Democracy 3
- PlataformaOSXPC7
- G¨¦neroEstrategia, Simulaci¨®n
- DesarrolladorPositech
- Lanzamiento14/10/2013
Democracy 3
Democracy 3 nos pone en una situaci¨®n que algunos desear¨ªan ahora mismo, y de la otros rehuir¨ªan sin mirar atr¨¢s: La de Presidente de un gobierno, con capacidad plena para tomar las decisiones que marquen el futuro de una naci¨®n. En estos tiempos en los que casi todos nos hemos sentado alguna vez para tratar de arreglar el pa¨ªs, compartiendo opiniones y propuestas con nuestros c¨ªrculos de amigos... ?Por qu¨¦ no tener la posibilidad -virtual- de llevar a cabo nuestras ideas? La tercera entrega del simulador pol¨ªtico de Positech Games os servir¨¢ la oportunidad en bandeja.
El primer Democracy lleg¨® a PC en 2005, con un planteamiento bastante original y familiar. Bajo la premisa de tomar el papel de Presidente -o Primer Ministro- de una naci¨®n, el simulador nos colocaba a los mandos de un gobierno y nos invitaba a hacer frente a los retos del d¨ªa a d¨ªa. La propuesta tuvo bastante ¨¦xito, y en 2007 se lanz¨® una segunda entrega que presentaba una ligera diferencia: En lugar de utilizar pa¨ªses reales, sus nombres eran ficticios. A pesar de que muchos pueden pensar que la pol¨ªtica no es un tema que interese a los j¨®venes de hoy, y puede que tampoco a los que ocupan gran parte de su tiempo con los videojuegos, los dos t¨ªtulos acumularon un reconocimiento sobresaliente para provenir de una compa?¨ªa independiente. De hecho, su relevancia traspas¨® los l¨ªmites del ocio electr¨®nico, para convertirse en una herramienta utilizada en muchas escuelas norteamericanas con el fin de explicar a los alumnos algunos aspectos de la pol¨ªtica nacional. Ahora, 6 a?os despu¨¦s de su ¨²ltima versi¨®n, Democracy 3 llega a nuestros equipos tratando de repetir f¨®rmula... en una coyuntura en la que muchos desear¨ªan tener en sus manos el poder virtual que se nos otorgar en este videojuego.
Democracy 3 nos permite escoger entre 6 naciones: Estados Unidos, Canad¨¢, Australia, Reino Unido, Francia o Alemania. Cada una de ellas parte de una situaci¨®n inicial distinta, y tiene unas caracter¨ªsticas pol¨ªticas diferentes. Los a?os de mandato var¨ªan de unas a otras, as¨ª como el tiempo m¨¢ximo que un mismo dirigente puede ocupar el m¨¢ximo cargo del Estado. Estos par¨¢metros pueden modificarse desde la pantalla de introducci¨®n a la partida, donde tambi¨¦n podremos cambiar los nombres de los dos principales partidos pol¨ªticos -s¨ª, siempre se tratar¨¢ de un sistema bipartidista- o la ocurrencia de cat¨¢strofes en territorio nacional. Una vez escogidos estos t¨¦rminos, Democracy 3 nos colocar¨¢ al frente del reci¨¦n escogido gobierno, con todo un mandato por delante para cumplir un ¨²nico objetivo: Tomar las decisiones necesarias para que la opini¨®n de los votantes sea satisfactoria, y poder resultar reelegidos en los siguientes comicios. Una tarea que se muestra mucho m¨¢s complicada de lo que podr¨ªamos imaginar, y que nos obligar¨¢ a lidiar con todo tipo de eventos y sucesos en los que cada decisi¨®n que tomemos nos podr¨¢ afectar positiva o negativamente. Porque nunca llueve a gusto de todos.
Al tratarse de un juego de simulaci¨®n, Democracy 3 basa su mec¨¢nica en el manejo de recursos. En el caso concreto que nos ocupa, estos son 4 los aspectos importantes presentes durante toda la partida: Poder Pol¨ªtico, Ingresos, Gastos y Deuda. A su vez, hay 6 variables principales a tener en cuenta para el desarrollo de nuestra naci¨®n: Crecimiento, Salud, Educaci¨®n, Desempleo, Criminalidad y Pobreza. Tendremos que controlar estos 10 elementos si queremos tener ¨¦xito liderando al Gobierno, pero es una tarea m¨¢s complicada de lo que parece a simple vista. Inicialmente, nuestra capacidad real reside en el Poder Pol¨ªtico. Este elemento, que se obtiene cada turno, es el que debemos gastar para realizar a cabo cualquier acci¨®n en el juego: Introducir una nueva pol¨ªtica, modificar una existente o anularla, retirar del cargo a un ministro o reorganizar todo el gabinete al completo... Al comienzo de una nueva fase -correspondiente a un trimestre- recibiremos Poder Pol¨ªtico a trav¨¦s de nuestros ministros, en una cantidad menor o mayor seg¨²n la lealtad de los mismos. De esta forma, un ministro desleal nos impedir¨¢ llevar a cabo acciones importantes, puesto que su falta de apoyo evitar¨¢ que podamos tocar algunas de las pol¨ªticas fundamentales o realmente relevantes.
