Anteriormente, en Deponia Hace apenas un mes y medio que tuvimos la suerte/desgracia ¨Ctras jugar al primer juego, tachese lo que proceda sobre su protagonista- de conocer a Rufus, el ¡®h¨¦roe¡¯ por as¨ª llamarlo de la Fuga de Deponia, una nueva aventura gr¨¢fica de los alemanes Daedalic Entertainment que se divid¨ªa en tres entregas y de la que ya pudimos descubrir su divertid¨ªsimo universo en la primera de ellas. La Fuga de Deponia nos devolv¨ªa a ese maravilloso clasicismo del Point & Click y a un terreno de surrealismo humor¨ªstico en la senda del incunable Monkey Island que nos puso una (y 200) sonrisa en los labios con la odisea de Rufus , un desastre andante ego¨ªsta, gafe, e irritantemente encantador que solamente buscaba la manera de escapar de Deponia, un mundo usado como basurero, y llegar al El¨ªseo, la tierra so?ada. Para los que jugaron a la primera parte, ya conocen lo ocurrido y justo tras su final comienza este segundo episodio, mientras que para el resto, es aconsejable que empiecen por el primero para seguir mejor la historia. Desde la pantalla inicial con el mensaje Bienvenidos de nuevo a Deponia, en el que unas notas nuevas evocadoras de esa sensaci¨®n de libertad que Rufus busca desembocan en el vitalista Leit Motiv musical del primer juego, Chaos of Deponia despliega su magia en un segundo cap¨ªtulo que ya viene a dejar claro que si el estilo Monkey Island merece ser recuperado, Daedalic Entertainment y su antih¨¦roe se esfuerzan de verdad por lograrlo. Tras una breve recapitulaci¨®n narrada por el propio Rufus esforz¨¢ndose por contarlo todo estilo narrador de un serial de los a?os 40 (m¨²sica incluida), la trama comienza justo en el Cliffhanger del primer Deponia, por lo que volvemos a insistir en que es muy recomendable haber jugado al anterior, ya que esto no es una secuela al uso, sino una segunda parte estilo El Se?or de los Anillos: Las Dos Torres o Kill Bill Volumen 2 , retomando la trama y los personajes presentados y continuando su narraci¨®n desde el punto exacto en que el primer cap¨ªtulo termina. Y aunque no exige el haber pasado por el primer juego ¨CChaos on Deponia es un juego independiente, no una expansi¨®n-, comenzar la saga por esta entrega significar¨¢ ver spoilers al inicio sobre el argumento y el final de la Fuga de Deponia. Tras ¡®solventar¡¯ el delicado di¨¢logo con otro de los personajes que conoc¨ªamos anteriormente despu¨¦s de dos puzles iniciales surrealistas y carcajeantes, y tras tirar por los aires de nuevo a la pobre Goal, aterrizamos en el Mercado Negro, ciudad flotante donde transcurrir¨¢ la mayor parte del grueso de Chaos on Deponia. La trama principal que versa sobre Deponia y los Organons continuar¨¢, ampli¨¢ndose con otras sub-tramas secundarias aunque al egoist¨®n Rufus solamente le importe su ¨²nico deseo de irse al El¨ªseo con Goal pese a qui¨¦n pese y pase lo que pase, ya que despu¨¦s de todo ¨¦l es el protagonista por m¨¢s que los Organons por un lado, una resistencia m¨¢s cutre que el propio Rufus por otro, y el genial arco de Goal que no desvelaremos aqu¨ª, pero que sin duda contribuye a un gui¨®n m¨¢s rico y unas situaciones e interacciones realmente logradas, preocupen m¨¢s que la ¡®pobre¡¯ vida del come-piruletas este.
