?os a lo largo de 4 temporadas que sumaron un total de 100 cap¨ªtulos y un largometraje de animaci¨®n. El DuckTales de NES fue obviamente un juego nacido a ra¨ªz del ¨¦xito de la serie, y en ¨¦l trabajaron desarrolladores del calibre de Tokuro Fujiwara (responsable de la saga Ghosts ¡¯n Goblins) o Keiji Inafune (el durante muchos a?os encargado de la serie Mega Man). El resultado, como apuntamos m¨¢s arriba, fue el de un extraordinario plataformas que cont¨® con una notable conversi¨®n a Game Boy y una posterior secuela. Ahora, cuando ya casi ha pasado un cuarto de siglo desde que aquel gran DuckTales alegrara las tardes de los poseedores de NES, Capcom nos regala una aut¨¦ntica golosina descargable en forma de un remake en el que se ha trabajado a fondo con vistas a adaptar el juego a los tiempos actuales sin perder un ¨¢pice de la jugabilidad que atesoraba el original. Por una vez y sin que (al menos por ahora) sirva de precedente, la compa?¨ªa nipona se ha tomado las cosas en serio y lo ha dejado todo en las sabias manos de WayForward Technologies , uno de los pocos estudios de la actualidad que se mueven por el ¨¢mbito mainstream apostando por el p¨ªxel y el sprite bidimensional en alta definici¨®n, y que ya ha dado fe de su buen hacer con t¨ªtulos como Shantae, Thor DS, Contra 4 o Mighty Switch Force! . Es m¨¢s, rizando el rizo y llevando el juego a un nivel de paralelismo con la serie de animaci¨®n imposible de conseguir hace 24 a?os, al proyecto se han acabado sumando Alan Young y el resto de los dobladores originales del show televisivo , as¨ª como Mike Peraza (uno de los artistas que dieron vida a los dibujos animados protagonizados por el T¨ªo Gilito, y que en este juego asume las tareas de dise?ador) y Rick Evans (artista de Disney Television especializado en la elaboraci¨®n de fondos y decorados). Todo este trabajo y buen hacer promet¨ªa dar unos resultados excepcionales. ?Ha sido as¨ª finalmente? Veamos¡
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El dinero es lo primero Scrooge McDuck es el pato m¨¢s acaudalado de todo Patoburgo, y dado que en dicha ciudad no reside un Crist¨®bal Montoro que lo fr¨ªa a impuestos, ni un B¨¢rcenas que arramble con todo para llev¨¢rselo a Suiza, la existencia del avaro palm¨ªpedo es un remanso de tranquilidad que transcurre entre ba?os en piscinas repletas hasta arriba de monedas de oro y duchas de piedras preciosas. Pero todo cambia cuando su sobrino Donald debe prestar servicio en la Marina , y se ve obligado a dejar a cargo de Gilito a Jorgito, Juanito y Jaimito , los inquietos e hiperactivos sobrinos-nietos del taca?o ricach¨®n. Al principio el viejo pato apenas puede soportarlos, pero con el paso de los d¨ªas se acabar¨¢n despertando en ¨¦l sensaciones que hasta entonces no hab¨ªa experimentado. Aquellos peque?os diablillos le empujar¨¢n a vivir un sin fin de aventuras en los lugares m¨¢s rec¨®nditos del globo terr¨¢queo, lo cual har¨¢ que el T¨ªo Gilito experimente una segunda juventud. Pero ojo, que Gil Pato sigue siendo Gil Pato, por lo que dichas aventuras junto a sus sobrinos-nietos suelen tener como objetivo la obtenci¨®n de tesoros perdidos y objetos arqueol¨®gicos de incalculable valor , los cuales no deja en un museo como har¨ªa Indiana Jones, sino que se los lleva a casita para seguir engordando tanto su patrimonio como una cuenta corriente cada vez m¨¢s enorme. As¨ª, acaba llegando un momento en que el T¨ªo Gilito, como si de un pol¨ªtico espa?ol se tratara, amasa tanta pasta que le es imposible de guardar en un ¨²nico sitio, por lo que se ve obligado a repartirla por varios emplazamientos, entre los que se encuentra un almac¨¦n construido a las afueras de Patoburgo. Dicho almac¨¦n acaba siendo asaltado por los Golfos Apandadores , ladrones ruines y despreciables que ponen patas arriba el sistema de seguridad del edificio. Gil Pato acude raudo y veloz a su almac¨¦n para parar los pies a tan indeseables cacos, los cuales curiosamente parec¨ªan especialmente interesados en un viejo cuadro de poco valor ¡ si no fuera porque oculta un valioso mapa que parece conducir hacia tesoros ubicados en lugares tan remotos como Transilvania o la jungla del Amazonas . Como suele decirse, la aventura est¨¢ servida.
