Lo hemos jugado
Atomic Heart, impresiones finales: ?la primera gran sorpresa de 2023?
Viajamos a Par¨ªs para probar la ¨®pera prima de Mundfish, un t¨ªtulo ambicioso en todos los sentidos y que muestra distintas caras. Todas con algo interesante detr¨¢s de s¨ª.
Atomic Heart es uno de esos juegos que llaman tanto la atenci¨®n que uno no sabe si realmente estamos ante un gran hit inesperado de un estudio novato o hay algo que se nos escapa. En un 2023 repleto de grandes nombres preparados para salir a la venta, el conocido como Bioshock ruso quiere su hueco y lo est¨¢ buscando a base de gr¨¢ficos de infarto y una jugabilidad sorprendente. El ¨²ltimo tr¨¢iler contra un jefe con forma de bola metalizada sorprendi¨® y gusto. No era para menos. Hemos viajado a Par¨ªs para probar durante m¨¢s de cuatro horas qu¨¦ ofrece Atomic Heart. Y si no lo ten¨ªas en el radar, tal vez deber¨ªas empezar a prestarle atenci¨®n.
El juego arranca en un futuro alternativo en los a?os 50, tras la victoria de los sovi¨¦ticos en la Segunda Guerra Mundial y con una carrera en el desarrollo de la rob¨®tica y la tecnolog¨ªa que empuja a la sociedad a un mundo ut¨®pico y futurista. Los robots hacen casi todas las tareas que podamos imaginar, los chips creados por los sovi¨¦ticos te permiten en segundos aprender ingenier¨ªas, oficios y formaci¨®n en cualquier campo y una vida automatizada y tranquila. Todo se nos presenta con unos gr¨¢ficos de infarto, enormes estructuras, reflejos impresionantes y estatuas que recuerdan la fuerza de una Uni¨®n Sovi¨¦tica que nunca se desintegr¨®.
Con un inicio pausado, narrativo y contemplativo, vamos avanzando con nuestro protagonista, algo esc¨¦ptico respecto a las m¨¢quinas, mientras este visita a uno de los cient¨ªficos m¨¢s reconocidos de este mundo ideal. Lo que escuchamos y vemos nos ayuda a entender en qu¨¦ mundo vivimos, en una narrativa visual muy de Rapture. Escuchamos como el futuro es un sistema neuronal con el que controlar a los robots sin paneles de control ni ordenadores, solo con la mente. Y entendemos que la ciencia lo es todo.
Pero en un momento dado, y nunca mejor dicho, a un dron se le cruzan los cables y nos empieza a atacar cuando sobrevol¨¢bamos unas instalaciones magn¨ªficas. Caemos y nos estrellamos con una de las bases y empieza un asalto contra nosotros y contra todo ser humano. La rebeli¨®n de las m¨¢quinas. Tras una secuencia espectacular, nuestro contacto nos da como misi¨®n principal buscar y acabar con un objetivo que es el sospechoso de haber hackeado las m¨¢quinas y trabajar desde hace a?os para conspirar contra el orden establecido. Empieza Atomic Heart.
Nuestra b¨²squeda del tal Petrov nos hace ver en qu¨¦ tipo de locura dist¨®pica estamos, empezando por una abuela de campo que de cuidar vacas saca un bazooka para atacar a robots y que acaba mand¨¢ndonos al interior de una instalaci¨®n subterr¨¢nea donde estar¨¢ nuestro objetivo. Ah¨ª nos encontramos en un lugar t¨¦trico, destrozado por las m¨¢quinas, oscuro y agobiante. Avanzamos lentamente, sin armas salvo una llave cuerpo a cuerpo y un guante charlat¨¢n que servir¨¢ para puzles, para ataques especiales m¨¢s adelante y qui¨¦n sabe.