Ampliar
El humor, con toques de genios como el Matt Groening de la mejor etapa de Los Simpson o ese dios de la literatura fant¨¢stica de nombre Terry Pratchett (que por desgracia ya no puede ni escribir por su propia mano por culpa del Alzheimer), una vez m¨¢s no se conforma con ser un a?adido ni un mero recurso, sino que de nuevo se convierte en la base sobre la que el universo Deponia se asienta. Cada frase que escogemos decir o escuchamos, cada gesto nuestro o de otras NPCs, cada acci¨®n principal o movimiento en segundo/tercer plano del escenario, todo el juego es un constante slapstick humor¨ªstico tanto visual como sonoro a un nivel incluso superior al de su predecesor, asentando las bases con un primer desaf¨ªo introductorio de aprendizaje (el de la cocina, no el tutorial) inicial que se alza con el t¨ªtulo del puzle m¨¢s divertido, mordaz y destroyer del presente 2012. El principal problema de La Fuga era que apenas nos narraba una historia m¨¢s all¨¢ de la exposici¨®n de personajes e introducci¨®n al universo creado con el estudio. Y cuando esta comenzaba a ser establecida, el juego de repente terminaba. La ventaja de Caos es que ya conocemos a los personajes principales, su historia de fondo y motivaciones, y sabemos m¨¢s de la trama. Una trama que seguir¨¢ creciendo y que contendr¨¢ varias sub-tramas, revelaciones y giros de gui¨®n durante sus m¨¢s de diez horas de juego ¨Ccomo siempre dependiendo del nivel de experiencia en el g¨¦nero-, aparte de nuevos personajes ¨Csoberbio el gondolero- y situaciones demenciales que solventar. La sensaci¨®n de tener un objetivo bien claro que vamos a resolver inmediatamente con un puzle y de repente se nos complica con otra prueba, y otra y otra puede que surja en ocasiones, pero a un nivel menor de la que ten¨ªamos en el tramo central de La Fuga gracias a un gui¨®n mejor cohesionado que no rompe, sino que fulmina la 4? Pared en los momentos m¨¢s inesperados, y un elemento de este en forma de arco argumental para Goal y lo que le ocurre al llegar al Mercado Negro que no solo desemboca en surrealistas di¨¢logos y mordaces, infantiles o peligrosas situaciones, sino que tambi¨¦n se apodera de los puzles, conformando la situaci¨®n de la el¨ªsea uno de los pilares centrales de esta entrega. CoD (Chaos on Deponia) exige una vez m¨¢s cierto bagaje aventurero, m¨¢s incluso que su predecesor, ya que nos enfrentamos a un mapeado dos y hasta tres veces m¨¢s grande que nos pide que recordemos personajes o pistas que estos nos han dado, en el que es f¨¢cil que de nuevo no echemos cuenta a la situaci¨®n que tenemos que resolver para dedicarnos a mirar por cada calle flotante y hablar con las NPCs que podamos, como en la primera entrega. Para movernos por ¨¦l con rapidez contamos con dos elementos: un mapa que nos transportar¨¢ en el acto de una punta a otra, y la posibilidad de hacer doble click en una flecha que delimite el cambio de un escenario a otro para que la transici¨®n sea m¨¢s r¨¢pida, aunque Rufus ¨Cque no solo no ha cambiado ni aprendido nada del pasado, sino que parece haber involucionado en su personalidad a peor como los instantes con el perro-robot, la piruleta o el puzle inicial nos certifican- seguir¨¢ caminando dentro de cada localizaci¨®n con su habitual parsimonia. Los puntos de interactuaci¨®n con el escenario pueden ser iluminados pulsando la barra espaciadora.
Ampliar
La interacci¨®n, exploraci¨®n, conversaci¨®n y resoluci¨®n de puzles siguen siendo las bases del juego, integr¨¢ndose las pruebas y los minijuegos de forma m¨¢s o menos ¨Cseg¨²n el puzle- org¨¢nica dentro de la trama. De nuevo la l¨®gica se impone la mayor¨ªa de las veces en la resoluci¨®n de una prueba, siguiendo patrones que solamente requerir¨¢n de pensar un poco, aunque al igual que en La Fuga es normal que demos r¨¢pido con la soluci¨®n de una prueba pero tardemos en convencer al propio Rufus de lo que tiene que hacer para resolverla de forma in-game. Adem¨¢s, Chaos nos regala un par de puzles de esos de tenernos dando vueltas por todo el Mercado Negro y recurriendo en caso de desesperaci¨®n al inventario, pero cuya resoluci¨®n ¨Cm¨¢s deponiana y usando la l¨®gica il¨®gica aplastante de Rufus antes que la l¨®gica tradicional- brinda esa satisfacci¨®n solamente experimentada en este g¨¦nero. Los minijuegos que brindan un toque alternativo al Point & Click de puzles regresan, con algunos incluyendo elementos tan bizarros como ornitorrincos y peleas. Una vez m¨¢s, estos pueden saltarse en caso de que no demos con la