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La intachable evoluci¨®n de un cl¨¢sico Tras comprar un juego que nos costar¨¢ la nada desde?able cifra de 15 euros (vaya por delante que os podemos asegurar que vale todos y cada uno de los c¨¦ntimos que cuesta), y despu¨¦s de instalarlo en el disco duro ya sea de PC, PS3 o WiiU (a Xbox 360 a¨²n tardar¨¢ un mes en llegar) , ser¨¢ al fin el momento de disfrutar de un t¨ªtulo de los que ya no se hacen, actualizado a los nuevos tiempos de una forma que por desgracia tampoco suele ser habitual. WayForward sabe lo que tiene entre manos, eso es algo que comprobaremos nada m¨¢s aparecer en pantalla el logo de Capcom; y es que tanto el brillo reluciente que lo recorrer¨¢ como el sonido que surgir¨¢ de los altavoces de nuestro televisor har¨¢n que el jugador veterano no pueda evitar derramar una lagrimita nost¨¢lgica, que desde luego no ser¨¢ ni mucho menos la ¨²ltima. Despu¨¦s llegar¨¢ el logo del juego y el acceso al men¨² principal, todo ello adornado por un plano general de la ciudad de Patoburgo al que acompa?ar¨¢ una melod¨ªa que tambi¨¦n dejar¨¢ constancia de que Jake Kaufman , compositor de la banda sonora de este renovado DuckTales, ha sabido dirigir su trabajo por el camino correcto. Antes de referirnos a la jugabilidad del t¨ªtulo y a c¨®mo WayForward ha adaptado ¨¦sta a los tiempos actuales de dificultad inexistente, desaf¨ªo nulo y protagonistas inmortales que vivimos, es conveniente centrarnos en el apartado audiovisual del t¨ªtulo. Este nuevo DuckTales no escapa del todo a la fiebre poligonal que impregna la industria desde la ya m¨¢s que lejana era de los 32 bits, aunque afortunadamente los elementos m¨¢s importantes a nivel visual, como son los personajes principales, secundarios y enemigos que salpican los niveles del juego, s¨ª que han recibido una puesta a punto artesanal a base de sprites . Y menudos sprites, se?ores. No solo han sido elaborados en alta definici¨®n, sino que adem¨¢s gozan de un sinf¨ªn de frames de animaci¨®n que brindan a sus movimientos una suavidad equiparable a la que hac¨ªan gala los juegos de David Perry en la generaci¨®n de los 16 bits (Cool Spot, Aladdin de Mega Drive, Earthworm Jim¡) , o a lo que m¨¢s recientemente hemos podido ver en The King of Fighters XIII, por poner un ejemplo. As¨ª, los pol¨ªgonos quedan reservados para los decorados de fondo y los elementos en primer plano del escenario. Habr¨ªa sido preferible que todo estuviera en 2D, con planos de scroll parallax para dar profundidad a los escenarios, pero al menos los sprites se encuentran perfectamente implementados en los por otra parte coloridos y animados elementos tridimensionales.
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Y ahora vamos al fin a centrarnos en un tema peliagudo: la dificultad. Encarar un juego como DuckTales no es f¨¢cil para el usuario de hoy d¨ªa , acostumbrado a los juegos pasilleros y facilones en los que pr¨¢cticamente con empujar el stick anal¨®gico hacia delante y pulsar repetidamente el bot¨®n de disparo ya es suficiente para superar el ¡°desaf¨ªo¡± desde el principio hasta el final. As¨ª, WayForward ha dispuesto una serie de atajos destinados a facilitar la experiencia jugable, entre los que se cuentan una ligera simplificaci¨®n (ligera, pero que a la hora de la verdad se hace notar bastante) a la hora de ejecutar el movimiento m¨¢s caracter¨ªstico de Gilito como es el salto con bast¨®n, un mapa accesible pulsando el bot¨®n Start que nos marcar¨¢ el camino recorrido y la ubicaci¨®n exacta de los elementos clave del escenario, y tres niveles de dificultad (m¨¢s un cuarto desbloqueable) donde se va desde las vidas infinitas y los corazones dobles del f¨¢cil hasta el desaf¨ªo masoquista del nivel extrarequetedificil. Afortunadamente, todos estos elementos son opcionales, por lo que si queremos una experiencia exacta a como anta?o se viv¨ªa en NES, podemos tenerla sin problemas. Por el contrario, si queremos las ayudas antes mencionadas, tambi¨¦n estar¨¢n a nuestra disposici¨®n. Pero no nos enga?emos, DuckTales no es un juego especialmente dif¨ªcil (ning¨²n t¨ªtulo Disney de la ¨¦poca lo era por razones obvias), aunque dos largas generaciones de vidas infinitas, cr¨¦ditos ilimitados, regeneraciones espont¨¢neas de salud y ¡°cojamos al jugador de la manita para que no se estrese demasiado¡± hayan hecho que hoy d¨ªa pueda parecerlo para quienes lleven algo menos de una d¨¦cada d¨¢ndole a esto del videojuego. As¨ª, os recomendamos no caer en la tentaci¨®n de activar todas las ayudas , pues de esa manera el juego se os acabar¨¢ en un suspiro y os perder¨¦is lo mejor que ofrece: una jugabilidad desafiante en la que los reflejos, la perseverancia en avanzar poco a poco e ir superando obst¨¢culos, la memorizaci¨®n de las trampas de los escenarios y los patrones de ataque de los enemigos brindan la clave para obtener una experiencia de lo m¨¢s gratificante.