Cuando aparece el primer robot, el juego hace una declaraci¨®n de intenciones: cuesta matarlo a golpes, es capaz de esquivar nuestros ataques y tiene ataques inbloqueables que nos mandan a la lona. Lo m¨¢s normal es que te mate. ?Es esto un Souls? te preguntas. Por el camino encuentras una, dos o tres balas de escopeta, pero poco despu¨¦s te asaltar¨¢n un par o tres de robots: la munici¨®n es insuficiente y el combate cuerpo a cuerpo, imprescindible. La dureza de los robots nos sorprende, y explorar estas instalaciones mientras intentamos conseguir aunque sea una bala m¨¢s de escopeta mientras buscamos recursos es motivo de celebraci¨®n.
M¨¢s o menos conseguimos avanzar recopilando grabaciones de emergencia que contextualizan y aportan detalles a lo que vemos, como en Bioshock. Hasta un jefe: un robot vestido de negro al que tres escopetazos apenas le bajan menos de media barra. Conseguimos acabar con ¨¦l a duras penas (esquivan, saltan, pero nosotros tambi¨¦n tenemos movimientos evasivos cuando nos atacan) y seguimos. Nos topamos con una m¨¢quina cachonda (en todos los sentidos) donde podremos mejorar armas y nuestro guante, con el que podremos lanzar descargas el¨¦ctricas.
El ambiente es opresivo, el avance m¨¢s o menos lineal y vamos aprendiendo nuevas mec¨¢nicas, como coger y levantar objetos con el guante a lo Half-Life 2, ideal para lanzar cajas y despistar a c¨¢maras de seguridad¡ si nos detectan, vendr¨¢n robots y ya sabemos de qu¨¦ va la historia. A lo largo de esta siguiente zona exploramos distintos pisos, realizamos peque?os puzles para abrir puertas cerradas o buscamos como encender la electricidad mientras luchamos con algunos robots m¨¢s, evitamos obst¨¢culos letales y¡ hablamos con los muertos.
Una de las posibilidades que nos da el juego es hablar con personas que a pesar de estar muertas, mantienen durante horas una conciencia propia que nos ayuda a entender qu¨¦ podemos hacer a continuaci¨®n. Uno de ellos nos dijo que deb¨ªamos buscar la combinaci¨®n en un oficial que fue a un sitio concreto. Cuando vamos ah¨ª, no recogemos dicho papelito y abrimos la puerta: miraremos al suelo, veremos la secuencia y tendremos que ponerla a mano para abrir dicho camino. Es un detalle que demuestra como estar atento y mirar a nuestro alrededor es importante. La ambientaci¨®n, los sonidos, el doblaje al castellano. Todo est¨¢ perfectamente medido para que estas primeras horas, algo lentas en alg¨²n momento, te atrapen. Esto promete.
Mundo abierto: la otra cara de Atomic Heart
?Y aqu¨ª es donde empez¨® otra cara totalmente diferente del juego, la del mundo abierto. Tras jugar al inicio del t¨ªtulo, el estudio nos cambi¨® la preview a otra localizaci¨®n. Ah¨ª vimos que nuestras herramientas contra esos robots mejoraban: nuevas habilidades con el guante (levantar enemigos y lanzarlos contra el suelo, congelarlos, crear una burbuja protectora¡) y probamos nuevas armas m¨¢s devastadoras, desde metralletas hasta una rail gun, pasando por pistolas de electricidad y armas cuerpo a cuerpo bestiales con cuchillas giratorias, mazos poderos¨ªsimos¡ Que saber crear armas y mejorarlas ser¨¢ clave, vaya.
El mundo abierto nos invitaba a explorar nuestro alrededor mientras vigil¨¢bamos las c¨¢maras de seguridad y acab¨¢bamos con oleadas de enemigos. Un tramo que no nos gust¨® tanto, porque se alejaba de lo medido y la ambientaci¨®n m¨¢s terror¨ªfica de la primera zona.. Pero s¨ª entendimos que el Open World es el espacio donde adem¨¢s de buscar recursos, podremos usar de veh¨ªculo para entrar en las nuevas zonas de la historia y en mazmorras propias. Y ah¨ª el nivel vuelve a subir.