El resto de elementos, tanto econ¨®micos como de estado de la poblaci¨®n, son variables que dependen a su vez de otras variables... que pueden verse afectadas por otras tantas variables. Ning¨²n aspecto es realmente simple, puesto que su estado depender¨¢ del estado de otros muchos elementos. Por poner un ejemplo, el Crecimiento depender¨¢ de los ingresos mediante distintos Impuestos... que pueden depender del rendimiento de algunas pol¨ªticas y la productividad empresarial, que a su vez se ve afectada por las condiciones laborales, salud, educaci¨®n o nivel tecnol¨®gico en nuestra naci¨®n. Esto se traduce en un efecto mariposa que abarca pr¨¢cticamente todos los elementos del pa¨ªs, en el que cada peque?a decisi¨®n se extiende a lo largo de un entramado de variables para terminar afectando en aspectos que podr¨ªamos no haber tenido en cuenta. Por poner otro ejemplo: Si aumentamos la tasa sobre los carburantes para reducir la contaminaci¨®n, podremos terminar afectando a la productividad y al poder adquisitivo de los habitantes de nuestro pa¨ªs... lo que puede desembocar en una reducci¨®n en el nivel de salud o en el de educaci¨®n, y hasta terminar aumentando la tasa de desempleo.
Las pol¨ªticas son las distintas iniciativas activas en el gobierno, que pueden ser nuevas leyes o decretos, presupuestos, subvenciones, tasas o impuestos, ... Afectar¨¢n a otras pol¨ªticas o a alguna de las variables fundamentales de la naci¨®n. Cada pol¨ªtica se distribuyen, a su vez, en una de estas 7 categor¨ªas: Servicios P¨²blicos, Impuestos, Bienestar, Transporte, Ley y Orden, Pol¨ªtica Exterior y Econom¨ªa. Estas son, tambi¨¦n, las distintas carteras de las que dispone nuestro gabinete de Ministros. Al comienzo de la partida, nuestro equipo estar¨¢ formado, pero seg¨²n avancemos podremos ir sustituyendo cargos si lo necesitamos... a cambio de Poder Pol¨ªtico. Como hemos dicho anteriormente, el Poder al principio de cada turno -un trimestre del a?o- depende de la lealtad de nuestros ministros, por lo que destituir a uno desleal para colocar a otro m¨¢s af¨ªn en su puesto puede ser una buena idea. Las pol¨ªticas pueden variarse mediante una barra deslizante, en la que tendremos la posibilidad de aumentar o disminuir el presupuesto para llevar a cabo dicha pol¨ªtica. Adem¨¢s, esta variaci¨®n no se limita a la pol¨ªtica que alteramos, porque se extiende a todas las que dependen de la misma, como os cont¨¢bamos anteriormente.
En el caso de las pol¨ªticas m¨¢s importantes o pol¨¦micas, el coste en Poder Pol¨ªtico para alterarla es mucho m¨¢s alto que el de las leyes con menos repercusi¨®n. De igual manera, el coste no es el mismo si queremos aumentar o disminuir un impuesto o una subvenci¨®n, ni para llevar a cabo una nueva pol¨ªtica o eliminar una existente. En t¨¦rminos reales, la mec¨¢nica nos indica que no tiene iguales consecuencias la disminuci¨®n del IVA que la reducci¨®n del presupuesto para investigaci¨®n, o la legalizaci¨®n de la marihuana que el aumento del presupuesto para Viviendas de Protecci¨®n Oficial. De hecho, la influencia de cada pol¨ªtica en las distintas variables tampoco es igual, y la dependencia en mayor para unas que en otras. Esto limita nuestro rango de acci¨®n para cada trimestre, y en caso de necesidad nos veremos obligados a elegir qu¨¦ necesitamos tocar con mayor urgencia. Pero si este entramado nos parece poco, hay un ¨²ltimo aspecto que debemos controlar a la hora de tomar decisiones, y es la opini¨®n de los votantes. Porque cada pol¨ªtica no solamente afecta a las dem¨¢s, y tambi¨¦n aumentar¨¢ o disminuir¨¢ la afinidad del gobierno con ciertas ideolog¨ªas como capitalismo, socialismo, liberalismo, ecologismo, ...
