Double Dragon II: Wander of the Dragons

La nostalgia, los recuerdos y la amplificaci¨®n de experiencias del pasado simplemente porque nos dieron buenos momentos anta?o han marcado ¨²ltimamente much¨ªsimos remakes, revisiones o reinterpretaciones. Si ya estamos a la espera de un rehecho DuckTales, Flashback o Mickey Mouse: Castle of Illusion, el g¨¦nero del beat'em up tambi¨¦n ha visto en la generaci¨®n HD c¨®mo se tra¨ªan de nuevo a la escena marcas de antes, como Splatterhouse y Double Dragon. Esta generaci¨®n se ha caracterizado por la recuperaci¨®n de lo retro, ya sea en reedici¨®n original o mediante revisiones y puestas al d¨ªa, incluso reboots de antiguas marcas de prestigio. Ahora, tras un anuncio que ya dej¨® fr¨ªo al personal con la confirmaci¨®n del cambio de estudio, llega a Xbox Live Arcade la remodelaci¨®n de Double Dragon II, un remake completo que ha acabado por dar un videojuego mucho peor que el original, con m¨¢s de 25 a?os a sus espaldas y buen envejecer. Una producci¨®n que no parece de 2013, y ni siquiera de 1988...

El trabajo a medio hacer de Gravity Corp. y el poco esfuerzo en aspectos hoy primordiales como el sistema de golpes preciso y manejable, o un acabado gr¨¢fico medianamente result¨®n dan lugar a esta nefasta adaptaci¨®n, un desarrollo sin atenci¨®n a nada que vaya m¨¢s all¨¢ de la reformulaci¨®n de escenarios y personajes principales, una tortura repleta de bugs, IA desastrosa, desequilibrios, errores t¨¦cnicos, repetici¨®n, machacado de botones, incoherencias... Y eso que Wayforward no lo hizo del todo mal con el remake Neon del primer Double Dragon. Una verdadera l¨¢stima. Cyberfront Corporation edita esta llamada clara a la nostalgia que se queda m¨¢s bien en un grito ahogado, solo juega con el valor de la memoria y para nada procura hacer las cosas bien y traer el ¨¦xito de Double Dragon de nuevo. El remake del primero no sali¨® del todo mal, tampoco destac¨®, pero ¨¦ste es directamente un espect¨¢culo dantesco de dise?o, timing, duraci¨®n y diversi¨®n. Es una de las peores obras que han pasado ¨²ltimamente por el servicio Arcade de Xbox 360.

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Descuidado y deshonrado

El principal problema de Wander of the Dragons viene en c¨®mo se ha enfocado su revisi¨®n, el visible poco empe?o en hacer algo interesante que vaya m¨¢s all¨¢ de un refrito de escenarios planos, personajes gen¨¦ricos y mal animados, mec¨¢nica machacona y repetitiva y, lo m¨¢s importante y desgraciado, una constante sensaci¨®n de frustraci¨®n y poca diversi¨®n ni diversidad que no hace honor al que fue uno de los l¨ªderes de las recreativas en su momento. No bastaba con recuperar algunas melod¨ªas y efectos sonoros, rehacer en suave 3D los escenarios o volver a dar protagonismo a la patada giratoria y la bola de fuego. De hecho, de haber dejado el sonido y el manejo de anta?o estar¨ªamos hablando hoy, en 2013, de un producto superior, m¨¢s divertido, ameno y coherente que lo que han parido los surcoreanos. Hay tantos errores de dise?o jugable, empezando por el sistema de bloqueo y siguiendo por que solo haya dos botones para los ataques, que la experiencia es verdaderamente desagradable, con desequilibrios por fallos de precisi¨®n, comandos no recibidos o tropiezos como las zonas laterales de la pantalla, que dejan a los enemigos da?arnos pero donde no podemos entrar con nuestro personaje debido a una especie de muros invisibles. ?Qu¨¦ es esto?

