Ilustrando una jugabilidad extinta...

En Dinotopia conviven humanos y dinosaurios dentro de un marco tecnol¨®gicamente avanzado. Lo que en un principio fue un libro de ilustraciones, ha acabado convirti¨¦ndose en un videojuego que tambi¨¦n ilustra algo: una alarmante falta de ideas.

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Una elecci¨®n acertada

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Dinotopia comenz¨® siendo un libro de ilustraciones creado por James Gurney, quien se forj¨® una fama con sus representaciones para National Geographic de civilizaciones extintas y coloreando fondos para pel¨ªculas de animaci¨®n. Su ¨¦xito en Estados Unidos ha provocado la consiguente expansi¨®n a terrenos como el novel¨ªstico, el serial televisivo y, evidentemente, el de los videojuegos.

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Para dar forma a ¨¦sto ¨²ltimo se ha reciclado un motor 2D que ya hab¨ªa creado un a?o atr¨¢s RFX Interactive. Pese a esta circunstancia, lo cierto es que la elecci¨®n de TDK Mediactive a la hora de ceder los derechos ha sido la acertada: lo que vimos en Lady Sia --juego que estren¨® dicho "engine"-- era un estupendo cuadro de colores vibrantes que desbordaban la pantalla, con un dise?o a medio camino entre el c¨®mic y el graffitti. Es por tanto el estudio m¨¢s apropiado para trasladar ese universo a la port¨¢til de Nintendo.

De utop¨ªa, nada

La historia narra como un piloto de Skybar --o lo que es lo mismo, un Pterod¨¢ctilo con montura--, Clayton, es informado de un terrible suceso: ?Los Piratas han robado los huevos de una familia de Tiranosaurios!

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?Qu¨¦ van a conseguir ellos con esto? Pues muy sencillo: si los reyes del jur¨¢sico se dan cuenta de su desaparici¨®n, atacar¨¢n inmediatamente Dinotopia, el pueblo natal de Clayton, y dejar¨¢n al descubierto su criadero --pas¨¢ndose por el forro, dicho sea de paso, todo el orden jer¨¢rgico de su especie. De este modo los Piratas podr¨¢n colarse all¨ª y hacerse con un legendario tesoro del que ning¨²n humano tiene constancia evidente: la piedra del tiempo. Hyla, una amiga de la infancia, nos obsequia con un b¨¢culo que deberemos usar para hacer frente a esta amenaza.

?No les intriga que puede pasar con Clayton? ?No es emocionante esta carrera contrarreloj para salvar a su gente? ?No est¨¢n ansiosos por saber como termina todo esto? No teman, no son los ¨²nicos. A nosotros tampoco nos importa un pimiento.

  g  r  ¨¢  f  i  c  o  s

Si no fuera por los gr¨¢ficos, no hubieramos dudado en ning¨²n momento en catear a Dinotopia. La paleta de colores es excelete, vibrante, y con una cantidad de tonos espectacular. Lo cierto es que RFX vuelve a conseguir una calidad impecable en este sentido, completado con unos movimientos m¨¢s que decentes y unos escenarios espl¨¦ndidos.

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Los personajes han sido realizados a mano, y tiene m¨²ltiples detalles que evidencian lo cuidadosos que han sido sus responsables en este sentido. Como muestra... varios botones: el gab¨¢n de Clayton ondeando seg¨²n avanza; la posici¨®n de cobertura de algunos enemigos, tap¨¢ndose la cara con un escudo de madera; las manos an¨®nimas que se esconde en las ventanas y surgen para azotarnos... De todas formas sufre algunas peque?as ralentizaciones en momentos muy, muy puntuales; es algo comprensible teniendo en cuenta lo elaborado de los gr¨¢ficos, pero que sin duda podr¨ªa haberse solventado.

Pero si los personajes rayan a tanta altura, los decorados son aun m¨¢s espectaculares. Empezando por la variedad de los mismos y acabando por todo lo que les rodea. La primera fase es una ciudad erigida sobre una catarata... y desde lejos puede verse como riela el agua al chocar contra las rocas y a algunos Pterod¨¢ctilos sobrevol¨¢ndola. Hay monta?as, ciudades, desiertos... todo un sinf¨ªn de escenarios que tratan de reproducir decentemente las ilustraciones de James Gurney, que ha colaborado estrechamente con la compa?¨ªa gala, y por lo menos en este aspecto se deja notar la mano del autor.

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  s  o  n  i  d  o

La m¨²sica destaca por su estilo mestizo, con gran variedad de influencias. Desde festivos temas tribales a c¨¢lidas flautas que nos acompa?an a lo largo de cada fase. Y eso hay que tenerlo en cuenta, porque este apartado es buena hasta cierto punto. Puede que la reproducci¨®n sea notable, pero al cabo de unos veinte segundos la melod¨ªa se repite. Y se repite. Y se repite. Y como ver¨¢n en la jugabilidad, no es que una fase dure cinco minutos y pueda pasarse de largo. Hay momentos en los que acabar¨¢s hasta el gorro de un mismo tema que habr¨¢s escuchado de una tacada m¨¢s de treinta veces. Y sin exagerar.

