Company of Heroes 2: Ardennes Assault

En Relic Entertaiment son muy conscientes de que tienen entre manos el mejor y m¨¢s completo t¨ªtulo de estrategia en tiempo real que hayan visto nuestros compatibles. Tras el lanzamiento de Company oh Heroes 2 nos anunciaron que su nueva pol¨ªtica ser¨ªa la de ir a?adiendo mejoras alrededor de un pilar central que ya de por s¨ª se muestra s¨®lido, sin apenas fisuras. Su primer a?adido nos lleg¨® este mismo junio, bajo el sobrenombre Ej¨¦rcitos del Frente Occidental, centrado exclusivamente en el multijugador, aportaba novedades que, si bien no eran imprescindibles para una comunidad que ya contaba con enormes posibilidades, lo han acabado siendo al haber convencido a una mayor¨ªa de jugadores que no han podido resistir la tentaci¨®n de incorporar a sus fuerzas los nuevos ej¨¦rcitos y escenarios de esta expansi¨®n.

Esta segunda expansi¨®n que ahora nos ocupa, Ardennes Assault, nace con la misma vocaci¨®n de sumar, no de limitar o dividir a la basta comunidad de seguidores de Company of Heroes. Su concepci¨®n como ampliaci¨®n totalmente independiente permite prescindir de ella sin que se comprometa el uso que venimos haciendo de este t¨ªtulo, m¨¢s a¨²n cuando se trata de una ampliaci¨®n exclusivamente dirigida a la campa?a o modo de un solo jugador. Sin embargo, toda esta informaci¨®n inicial no permite prever el alcance que podr¨ªa tener Ardennes Assault que, como veremos ahora, cambia de forma radical lo que Relic nos hab¨ªa ofrecido hasta ahora.

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Uno de los puntos m¨¢s fuertes de la saga CoH es el equilibrio entre su campa?a para un solo jugador y sus posibilidades en el ¡°multi¡±. Los aficionados a la saga podemos recordar decenas de momentos ¨¦picos donde nuestras fuerzas rechazaban el ataque definitivo enemigo a la espera de unos refuerzos que en el ¨²ltimo momento nos permit¨ªan ganar el escenario. Con nuestro rat¨®n hemos comandado nuestra infanter¨ªa desde Normand¨ªa a Stalingrado, las orugas de nuestros carros han marcado tanto la nieve moscovita como las tibias arenas normandas y hemos participado en las m¨¢s importantes victorias de los ej¨¦rcitos aliado, sovi¨¦tico y alem¨¢n. Sin embargo, siempre, en todos esos casos, se ha mantenido una misma din¨¢mica en la que todas esas batallas se desarrollaban de una forma programada, dirigida, en la medida en que se puede ¡°escriptar¡± un RTS. Cuando desembarcamos en Omaha sab¨ªamos que el resultado final llegar¨ªa con las playas ocupadas por las fuerzas norteamericanas, que en Stalingrado resistir¨ªa el ej¨¦rcito rojo, que en Berl¨ªn ver¨ªamos los ¨²ltimos estertores del monstruo b¨¦lico nazi¡­ O gan¨¢bamos y lo consegu¨ªamos as¨ª o habr¨ªa que volver a jugar la misi¨®n para volverlo a intentar. Eso es lo que cambia en esta batalla por las Ardenas.

Si echamos un breve vistazo a la historia, la batalla por las Ardenas, un vasto espacio boscoso que se extiende entre B¨¦lgica y Luxemburgo, tuvo lugar en el invierno de 1944 y representa la batalla m¨¢s decisiva de las muchas acaecidas en el Frente Occidental. Desde el D¨ªa-D la iniciativa estuvo en el bando aliado hasta las Ardenas, donde los ej¨¦rcitos alemanes decidieron reagruparse y contraatacar. De las grandes batallas europeas, la de las Ardenas, o ¡°Battle of Bulge¡± (Batalla del ¡°bulto¡±, por la forma que adopt¨® el frente durante la batalla), fue la m¨¢s igualada e incierta de todo el conflicto. De hecho, podr¨ªa decirse que no hubo un vencedor, con entre 80.000 y 100.000 bajas por cada facci¨®n, de los cuales una cuarta parte fueron muertos. Esta aberrante batalla de desgaste fue decisiva para el ej¨¦rcito nazi, que no dispon¨ªa ya de efectivos con los que reemplazar las bajas, mientras los aliados contaban con reemplazos m¨¢s que suficientes para seguir empujando el frente hasta el desenlace definitivo en Berl¨ªn.