?Por qu¨¦ es importante esta ¨²ltima puntualizaci¨®n? Porque Democracy 3 divide a los votantes de nuestro pa¨ªs en varias categor¨ªas, en funci¨®n de sus ideolog¨ªas pol¨ªticas, estatus social, nivel de estudios o sector profesional. Existen 21 grupos distintos, contando religiosos, aut¨®nomos, ricos, pobres, clase media, jubilados, ... Adem¨¢s, y para aumentar a¨²n m¨¢s la complejidad, cada votante individual no responde ¨²nicamente a uno de estos grupos de poblaci¨®n, si no que recibe mayor o menor influencia de varios de los mismos. La importancia de esta divisi¨®n en los votantes reside en la reacci¨®n ante las decisiones que tomemos: Cada sector de los habitantes responder¨¢ de forma distinta a nuestras pol¨ªticas, de manera que su opini¨®n sobre el actual gobierno aumentar¨¢ o disminuir¨¢. Si tenemos en cuenta que cada votante pertenece a distintos grupos con distinto grado de influencia, llegamos a la conclusi¨®n de que el alcance de nuestras acciones es algo m¨¢s que complejo que la b¨²squeda de un elemento que pueda contentar a todos. Casi no importa que tipo de pol¨ªtica sigamos: Ya os adelantamos que es completamente imposible tener contentos a todos los ciudadanos del pa¨ªs.
Esto enreda un poco m¨¢s la madeja formada por las pol¨ªticas y su forma de afectar a las variables, introduciendo la necesidad de no caer gordos a nuestros conciudadanos. Aumentar un impuesto puede ser una buena idea para remontar el crecimiento de la naci¨®n, pero debemos tener por seguro que algunas clases y grupos sociales van a sentirse defraudados por nuestra decisi¨®n. De esta manera, la afinidad de cada uno de los 21 grupos con nuestro gobierno ir¨¢ variando de igual forma que cada una de las variables pol¨ªticas y recursos. Por supuesto, no todas las decisiones importan por igual a los ciudadanos, y es algo a tener en cuenta cuando necesitemos modificar pol¨ªticas, retirarlas o introducir algunas nuevas. Una ¨²ltima consecuencia de todo esto, pero de la que ya habl¨¢bamos al principio, es la lealtad de nuestros ministros: Ellos tambi¨¦n sentir¨¢n simpat¨ªa por ciertos grupos sociales e ideolog¨ªas, y actuar de forma opuesta a sus ideas ir¨¢ reduciendo su lealtad. Esa reducci¨®n traer¨¢ consigo una disminuci¨®n del poder pol¨ªtico... y el bucle vuelve a empezar de nuevo. As¨ª durante los a?os que nos resten de gobierno, intentando hacerlo lo mejor posible sin perder de vista ning¨²n aspecto.
Pero uno podr¨ªa pensar que Democracy 3 no es tan complicado como puede presuponerse... una vez entendidas las variables e identificado su rango de influencia, todo se limita a ir tomando decisiones muy concretas hasta alcanzar un equilibrio. Este planteamiento es perfecto en una situaci¨®n ideal, pero un buen simulador pol¨ªtico que se precie no puede colocarnos frente a una situaci¨®n ideal. Para ello, el juego nos presenta eventos aleatorios que pueden producirse al inicio de cada turno. Algunos nos obligan a tomar una decisi¨®n firme, una aceptaci¨®n o negaci¨®n a un hecho: tortura de criminales, repatriaci¨®n de inmigrantes, pena de muerte, ... Otros se escapan a nuestro control, como las variaciones burs¨¢tiles internacionales, la calificaci¨®n de las agencias de "rating", la aparici¨®n de grupos de protestas o, incluso, terroristas. Un fino y concienzudo equilibrio puede romperse cuando uno de nuestros ministros se vea envuelto en un esc¨¢ndalo sexual, y una situaci¨®n econ¨®mica favorable puede cambiar de rumbo cuando la Bolsa se venga abajo. Esto impide que cualquier jugador pueda organizar sus pol¨ªticas durante los primeros turnos, y acabar la partida sin tocar nada m¨¢s durante el resto de sus mandatos.
Existe un ¨²ltimo elemento, que son las Situaciones. Estas pueden ser negativas, positivas o neutrales... y se originan como consecuencia de la aplicaci¨®n de ciertas pol¨ªticas de cierta forma. Para explicarlo con un ejemplo, imaginemos que para aumentar el Crecimiento Econ¨®mico aumentamos los aranceles mejorando el consumo interior, y disminuimos el presupuesto para ayudar a naciones extranjeras. Durante un tiempo, esto puede que no repercuta en nuestra partida... hasta que llegue a darse una Situaci¨®n negativa como la aparici¨®n de organizaciones criminales extranjeras operando en nuestro pa¨ªs. O, si aumentamos mucho la partida para I+D o tecnolog¨ªa, podemos obtener una Situaci¨®n positiva gracias a nuestra ventaja Tecnol¨®gica. Evidentemente, las Situaciones positivas son buenas para todos, pero tendremos que intentar poner freno a las negativas lo antes posible: Gente sin hogar, Cibercrimen, Fuga de Capitales y muchas m¨¢s. La variedad de entornos que se generan en Democracy 3 es originalmente amplia, y muchos nos ser¨¢n tristemente familiares. Es ahora cuando tendremos que poner en pr¨¢ctica las ideas que surgen en las conversaciones con los amigos, y ver si funcionan.