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El nivel normal de dificultad es ideal para ello : Tres vidas, tres corazones por vida (se pueden obtener m¨¢s peinando los rincones m¨¢s rec¨®nditos de cada mapeado) y esa tensi¨®n que genera el saber que si se acaban las vidas no habr¨¢ m¨¢s remedio que regresar al principio del nivel, aunque ya nos encontr¨¢ramos luchando contra el jefe de final de fase. Recordad: no deis vuestro brazo a torcer . Perseverar, avanzar con cuidado y permanecer siempre alerta ante el constante acoso por parte de los enemigos son la clave del ¨¦xito. Haced esto, no prest¨¦is demasiada atenci¨®n al mapa de juego, y os aseguramos que superar cada nivel os ofrecer¨¢ una sensaci¨®n de victoria que no se puede igualar ni superando de cabo a rabo un pu?ado de los facilones t¨ªtulos de hoy en d¨ªa. El juego consta de un nivel introductorio en el almac¨¦n del dinero de Gilito, cinco fases principales que podremos superar en el orden que queramos y una sorpresa antes de llegar al desaf¨ªo final en la que no haremos m¨¢s hincapi¨¦ dado que es una de las novedades de este remake y no es nuestra intenci¨®n estropear la sorpresa. Y es que, aunque este DuckTales HD muestra en todo momento un total respeto por el cl¨¢sico de NES, posee extras y a?adidos in¨¦ditos en el juego original, como son una galer¨ªa de arte en la que podremos usar el dinero recolectado en cada nivel para desbloquear ilustraciones, bocetos y algunas exquisiteces de lo m¨¢s sabrosas relacionadas con la serie de televisi¨®n. Tambi¨¦n se ha incluido la piscina de monedas , para darnos un relajante chapuz¨®n entre fase y fase (dicha piscina se ir¨¢ llenando conforme vayamos recolectando los tesoros desperdigados a lo largo del juego), alguna que otra secci¨®n ampliada en seg¨²n qu¨¦ niveles, reajustes en cada mapeado (tranquilos, que se conserva ese estilo Metroidvania simplificado que tan bien sentaba al original) para hacer la experiencia m¨¢s fluida, patrones de ataque extra para los enemigos principales, y la ya mencionada sorpresa que sirve de antesala al final del juego. La guinda a este paquete de a?adidos la ponen tanto el guion extendido como los di¨¢logos hablados que salpican toda la aventura, y es que hab¨ªa que aprovechar el privilegio de contar con los dobladores de la serie de animaci¨®n original.
Eso s¨ª, a pesar de que ¨²ltimamente Capcom parece m¨¢s abierta a localizar completamente sus t¨ªtulos a un idioma diferente del ingl¨¦s, esto no ha sido as¨ª con Pato Aventuras. El juego se encuentra traducido al castellano, pero las voces siguen siendo las anglosajonas. Bien es verdad que en Espa?a no se podr¨ªa haber llevado a cabo la maniobra de contar con las voces originales de la serie de televisi¨®n, o al menos no en casos como el del T¨ªo Gilito, que en su d¨ªa tuvo el privilegio de hablar con el timbre del gran e inolvidable Carlos Revilla , actor de doblaje ya fallecido. Pero bien podr¨ªa haber sido sustituido, por ejemplo, por Carlos Ysbert , quien ya en su momento recogi¨® el testigo de doblar a Homer Simpson cuando el maestro Revilla nos dej¨®. Pero en fin, otra vez ser¨¢. Lo que s¨ª que no nos parece nada bien es que algunos di¨¢logos no cuenten con traducci¨®n escrita (generalmente comentarios que hace Gilito mientras recorre cada nivel del juego), por lo que aquellos no demasiado versados en ingl¨¦s hablado se perder¨¢n una parte de estas frases escritas con inteligencia y buen hacer que har¨¢n que se os escape m¨¢s de una carcajada, igualito que en la serie de televisi¨®n original. Antes de rematar el presente an¨¢lisis con las conclusiones finales, es m¨¢s que conveniente dedicar el ¨²ltimo p¨¢rrafo a la banda sonora del t¨ªtulo. Ya mencionamos m¨¢s atr¨¢s que Jake Kaufman, compositor habitual de las bandas sonoras de los juegos de WayForward , ha mostrado un total y completo respeto hacia las melod¨ªas originales obra de Hiroshige Tonomura (compositor que trabaj¨® para Capcom en los 80 y ya en los 90 entr¨® en Taito para encargarse de bandas sonoras tan destacadas como las de Puzzle Bobble y RayStorm). La melod¨ªa de introducci¨®n, que abre con la composici¨®n original de NES en glorioso chiptune para evolucionar hasta un aut¨¦ntico deleite instrumental, sirve de avanzadilla para lo que nos iremos encontrado a lo largo del resto del juego: la m¨²sica original de Tonomura sirviendo de armaz¨®n a unas extraordinarias composiciones en las que Kaufman firma el que sin duda es uno de sus mejores trabajos. Ojo al solo de piano que se marca en los cr¨¦ditos finales, para quitarse el sombrero.