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Con esta breve descripci¨®n nos podr¨ªamos hacer una idea m¨¢s que clara de lo que nos esperar¨ªa comandando al ej¨¦rcito de EEUU en una expansi¨®n cl¨¢sica de Relic sobre este escenario; solo que esta vez nos equivocar¨ªamos. El asalto de las Ardenas acaba con los resultados preconcebidos, con la l¨ªnea hist¨®rica en s¨ª. Bajo nuestra direcci¨®n las Ardenas no habr¨¢n de acabar bajo control aliado; es m¨¢s, en la mayor¨ªa de las ocasiones acabar¨¢n bajo control de la Wehrmacht. Esa es la gran innovaci¨®n de esta expansi¨®n, esa que lo cambia todo. La nueva propuesta de Relic pasa por la persistencia a lo largo de toda la campa?a, por acabar con las batallas individuales y afrontar una guerra total, donde cada peque?a victoria o derrota, cada baja, cada misi¨®n opcional cuenta de cara al gran objetivo que representa acabar con el ej¨¦rcito nazi y desequilibrar definitivamente el balance de la WWII. Ya no basta con ganar los peque?os escenarios o batallas que hasta ahora nos ven¨ªa proponiendo CoH. Ahora hemos de afrontar el conflicto con una visi¨®n global y a largo plazo. Lo haremos mediante un mapa de la citada zona de B¨¦lgica, dividido en sectores sobre los que se encuentran desplegadas las fuerzas enemigas. Sobre ese mapa seremos nosotros los que decidamos por d¨®nde, cu¨¢ndo y con qu¨¦ vamos a plantar batalla. Para hacerlo contaremos con tres compa?¨ªas, comandadas por sus respectivos oficiales, que inician la batalla en distintos puntos del mapa. A la hora de concebir estas unidades se percibe la aportaci¨®n que la anterior ampliaci¨®n, Western Armies, ha hecho a la saga y que tanto ha agradado a los jugadores; la especializaci¨®n de los ej¨¦rcitos. De este modo, nuestras tres compa?¨ªas parten con unas caracter¨ªsticas propias muy bien definidas.

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Estas tres compa?¨ªas iniciales, que se completar¨ªan con una cuarta previo pago a modo de DLC, son las de APOYO, infanter¨ªa MECANIZADA e infanter¨ªa AEROTRANSPORTADA. Si bien las tres cuentan con los efectivos y principios b¨¢sicos conocidos hasta el momento para el ej¨¦rcito norteamericano, parten con unas caracter¨ªsticas ¨²nicas cuyo aprovechamiento ser¨¢ fundamental si queremos tener una oportunidad de victoria final. La unidad de soporte, la Compa?¨ªa Dog, cuenta con la menor movilidad que compensa son su potencia de fuego a distancia, fundamentada en artiller¨ªa y bombardeos. En el otro extremo encontraremos a los paracaidistas de la Compa?¨ªa Able, desplegables en cualquier punto del mapa con unidades r¨¢pidas y resistentes que pueden convertir cualquier edificio en la retaguardia enemiga en un basti¨®n, aprovechando la movilidad como su mejor arma. La ¨²ltima unidad es la mecanizada, la Compa?¨ªa Baker, la que inicialmente es m¨¢s apetecible, la m¨¢s equilibrada y que apoya las ventajas de la infanter¨ªa con unidades blindadas m¨¢s que ¨²tiles en cualquier situaci¨®n. Cada unidad es comandada por un personaje, ficticio, con cuyas valoraciones de la contienda y reportes iremos construyendo una historia que ser¨¢ similar a la realidad de 1944¡­ o no.