soluci¨®n, una opci¨®n que de nuevo sobra, pues facilita en demas¨ªa las cosas para un juego que cuando est¨¦ en su totalidad durar¨¢ m¨¢s de 30 horas, pero que de momento, cap¨ªtulo a cap¨ªtulo, facilitar el avance no hace ning¨²n bien a una experiencia que al igual que su antecesor oscila entre las 10-12 horas. De nuevo debemos rese?ar el acierto de implementar un inventario que surge con un peque?o giro de la rueda del rat¨®n y se oculta de la misma forma, un toque de novedad dentro de un planteamiento Old School que funciona a la perfecci¨®n a?adiendo dinamismo aunque sin traicionar las mec¨¢nicas cl¨¢sicas del g¨¦nero. En esta entrega se ha jugado adem¨¢s no s¨®lo con la idea de combinar objetos, sino combinarlos y ahora combinarlos con NPCs para que hagan uso de estos, algo que en la pr¨¢ctica es menos complicado de lo que le¨ªdo suena.Visionaire Studio , el motor gr¨¢fico de Daedalic que usa un punto de vista 2D con m¨²ltiples capas parallax, logra algo que tras ver el primer Deponia parec¨ªa imposible en tan corto espacio de tiempo: superar visualmente a este. Todo ha sido aumentando, no solamente la escala de algunos escenarios, sino la paleta de colores, la densidad y contenido en encuadres como una plaza llena de NPCs y scripts de movimiento, el enfermizo grado de detalle, m¨¢s alto a¨²n si es que ello es posible. La complejidad visual aumenta en algunas localizaciones de manera espectacular, logrando que Chaos on Deponia vuelva a ser una peque?a obra de arte a cada cambio de escenario, habitaci¨®n que entramos y entorno por el que nos movemos. Manteniendo esa est¨¦tica Flash en las escenas de video e in-game, uno de los puntos negros del anterior que eran los cuadros de animaci¨®n en los personajes ha sido corregido, y aunque Rufus y c¨ªa siguen movi¨¦ndose en torno a los patrones vistos en La Fuga, el resultado es superior, traslad¨¢ndose a los scripts que plagan cada escenario y al enorme abanico de gestos faciales y corporales que Rufus -y ahora Goal tambi¨¦n- son capaces de adoptar y realizar. Sin embargo, las ralentizaciones puntuales que se producen por el engine siguen ah¨ª, algo que nos tememos tambi¨¦n veremos en Deponia 3, pero repetimos que son tan puntuales que no afectan el desarrollo jugable ni el espect¨¢culo visual.
Ampliar
En el apartado de sonido, la complejidad musical aumenta con la introducci¨®n de una serie de nuevas melod¨ªas (compuestas en su mayor¨ªa con bases en formato sampler electr¨®nico) que acrecientan el componente dram¨¢tico-c¨®mico, enriqueciendo otras como el aventurero tema inicial de tono ¨¦pico y cariz grandilocuente liderado por viento y percusi¨®n del que ya dijimos que recuerda a la composici¨®n del genio Vangelis para el Alejandro Magno de Oliver Stone y su evocadora obertura inicial que refleja a la percepci¨®n el sue?o de grandeza y el deseo de escapar de nuestro Rufus, y que tanto le gusta a este que no duda en tararearla. La BSO se adec¨²a a las nuevas situaciones, escenarios y personajes, con temas en ocasiones puestos en loop continuo que nos acompa?ar¨¢n sirviendo de base a un escenario principal que debemos recorrer varias veces, como el Black Market, pero cuya calidad queda demostrada al sonar y sonar y no llegar nunca a volverse repetitivos e irritantes, a los que a?adimos un trovador que de nuevo canta las aventuras de Deponia guitarra en mano. Los efectos de sonido vuelven a dar vida a cada escenario, elemento y accidente de Rufus tan o m¨¢s bien que La Fuga. Pero el punto m¨¢s delicado lo tenemos en el doblaje y localizaci¨®n. La copia actual disponible en Steam desde el 6 de noviembre se encuentra localizada al ingl¨¦s del original alem¨¢n. La Fuga de Deponia lleg¨® por cortes¨ªa de FX Interactive con un doblaje encomiable, impresionante y candidato al doblaje del a?o y de lo mejorcito que se ha escuchado en este pa¨ªs en la historia del sector, pero de momento se desconoce si la editora tambi¨¦n traer¨¢ de forma f¨ªsica esta entrega a Espa?a. Y aunque se nota que las voces en ingl¨¦s se esfuerzan por alcanzar la maestr¨ªa de las alemanas, sobre todo Rufus y la actriz que dobla a Goal, la mejor del reparto sin duda por la nueva complejidad que ata?e a su personaje, no es lo mismo que FX nos regal¨® en la primera parte en nuestro idioma. Importante se?alar que los textos de esta versi¨®n tambi¨¦n se encuentran en ingl¨¦s, por lo que es aconsejable esperar un poco si se quiere jugar en castellano, aunque de momento no hay confirmaci¨®n oficial de que vaya a ser localizado.
Ampliar