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Los FX tampoco est¨¢n nada mal. Los Piratas se lamentan cuando reciben un golpe. Se pueden o¨ªr las distintas superficies como la madera o el hierro si usamos el b¨¢culo para atacar. No est¨¢ mal en t¨¦rminos generales, pero no puede pasarse por alto alguna digitalizaci¨®n demasiado ronca en ciertos enemigos.

  j  u  g  a  b  i  l  i  d  a  d

Dinotopia ha sido planteado como un t¨ªtulo de plataformas m¨¢s. Usa el esqueleto de Lady Sia y lo reviste con la carne del universo de los libros de James Gurney. Esa es la ¨²nica novedad destacada que v¨¢is a encontrar en su interior, porque todo lo dem¨¢s es algo que ya hemos visto varios millones de veces. ?Es malo que sea as¨ª? Desde luego no, pero la calidad y la mediocridad no est¨¢ separada por algo como su m¨¦todo, sino por c¨®mo se ha plasmado.

El juego se estructura en las plataformas de toda la vida y un ¨¦mulo de shoot 'em up que deber¨ªa hacer sonrojar de verg¨¹enza a m¨¢s de uno. Del primero hay mucho que contar y poco por hacer: el jugador tiene que buscar los huevos de Tiranosaurios que hay desperdigados por cada nivel. Pero eso hay que tenerlo siempre en mente, porque no podr¨¢ abandonar la fase si no los ha encontrado todos. Eso le obliga a dar palos de ciego constantemente, a buscar en sitios donde uno nunca mirar¨ªa y a dar vueltas como una peonza hasta que ha dado con todos. Lamentablemente RFX ha sido poco cort¨¦s en este sentido, y ha escondido algunos huevos en sitios incre¨ªblemente rebuscados, sin dejar apenas pistas para que uno pueda guiarse. Ese es el problema de plantear mal las cosas: puede que explorar sea divertido, pero el propio mapeado no incita a ello, e inclu¨ªr un mapa ser¨ªa resolver directamente el problema que se propone. Habr¨ªa que cambiarlo todo pr¨¢cticamente de ra¨ªz.

Tampoco ayuda mucho que algunos niveles tengan un dise?o realmente malo. Hay centenares de plataformas a las que uno no sabe desde donde agarrarse y para colmo tiene, debajo, otras rocas que podr¨ªan ocultar un huevo, pero como no son visibles, pues llegamos incluso a sentirnos in¨²tiles. Ni siquiera que haya la posibilidad de desplazar la visi¨®n arriba y abajo ayuda mucho, porque no pocas veces ser¨¢ imposible ver el objetivo sin dejarse caer.

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Otro tipo de fases son las que se controlan como si fuera un matamarcianos, pero nada m¨¢s lejos de la realidad. A lomos de un Pterod¨¢ctilo --o dentro de un batiscafo con forma de pez en fases submarinas--, Clayton va apedreando a todo lo que se mueve. Adem¨¢s de que los proyectiles enemigos no est¨¢n bien dibujados, hay que sumar que lo que nosotros disparamos traza un arco en el cielo, y es bastante complicado lanzar con precisi¨®n. Tampoco gusta demasiado que aparezcan como por arte de magia diplodocus y nos golpeen por debajo. Sinceramente, estas fases dan incluso risa.

Por ¨²ltimo, decir que por lo menos el control es bastante correcto, y apenas encierra dificultades. Lo ¨²nico que hay que tener en cuenta es que, aparte de golpear con el b¨¢culo, tiene propiedades m¨¢gicas que podemos alternar con los dos botones superiores. Con ello podremos provocar alg¨²n terremoto y disparar una especie de rayo laser. Gasta magia, por supuesto, as¨ª que al cabo de poco rato no servir¨¢ de nada. Un accesorio totalmente in¨²til.

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Dinotopia es un juego muy complicado en algunas ocasiones, as¨ª que es probable que dure aproximadamente 4 horas a los jugadores m¨¢s pacientes y que sepan encontrar alguna gracia al desarrollo de la aventura. Si es que la tiene...

  c  o  n  c  l  u  s  i  ¨®  n

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Dinotopia no est¨¢ a la altura de Lady Sia. El dise?o de las fases es m¨¢s rampl¨®n en general, carece de la frescura del juego protagonizado por la b¨¢rbara dorada y, aunque los personajes tienen tanto o m¨¢s carisma, no habr¨¢ demasiadas cosas que te empujen a seguir jugando. S¨®lo los devotos de las plataformas se sentir¨¢n a gusto. Las hay, muchas y tantas veces como uno quiera. Lo malo es que llega a cansar y la disposici¨®n de los objetivos no es como para justificar algunos deslices que el usuario pueda tener. Argumento interesante y mucho colorido son sus bazas. Insuficientes... que no de insufuciente.

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