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Siguiendo un poco la propia presentaci¨®n que Relic hace de su juego, lo primero que nos encontraremos, a modo de toma de contacto o tutorial,  ser¨¢ una misi¨®n ¡°cl¨¢sica¡±, como todas las anteriores de la saga. Tras completarla se nos llevar¨¢ al mapa de la batalla, con nuestras tres unidades separadas y aisladas en un mar rojo que representa las fuerzas alemanas. Lo que se nos ordena es mover nuestras unidades e ir conquistando parcela a parcela el mapa hasta erradicar las fuerzas enemigas. Para conseguir esto ¨²ltimo habremos de sacar adelante los dieciocho escenarios diferentes, en los que encontraremos misiones de desgaste por control de posiciones, de resistencia o, las peores, aquellas en las que tenemos que logar unos objetivos antes de que se consuma un tiempo determinado, ya sea por una unidad que est¨¢ siendo masacrada, por refuerzos enemigos u otros objetivos que nos ponen en el aprieto de avanzar aunque con ello perdamos gran parte de nuestros efectivos.  Como viejos conocedores de la saga, afrontaremos la misi¨®n con la confianza del que se ha visto vencedor en las peores refriegas. Craso error¡­

En la primera misi¨®n e incluso en el modo de dificultad normal nos las vamos a desear para terminar con un resultado satisfactorio. La raz¨®n es que ya no podremos contar con la sobreexplotada opci¨®n de grabar cada cierto tiempo y volver atr¨¢s cuando estimamos que las cosas no van todo lo bien que deseamos. Hasta ahora bastaba volver a cargar partida para preparar una buena emboscada al ¡°King Tiger¡± que nos hab¨ªa amargado hace unos minutos o para quitar de en medio a ese pelot¨®n que iba a ser arrasado por la artiller¨ªa. Pues eso se acab¨®. Ahora afrontamos la batalla con todas las consecuencias. Y no solo eso. Afrontamos toda la campa?a del mismo modo. Si tomamos una decisi¨®n a la ligera y perdemos una unidad o un objetivo complementario, lo habremos perdido; para siempre. No hay vuelta atr¨¢s. Si la misi¨®n va mal o la perdemos, no habr¨¢ oportunidad de reiniciarla. Si nos rendimos ser¨¢ una derrota y nuestra unidad deber¨¢ retroceder en el mapa habi¨¦ndose dejado por el camino parte de su potencial.

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Este potencial de cada unidad se muestra mediante dos valores. La experiencia y la salud. La experiencia siempre crece, a¨²n con las derrotas, aunque lo har¨¢ en mayor medida si ganamos y cumplimos objetivos secundarios. Esta experiencia permite obtener desde el inicio unidades m¨¢s efectivas y resistentes, con mejor equipaci¨®n y alternativas de combate. La salud de la unidad se refiere al n¨²mero de efectivos iniciales con los que se cuenta. Mover a la unidad por el mapa o perder efectivos en batalla har¨¢n que perdamos parte de esta salud. Si la salud de la unidad se agota, la perderemos y su oficial resultar¨¢ muerto. Nos habremos quedado sin una de las ¨²nicas tres bazas que tenemos para completar la campa?a y, os podemos adelantar, que sin una unidad el resultado final de esa campa?a est¨¢ condenado al fracaso. Aqu¨ª no hay milagros. La forma de recuperar la salud de la unidad es dej¨¢ndola descansar o comprando reemplazos mediante los cr¨¦ditos que iremos ganando a medida que avanzamos en el juego. No ser¨¢ una decisi¨®n f¨¢cil porque esos cr¨¦ditos sirven tambi¨¦n para ir creciendo en un ¨¢rbol de mejoras con el que cuenta cada unidad y que habilita funciones mejoradas o un menor coste de las mismas durante el combate. Ser¨¢n hasta 72 las distintas mejoras que podremos ir activando y que ser¨¢n decisivas al final de la campa?a, ante un enemigo que tambi¨¦n se va reforzando seg¨²n avanza la partida.