Toda la complejidad que os hemos presentado durante lo que llevamos de texto, queda camuflada en una interfaz de usuario bastante simple. Quiz¨¢s, demasiado camuflada. Aunque es posible ir viendo la relaci¨®n entre pol¨ªticas, variables, ideolog¨ªas, ... se echa en falta una ventana que nos permita conocer el valor concreto de algunas variables que dependen de las mismas, o una previsi¨®n mayor del alcance de los cambios efectuados. Tampoco se echar¨ªa de menos la posibilidad de contar con la opini¨®n del gabinete de ministros a la hora de tomar una decisi¨®n, al estilo SimCity, King of the Dragon Pass o casi cualquier juego con asistentes. Al final, toda la responsabilidad recae ¨²nicamente en la figura del Presidente, y el uso de los ministros es extremadamente limitado. Estos elementos mejorar¨ªan mucho la experiencia de juego, sobre todo si tenemos en cuenta la cantidad de opciones a las que podemos enfrentarnos en una partida cualquiera de Democracy 3. Eso s¨ª, la mec¨¢nica es bastante simple e intuitiva, y nadie tendr¨¢ dificultad para acceder a cualquiera de las opciones. Por si acaso, nuestros primeros meses de gobierno podemos estar acompa?ados de un asistente, a modo de tutorial.
Respecto a su nivel t¨¦cnico, el juego cuenta con un entorno gr¨¢fico muy mejorado respecto a Democracy 2, y es cierto que pone a nuestra disposici¨®n distintas tablas, gr¨¢ficos y res¨²menes para acceder a la informaci¨®n. En ocasiones encontramos algunos problemas de respuesta en la interfaz, como ventanas que no quieren abrirse hasta una segunda pulsaci¨®n o presupuestos que se modifican simplemente porque la posici¨®n del acceso al men¨² estaba en el mismo sitio en el que aparece la barra deslizante para modificarlo. Problemas leves, pero que deben solucionarse lo antes posible. El juego tambi¨¦n viene acompa?ado de algunas ilustraciones, como los retratos de los ministros disponibles -siempre el mismo elenco- o representaciones de los votantes y grupos de poblaci¨®n. En lo sonoro, el juego es extremadamente repetitivo... tarda muy poco en aburrirnos. Como no hay ninguna necesidad de escucharlo, puesto que no hay efectos importantes ni voces, es f¨¢cilmente sustituible por nuestro disco, podcast o emisora favorita. Esto nos deja un resultado t¨¦cnico sin demasiados puntos en los que destacar, pero suficiente para poder disfrutar de este simulador.
En nuestro pa¨ªs, contaremos con el problema a?adido del idioma... hasta que la Positech Games, o alg¨²n alma caritativa, desarrolle un 'mod' -s¨ª, tiene soporte para modificaciones- que traduzca su contenido. Mientras que en otros t¨ªtulos, muchos pueden considerar la localizaci¨®n como un lujo prescindible, cuando nos hallamos ante temas tan concretos y con el uso de cierta terminolog¨ªa espec¨ªfica no cabe duda de su necesidad. Tampoco cuenta con ning¨²n tipo de partida en red salvo la comparaci¨®n de nuestras pol¨ªticas con la de nuestros amigos en Steam, si adquirimos el juego en dicha plataforma. La escasa cantidad de pa¨ªses existentes, solamente 6, tambi¨¦n repercute en un punto negativo para Democracy 3. Este hecho, unido a la completa estandarizaci¨®n de los elementos sin tener en cuenta las diferencias pol¨ªticas, sociales y culturales de cada pa¨ªs, puede restar cierto inter¨¦s para los que busquen una simulaci¨®n mucho m¨¢s compleja. De hecho, y salvo en pol¨ªticas concretas, tampoco tiene en cuenta lo que est¨¦ ocurriendo a nivel internacional, pareciendo que estemos aislados del resto del mundo. A d¨ªa de hoy, donde se ha demostrado que lo que ocurre en un pa¨ªs afecta igualmente al resto, es una carencia importante.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podr¨ªan haberlo llevado a cotas m¨¢s altas. C¨®mpralo sin miedo.