100 a?os de monoton¨ªa

Cuando apenas quedan unos d¨ªas para la comercializaci¨®n de Shin Sangoku Musou 5 (Dinasty Warriors 6 en occidente), el primero de la saga para la nueva generaci¨®n, Koei nos propone esta nueva vuelta de tuerca en un g¨¦nero que parece dominar a la perfecci¨®n. El estudio encargado del desarrollo, el veterano en estas lides Omega Force, cambia el escenario desde la antigua China feudal a la Europa del Medioevo.

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Nos situamos en el marco de la Guerra de los Cien A?os. Un conflicto por la soberan¨ªa de unas tierras en Francia de 116 a?os de duraci¨®n (de 1337 a 1453) entre Francia e Inglaterra, en el que cobraron la fama universal, que perdura hasta nuestros d¨ªas, personajes de la talla de Juana de Arco o Ricardo II, protagonista ¨¦ste ¨²ltimo de la famosa obra de Shakespeare.

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La lucha se centr¨® principalmente en territorio Franc¨¦s y, adem¨¢s de los dos principales contendientes, otras facciones como los reinos de Castilla, Arag¨®n, Navarra o Portugal se unieron a alg¨²n bando. Por supuesto, la presencia de mercenarios pagados por el mejor postor era tambi¨¦n habitual. Y ¨¦ste es, precisamente, el punto de partida de Bladestorm. Nos ponemos en la piel de uno de estos soldados de fortuna que buscan dinero y fama aprovechando la situaci¨®n b¨¦lica. Un soldado que, comandando un grupo de fieles compa?eros de batalla, tiene que hacerse un nombre en ese dif¨ªcil y peligroso mundo. Y este objetivo lo lograremos mediante la consecuci¨®n de los objetivos que nosotros previamente elegiremos. Y es que ¨¦sta es la ventaja de un mercenario: la de poder elegir bando. Evidentemente quien m¨¢s paga se lleva nuestros servicios. Por lo tanto no vamos a tener un bando en el cual vamos a lidiar toda la guerra. M¨¢s bien, y seg¨²n las circunstancias, nos decantaremos por Francia unas veces, e Inglaterra por otras.

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Despu¨¦s de recrearnos lo ojos con la presentaci¨®n, y deseosos de probar la nueva criatura de la compa?¨ªa japonesa, seleccionamos la opci¨®n de comenzar la partida. El primer escenario que se pone ante nosotros es el de una taberna de la ¨¦poca. Vamos a verla muchas veces durante el juego porque es ni m¨¢s ni menos que nuestro cuartel general. El lugar donde, desde unos men¨²s que aparecen en la parte inferior de la pantalla, accederemos a las distintas opciones que se nos ofrecen. All¨ª podremos seleccionar nuestra misi¨®n, contratar a nuestro equipo, comprar y vender armas y objetos, charlar con los personajes que pululan por ella, etc.

El dise?o de la taberna es correcto y digno de la nueva generaci¨®n, pero poco m¨¢s. El modelado de las personas es bastante acertado aunque se echa en falta algo m¨¢s de detalle. Mientras nos decidimos por una de las opciones, una c¨¢mara subjetiva hace un suave y lento recorrido por la estancia para que podamos familiarizarnos con ella y quiz¨¢s para que la imagen no se haga tan mon¨®tona.

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La m¨²sica que acompa?a estos primeros instantes de la partida es de corte medieval, por supuesto. La calidad de la misma puedo afirmar que es incluso superior al trabajo logrado en los gr¨¢ficos. Realmente nos pone en situaci¨®n, ya que ir¨¢ variando seg¨²n el escenario. Tranquila para la taberna, ¨¦pica para las batallas, mel¨®dica en nuestras conversaciones con los personajes con los que nos vamos encontrando. Incluso hay cambios de 'tempo' cuando la situaci¨®n lo requiere. Por ejemplo, cuando estamos a punto de ganar una batalla, la m¨²sica se acelera y se vuelve m¨¢s ¨¦pica si cabe.

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Nuestro primer contacto es el due?o de la taberna. Un fornido hombre de pasado guerrero que parece que ha perdido uno de sus ojos en la batalla. ?l es el encargado de ponernos al d¨ªa de la situaci¨®n que se est¨¢ viviendo en estos momentos en Francia. Y ¨¦l ser¨¢ nuestro contacto, nuestro proveedor a partir de ahora. Siempre que volvamos de nuestras misiones a la taberna, all¨ª nos lo encontraremos; dispuesto a explicarnos noticias del frente, ofrecernos misiones, o darnos consejos muy ¨²tiles.

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Justo en el momento en el que este personaje nos pide que nos identifiquemos, el juego nos da la oportunidad de generarnos a nuestro personaje a nuestra imagen y semejanza. O totalmente diferente. Todo depender¨¢ de nuestra habilidad e imaginaci¨®n a la hora de manejar el creador de personajes que se pone a nuestra disposici¨®n. Podremos cambiar detalles de nuestra fisonom¨ªa y atuendo (incluso establecer nuestro g¨¦nero), y hasta la voz. En ¨¦sta ¨²ltima opci¨®n disponemos de una voz grave, otra media y otra aguda. Una vez finalizado este importante tr¨¢mite, ponemos el nombre a nuestra creaci¨®n.