Con esta estrategia Relic hace imposible que el jugador apueste por una ¨²nica unidad. Aunque sea la opci¨®n m¨¢s obvia, no podremos ganar la campa?a abusando de la versatilidad de los blindados. Deberemos dejar que la motorizada se recupere mientras afrontamos otros choques con las unidades de apoyo o paracaidistas, que a su vez tambi¨¦n deben ir ganando experiencia para las batallas finales. Hablando de las batallas finales, la cosa realmente es mucho m¨¢s complicada que una sucesi¨®n de misiones en un orden u otro. Dependiendo de d¨®nde y cu¨¢ndo decidamos atacar sobre una porci¨®n del mapa de las Ardenas, la derrota del enemigo supondr¨¢ que las unidades que sobrevivan huir¨¢n a una casilla lindante, preferiblemente a otra ocupada por sus aliados, con lo que pasar¨¢n a reforzar el ej¨¦rcito que all¨ª nos espera. Es decir, se dar¨¢ el caso en que una victoria genere un problema a¨²n mayor.

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Los ej¨¦rcitos alemanes se representar¨¢n en el mapa con entre una y cinco estrellas de hierro. Un ej¨¦rcito de una estrella ya representa un reto, pero a medida que suben en estrellas (experiencia) se convertir¨¢n en aut¨¦nticas pesadillas al ir sumando unidades m¨¢s curtidas, artiller¨ªa, francotiradores, soporte a¨¦reo¡­ En definitiva, problemas que pueden ser definitivos si no los afrontamos con una unidad a la altura. Y si nos equivocamos, se acab¨®. Una derrota puede ser tan decisiva en la campa?a que ya no levantaremos cabeza y s¨®lo depender¨¢ de cu¨¢ndo nos rindamos definitivamente y optemos por iniciar una nueva campa?a. Al contrario que en las campa?as cl¨¢sicas, con este modo de juego podremos iniciar batallas en las que no tenemos opci¨®n alguna de ganar.

?Hemos dicho iniciar de nuevo la campa?a? ?Hablamos de rejugabilidad en un RTS? Pues s¨ª. De hecho es que esta entrega no se entiende de otro modo. Sin ¨¢nimo de subestimar a los jugadores, es realmente dif¨ªcil acabar la campa?a a la primera. Quiz¨¢ por no dominar la visi¨®n global y persistente de esta nueva forma de afrontar el juego, quiz¨¢ por vicios adquiridos de las muchas campa?as jugadas hasta el momento. De un modo u otro, la mayor¨ªa deberemos afrontar la campa?a en varias ocasiones para conseguir llevarla a buen fin. Y ah¨ª nos espera la segunda gran sorpresa que nos tiene reservada Relic. Si repetimos una campa?a o incluso si reintentamos la misma batalla inmediatamente despu¨¦s de habernos rendido, el escenario ya no ser¨¢ el mismo. Ah¨ª seguir¨¢ el mismo mapa, con los mismos edificios, r¨ªos, trincheras¡­ pero la disposici¨®n de los enemigos, su comportamiento, los objetivos secundarios, incluso la ubicaci¨®n de nuestra base, ser¨¢n otros. Ya no vale con prever por d¨®nde aparecer¨¢n sus refuerzos, con lanzar nuestra artiller¨ªa donde ya sab¨ªamos que ocultaban la suya. Se trata de un reto pr¨¢cticamente nuevo.

Hemos esperado mucho para usar la palabra RETO dentro de este art¨ªculo, pero eso es exactamente lo que Relic nos pone encima de la mesa. Company of Heroes supuso un importante salto adelante en la evoluci¨®n de los RTS, pero eso fue all¨¢ por 2006 y ya hemos invertido cientos de horas disfrutando de su balanceo perfecto, su utilizaci¨®n de las coberturas, sus entornos cambiantes, su equilibrio entre infanter¨ªa, blindados, artiller¨ªa y aviaci¨®n¡­ Somos muchos los que nos podemos denominar expertos en CoH. Muchos a los que resulta ya muy dif¨ªcil que nada bajo esas siglas realmente nos sorprenda. Pues hemos de reconocer que otra vez lo han vuelto a conseguir. La batalla por las Ardenas se convierte en un reto en toda regla para cualquiera, expertos o ne¨®fitos en la saga. Un cambio de mec¨¢nica que reverdece el t¨ªtulo y que se antoja como imprescindible para cualquiera de los muchos que entienden el ¡°single player¡± de CoH como el mejor del que ha podido disfrutar.