Billy y Jimmy vengar¨¢n el secuestro de Marian, aqu¨ª m¨¢s suave que en el original ya que ¨¦sta, la novia del primero, ca¨ªa abatida a tiros en el aeropuerto y a manos de Black Warriors en vez de ser solo raptada. Este reenfoque del incidente que pone en pie todo el juego y la ira de los hermanos Lee no se traduce en mayor agresividad en sus ataques, gameplay m¨¢s r¨¢pido o enemigos m¨¢s inteligentes o numerosos. Qu¨¦ m¨¢s quisi¨¦ramos. La dificultad del juego se basa precisamente en un control detestable, donde los rivales se agrupan en c¨ªrculo como buenos matones pero que no dejan al jugador posibilidad de defensa o contraataques. Ya nos hubiera gustado que hubiera una buena jugabilidad con momentos de satisfacci¨®n como un bloqueo a tiempo o combos de respuesta, algo parecido al original de hace dos d¨¦cadas y media nada menos. Nada de eso. El dise?o lateral con cierto nivel de profundidad de los escenarios hace que un comando de bloqueo tan tosco y lento como el que pone Wander of the Dragons a nuestra disposici¨®n en seguida nos deje vendidos por cualquiera de los dem¨¢s 7 ¨¢ngulos que no estamos protegiendo.

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Y no hay movimiento r¨¢pido para el giro o simplemente darse la vuelta. En cuanto nos peguen dos enemigos, uno nos dar¨¢ fijo. Un completo desastre en un g¨¦nero que habitualmente deja al jugador con reflejos y destreza no sufrir, lo premia. Aqu¨ª caeremos, nos levantaremos, volveremos a caer y nos volveremos a levantar, comprobando por m¨¢s y m¨¢s horas que le echemos que no hay otra din¨¢mica posible, que todo consiste en golpear y ser golpeado, y esto con 2 botones, X y B. Tambi¨¦n existe la opci¨®n de reforzar las patadas de B o los pu?etazos de X con el gatillo derecho RT, pero la animaci¨®n es la misma y se gasta m¨¢s barra de stamina (energ¨ªa), otro completo desacierto en un juego de tortazos que aqu¨ª ir¨¢ siempre al m¨¢ximo o siempre al m¨ªnimo al no poder levantarnos. Este indicador amarillo se vac¨ªa en determinadas situaciones a una velocidad estrepitosa, dejando vendido r¨¢pido al jugador y con tiempos de recarga absurdamente pesados para la situaci¨®n l¨ªmite. Y todo esto no se ha introducido para dar forma a un juego exigente o dif¨ªcil, que encima no lo es y se puede acabar en unas pocas horas. Todo esto se ha introducido por meros errores de sinergia y dise?o, est¨¢ mal planteado de principio a fin. Es una de ¨¦sas producciones que a medida que se est¨¢n desarrollando se le van viendo los equ¨ªvocos, pero ya no hay tiempo -o ganas- de volver atr¨¢s y replantear.

Otro problema viene con los items, dispuestos sin balance y con partes de extrema escasez frente a otras de in¨²til abundancia. O en el uso de ataques especiales y armas arrojadizas, que con una animaci¨®n tan larga como necesitan nos supondr¨¢n m¨¢s da?o que el que logramos hacer, no compensan y llegan a no quererse usar prefiriendo tirar de lo m¨¢s efectivo, los pu?os y las patadas b¨¢sicas. Ni siquiera en cooperativo, con un compa?ero en pantalla, estos comandos sirven para algo, pues los adversarios no paran de moverse y no reparten sus ataques equitativamente, de manera que no se deja al jugador margen de actuaci¨®n. Podr¨ªamos entender esto como una b¨²squeda de dificultad o de IA destacable, pero r¨¢pidamente se ve que no es as¨ª, sino que simplemente el juego est¨¢ mal programado, con algunos bugs y glitches que ponen a un enemigo quieto contra una pared mientras de repente otro se mueve a una velocidad inusual. Intolerable.

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Se a?ade a todo esto la insulsa variedad de rivales y fondos en los escenarios. El dise?o 3D de partes como el aeropuerto del principio o el almac¨¦n de madera repite una y otra vez elementos, veremos los mismos helic¨®pteros y los mismos troncos, por ejemplo. Y esto se traspasa a lo jugable, con una planta de los niveles realmente plana y sin juegos en el dise?o. Hay algunos obst¨¢culos salpicando el suelo, como un charco de ¨¢cido o escalones, pero no suponen importancia alguna ni a?aden m¨¢s ritmo o variedad, son escasos. Algunos tramos son en pasillo o incluso con veh¨ªculos, siendo aqu¨ª donde el juego m¨¢s frustra debido a un control estrepitoso y tosco, como hac¨ªa tiempo que no se ve¨ªa en videojuegos. Los enemigos son gen¨¦ricos y siempre iguales, esbirros de Black Warrior que en el Double Dragon original ten¨ªan m¨¢s carisma y actitudes m¨¢s cre¨ªbles. Aqu¨ª el modelado poligonal es muy pobre as¨ª como sus animaciones y peso. No hay sensaci¨®n corp¨®rea.