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El cantinero nos dir¨¢ que ya no olvidar¨¢ tal nombre a partir de ahora y nos ofrece nuestra primera misi¨®n. Estamos listos para la lucha. Hasta aqu¨ª la calidad del producto podemos decir que es media. No destaca en nada en particular. Quiz¨¢s la presentaci¨®n es lo que mejor regusto de boca nos deja. Eso s¨ª, en t¨¦rminos generales nos esper¨¢bamos algo m¨¢s espectacular y digno de estas consolas de nueva generaci¨®n. Pero por el momento tendremos que seguir jugando para descubrir algo realmente diferente. Si embargo, no nos entretengamos aqu¨ª. Sigamos adelante.

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El sistema de lucha es bastante sencillo. Una vez nos hemos hecho con el control del grupo apretando el bot¨®n correspondiente cuando estamos cerca del l¨ªder, podemos avanzar con nuestro personaje en direcci¨®n hacia los adversarios. Nuestros compa?eros nos seguir¨¢n all¨¢ donde vayamos. Y es que no es bueno estar s¨®lo en la batalla. Para comprobar lo peligroso que es, s¨®lo hay que alejarse del grupo e ir por esos mundos de Dios a alg¨²n basti¨®n enemigo plagado de soldados. Enseguida detectan nuestra presencia y en cuesti¨®n de segundos nos vemos rodeados de ellos y recibiendo golpes por todos lados. Nada de guerreros sobrenaturales aqu¨ª que derrotan a cientos de enemigos de un mandoble con su espada. Una dosis de realidad que nunca viene mal. Aprovecho para comentar que cuando hay una cantidad realmente importante de personajes en pantalla, se producen las tan temidas y odiadas ralentizaciones. No son de destacar, pero tampoco son desde?ables, y m¨¢s en un producto de esta categor¨ªa y nivel. Uno esperaba que los desarrolladores se hubieran esmerado m¨¢s en este aspecto y lo hubieran pulido antes de salir al mercado. Repito, son pocas y no suelen durar mucho tiempo, pero haberlas, las hay.

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Hay diferentes tipos de escuadrones. Al principio, los grupos que podremos controlar ser¨¢n la infanter¨ªa, la caballer¨ªa y los arqueros. A medida que avancemos en el juego y vayamos adquiriendo experiencia y fama, podremos hacernos con el control de todo tipo de batallones. Desde tropas de asalto hasta ballesteros, pasando por artiller¨ªa. De nuestra habilidad a la hora de seleccionar un equipo determinado en cada momento depender¨¢ en gran medida el resultado de la batalla.

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Y en la lucha, ?c¨®mo damos ¨®rdenes a nuestro grupo? Muy sencillo. Seg¨²n la tipolog¨ªa del mismo, dispondremos de dos o tres acciones predeterminadas entre las que escoger. Por ejemplo, para los arqueros dispondremos de apuntar (con zoom a toda pantalla incluido), y disparar; para la infanter¨ªa dispondremos de ataque y defensa, etc. Cuando apretamos el bot¨®n correspondiente a la acci¨®n, aparece una barra de tiempo decreciente. Mientras ¨¦sta no llegue a cero, nuestros soldados luchar¨¢n o se proteger¨¢n durante todo ese tiempo. Y nosotros, si apretamos el bot¨®n de acci¨®n, realizaremos tal movimiento preasignado. Cuando nuestros solados hacen bien su trabajo y eliminan a suficientes enemigos aparece en pantalla una barra llamada 'Bladestorm' que indica que a partir de ese momento y hasta que se consuma, tendremos una potencia de ataque y rapidez de movimientos muy superiores a lo normal. Adem¨¢s, nuestro grupo brillar¨¢ con destellos rojos. Si bien este es un sistema de batalla bastante afortunado (aunque no novedoso), la verdad es que nos hubiera gustado un poco m¨¢s de libertad a la hora de la enfrentarnos a nuestros enemigos.

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El objetivo es normalmente hacerse con el control de un castillo enemigo o eliminar a un famoso y poderoso general enemigo. Para ello, tendremos que ir conquistando poco a poco terreno enemigo mediante el uso de nuestro sentido de la estrategia, y sobre todo, de nuestra habilidad de decidir en cada momento la acci¨®n a realizar. Sin embargo, al final todo se reduce a ir seleccionando equipos de ataque, luchar con ellos indicando las acciones a realizar e ir tomando posiciones.

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Y ¨¦ste precisamente se convierte, con el tiempo, en uno de los 'peros' que le hemos encontrado a Bladestorm. Llega a hacerse repetitivo y tedioso. Al principio los logros que vamos consiguiendo, los tesoros que encontramos, los personajes que vamos encontrando y la trama hist¨®rica subyacente que se desarrolla ante nuestros ojos, hacen que mantengamos la tensi¨®n y las ganas de jugar. Pero con el tiempo, y al ver que la mec¨¢nica de juego no cambia y siempre tenemos que estar haciendo las mismas cosas, uno se pregunta si vale la pena continuar. Es divertido y entretenido, s¨ª. Pero por cierto tiempo.

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