Tras dar varios tumbos, acabamos entrando en una instalaci¨®n en la que su desarrollo era un gran puzle. En el techo hab¨ªa unas pilas que con nuestra descarga el¨¦ctrica pod¨ªamos cambiar su polarizaci¨®n de positivo a negativo. Eso serv¨ªa para que todo tipo de contenderores y plataformas cambiasen de posici¨®n hacia arriba o hacia abajo. Y con eso, saltando de un lado a otro y cambiando continuamente su posici¨®n, pod¨ªamos avanzar para conseguir recompensas imponentes. La manera de plantear estos rompecabezas nos gust¨®, y el estudio nos explic¨® que hab¨ªa un par m¨¢s de mec¨¢nicas repartidas por el juego adem¨¢s de esta.
Otra vez en la zona exterior, pudimos disfrutar de un espacio infectado de una especie de zombis que nos persegu¨ªan y a los que deb¨ªamos matar a granel, el uso de un veh¨ªculo para movernos a m¨¢s velocidad de un lado para otro y realizar alg¨²n rompecabezas para desbloquear la entrada a nuevas mazmorras. Seg¨²n Los desarrolladores, la exploraci¨®n ser¨¢ libre pero la historia principal tendr¨¢ un orden establecido y marcado, y por lo que entendimos, todo lo referente a la trama siempre tendr¨¢ un componente m¨¢s lineal y acotado como lo que jugamos al principio.
Un enorme jefe final
Nuestro periplo con Atomic Heart acab¨® con el jefe final que vimos en un tr¨¢iler hace algunas semanas. Una enorme bola de metal que ten¨ªa todo tipo de patrones m¨¢s habituales en una aventura en tercera persona que en un FPS. Un combate intenso, donde la m¨²sica gana enteros y aporta adrenalina extra y en el que deb¨ªamos aprender distintas secuencias de ataque de la bola para ir esquiv¨¢ndolos con los movimientos evasivos y esperar que mostrase sus puntos d¨¦biles para, entonces s¨ª, atacar y rebajarle su barra de vida. Jugamos dos veces contra ella: la primera, llegando con recursos limitados, muriendo a las primeras de cambio. La segunda, con un guardado donde ten¨ªamos varios objetos para recuperar vida (no se regenera autom¨¢ticamente) y m¨¢s armas, algo que nos facilit¨® el encuentro y conseguimos vencerlo. Intenso y variado.
Atomic Heart nos dej¨® muy buen sabor de boca en casi todo lo que propuso. En el mundo construido, en un apartado t¨¦cnico apabullante repleto de detalles, en mec¨¢nicas muy inteligentes tanto en combate cuerpo a cuerpo como en habilidades especiales de nuestro guante o variedad de armas, en la forma de contar y entender qu¨¦ pasa a nuestro alrededor y en puzles que si est¨¢n bien repartidos y son variados, dar¨¢n que hablar. Menos nos convenci¨® la zona abierta, aunque es cierto que nos lanzaron ah¨ª en medio sin tener muy claro qu¨¦ hacer y seguramente, cuando lleguemos ah¨ª en el juego de forma org¨¢nica, la experiencia puede ser mejor. Sale en febrero, es de un estudio novato pero el juego que edita Focus Entertainment y nos trae Plaion en Espa?a tiene mimbres para ser la primera gran sorpresa de 2023.
- Acci¨®n
- Aventura
Atomic Heart es una aventura de acci¨®n tipo shooter en primera persona ambientada en un mundo dist¨®pico durante la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica a cargo de Mundfish y Focus Entertainment para PC, PlayStation 4, Xbox One, PlayStation 5 y Xbox Series. El imparable avance de la tecnolog¨ªa y el desarrollo de experimentos secretos han dado lugar a criaturas mutantes, m¨¢quinas aterradoras y robots superpoderosos que, de repente, se han rebelado contra sus creadores. Solo t¨² puedes detenerlos y averiguar qu¨¦ hay m¨¢s all¨¢ de este mundo ideal.