Lo nuevo, y por tanto peor

Double Dragon II: Wander of the Dragons al menos no se ha limitado a calcar el desarrollo original con un ¨²nico modo para uno o dos jugadores, sino que ha buscado a?adir algo, m¨¢s all¨¢ de los l¨®gicos Logros implementados. Dos modalidades de juego adicionales escoltan la Historia, bastante corta en niveles y sin muchas ampliaciones. Se trata de Survival, con un escenario ¨²nico y donde no paran de llegar oleadas, y Versus, donde los dos jugadores pueden competir entre s¨ª para comprobar -simplemente- qui¨¦n aporrea m¨¢s r¨¢pido los botones y a qu¨¦ pad hace m¨¢s caso el juego reconociendo golpes. No son apasionantes ni duraderos, perfectamente prescindibles. No hay posibilidad de partidas online pese a que sus tres modos pueden jugarse con otro usuario, solo funciona con dos controladores en una misma consola, como anta?o, y en pleno 2013 que estamos no hubiera estado de m¨¢s un formato de partidas conectado con un amigo, pero bueno. Su mirada a la red internacional solo se ha traducido en unas bastante triviales leaderboards, con puntuaciones de todos los jugadores.

En lo t¨¦cnico ya lo venimos dejando caer, el dise?o poligonal no es en ninguno de sus apartados esforzados, tiene un aspecto gr¨¢fico muy, muy pobre y por debajo de lo que cabe pedirle a un remake medio de hoy. Solo seis o siete animaciones dan vida a los personajes principales, nunca encadenadas entre s¨ª y de puesta en escena bastante tosca. Jimmy y Billy apenas se diferencian en golpes, tacto, peso o movimientos. Tampoco Marian o Willy, el antagonista y l¨ªder de los Black Warriors. Los enemigos deambulan por los escenarios como meras unidades, marionetas que de repente se pueden volver bastante agresivas o por el contrario est¨²pidas qued¨¢ndose quietas y sin atacar. Plena aleatoriedad y desequilibrios, con partes donde llegaremos a tirar el mando al suelo por la desesperaci¨®n de ver que nuestro personaje no responde como debe a nuestras ¨®rdenes y el enemigo de repente se ha vuelto loco y est¨¢ descompensado.

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Los entornos repiten elementos y tienen pocos planos de profundidad pese a las posibilidades 3D. No son atractivos ni en forma, ni en arquitectura de niveles, solo la recuperaci¨®n de algunos dise?os de anta?o hechos poligonales ahora le dan un aire nost¨¢lgico que s¨ª que recuerda en bastantes ocasiones a los dibujos con sprites de finales de los 80. No hay juegos de luces, texturas destacables o est¨¦tica sugerente, todo parece poco inspirado y sin demasiada atenci¨®n en lograr una potente puesta en escena. La sensaci¨®n de poca variedad se genera r¨¢pido en cuanto hemos recorrido unas cuantas zonas, y esto unido a la poca adicci¨®n de su sistema de combate lo hacen pronto infumable. Se podr¨ªa haber apoyado en un dise?o de escenarios bueno al menos, pero no. Los giros de c¨¢mara espor¨¢dicos para presentar a nuevos enemigos, zonas o jefes parec¨ªa que iban a ser uno de los atractivos. Han quedado nefastos con un motor tan rudo.

Sobre sonido otra aberraci¨®n. Las melod¨ªas originales dan paso a un machac¨®n compendio de canciones y ritmos c¨ªclicos, que har¨ªan a muchos bajar el volumen del televisor a los 15 minutos de juego. Tambi¨¦n por debajo del original de hace 25 a?os quedan los FX, en ocasiones no ejecutados cuando deber¨ªan y hasta con notables retrasos. Adem¨¢s son muy escasos. No se pueden tolerar desincronizaciones de audio en una obra de hoy, es algo b¨¢sico y que va en consonancia con la experiencia audiovisual que tiene el jugador, como decimos, aqu¨ª desastrosa.

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