An¨¢lisis Atlas Fallen, buenas ideas ocultas bajo la arena

Aunque ha llovido mucho desde que Dark Souls desat¨® uno de los mayores fen¨®menos de la industria en el siglo XXI y a d¨ªa de hoy es posible encontrar decenas de t¨ªtulos que se inspiran en la obra de From Software, no conviene olvidar que Deck13 fue uno de los primeros estudios que trataron de seguir su estela con Lords of the Fallen (2014), algo que posteriormente se repiti¨® con The Surge (2017), que cambi¨® la fantas¨ªa medieval por la ciencia ficci¨®n.

Por eso mismo y para evitar confusiones, no est¨¢ de m¨¢s recordar que el nuevo Lords of the Fallen no est¨¢ en manos del equipo alem¨¢n que ahora nos presenta Atlas Fallen, un llamativo RPG de acci¨®n que llega con la intenci¨®n de conquistarnos gracias a la idea de sumergirnos en un vasto mundo sumergido en arena por los designios de Thelos, el malvado Dios Sol al que nos toca hacer frente. El juego llega a PS5, Xbox Series X|S y PC, as¨ª que es la hora de contestar a la pregunta del mill¨®n: ?merece la pena?

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Polvo somos y en polvo nos convertiremos

No vamos a negar que la puesta en escena de Atlas Fallen es toda una declaraci¨®n de intenciones en la que, si algo podemos tener claro, es que vamos a ver un t¨®pico tras otro. No queremos desvelar demasiados detalles, pero puedes dar por hecho que en cuesti¨®n de segundos ser¨¢s un h¨¦roe a quien acaban de encargar la sencilla tarea de salvar el mundo de la destrucci¨®n. Una especie de elegido que, en realidad, es un pobre desgraciado que estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. Eso s¨ª, os recomendamos que no saqu¨¦is conclusiones durante los primeros compases, porque el pr¨®logo no hace justicia al juego. Ya lo entender¨¦is.

A pesar de que algunas historias secundarias parten de una premisa interesante, resulta evidente que el guion no es el punto fuerte del juego y al cabo de unos pocos minutos todo forma parte de una excusa para ponernos a hacer lo que realmente importa: explorar un mundo devastado por el ¨¢rido clima, buscar coleccionables y luchar contra todo tipo de monstruos. Y en cierto modo ¡ªa pesar de algunos problemas que comentaremos m¨¢s abajo¡ª, funciona gracias a una de las claves del t¨ªtulo: su fant¨¢stico sistema de control y lo divertido que es manejar al personaje.

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Aqu¨ª no tenemos un bot¨®n para sprintar; en su lugar, lo que hacemos es surcar las dunas como si estuvi¨¦semos haciendo snowboard sobre la nieve. La transici¨®n entre caminar, correr y deslizarnos es inmediata y muy suave, por lo que recorrer el mundo es algo realmente satisfactorio a los mandos. ?Record¨¢is cuando destacamos que era muy divertido controlar a Frey en Forspoken? Pues estamos ante un caso pr¨¢cticamente id¨¦ntico. Adem¨¢s, la exploraci¨®n a veces es muy vertical y la combinaci¨®n del doble salto con el dash a¨¦reo nos permiten escalar con agilidad y alcanzar casi cualquier rinc¨®n del escenario en cuesti¨®n de segundos.

Escenarios que, dicho sea de paso, nos ofrecen una experiencia cercana a la de numerosos videojuegos de mundo abierto: tenemos unos pilares que sirven como atalayas para detectar elementos de inter¨¦s desde la distancia, un poder sensorial que nos permite revelar la posici¨®n exacta de los objetivos de la misi¨®n en curso, una serie de yunques que hacen las veces de punto de control¡­ Lo que m¨¢s destaca es, sin duda, la habilidad de levantar estructuras enterradas por la arena pulsando la cruceta hacia arriba, algo que nos permite revelar cofres ocultos, escaleras que nos sirven para alcanzar nuevas zonas y otras acciones. Atlas Fallen no viene a revolucionar el g¨¦nero. De hecho, lo que hace es pecar de lo mismo que muchos de los que ya hicieron algo similar: la escasez de actividades y la repetici¨®n de las mismas.

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Los combates brillan con luz propia

Uno de los elementos que m¨¢s nos han gustado es la importancia que tiene la habilidad Piel de Arena, una especie de contraataque especial que nos permite, siempre y cuando lo ejecutemos en el momento exacto, endurecer nuestro cuerpo y petrificar a nuestro enemigo. Es algo muy ¨²til para salir de situaciones delicadas, sobre todo cuando nos enfrentamos a grupos de varios monstruos y queremos encontrar un respiro, ya que no es f¨¢cil lidiar contra varios rivales a la vez.

Tambi¨¦n nos ha sorprendido ¡ªpara bien¡ª la manera en la que Fallen Atlas nos exige gestionar el medidor de ¨ªmpetu, ya que funciona de una manera muy distinta al equivalente en otros juegos. Para empezar, conforme rellenamos segmentos de la barra, nuestras armas espirituales aumentan su tama?o y poder, permiti¨¦ndonos atacar desde m¨¢s distancia e infligir m¨¢s da?o. Sin embargo, el estado de ¨ªmpetu es un arma de doble filo, pues nuestro cuerpo se vuelve m¨¢s fr¨¢gil al mismo tiempo que disfrutamos de sus beneficios.

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Estos dos elementos dan lugar a unos combates muy divertidos, exigentes pero sin abusar (adem¨¢s, el juego ofrece varios niveles de dificultad entre los que podemos alternar en cualquier momento), pues nos ha parecido un sistema justo, que siempre da una segunda oportunidad y que nos ofrece herramientas suficientes para encarar cualquier situaci¨®n, por no hablar de las habilidades ofensivas y defensivas que podemos aprender conforme avanzamos y encontramos gemas, que hacen las veces de poderes especiales.

Hay que dar un peque?o tir¨®n de orejas a Deck13 en lo que al bestiario de enemigos respecta, ya que la oferta no es tan generosa como nos gustar¨ªa y en nuestra opini¨®n, el dise?o de los monstruos no est¨¢ demasiado inspirado. Por suerte, todo lo contrario sucede con los jefes finales, que no solo impresionan por su tama?o, sino por que la manera de pelear contra ellos cambia por completo. Lo m¨¢s relevante es que sus cuerpos se dividen en varias partes y cada una de ellas tiene su propia barra de salud, permiti¨¦ndonos encarar la batalla de m¨²ltiples formas y valorar merece la pena centrarnos en acabar con ¨¦l lo m¨¢s r¨¢pido posible, o anular sus partes m¨®viles para tener una pelea lenta, pero segura. En definitiva, los combates son uno de los principales atractivos de Atlas Fallen.

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Bajo la arena: luces y sombras

Resulta innegable que Atlas Fallen es un t¨ªtulo interesante, ya que su envoltorio es cautivador gracias a una fant¨¢stica ambientaci¨®n, funciona realmente bien a los mandos tanto a la hora de desplazarnos por sus escenarios como en lo que a los combates se refiere y t¨¦cnicamente es muy s¨®lido, pero no es oro todo lo que reluce. Sin ir m¨¢s lejos, en cuanto nos sentamos a reflexionar sobre todo lo que hemos vivido a los mandos del juego, hay un nombre que se nos viene r¨¢pidamente a la cabeza: Forspoken

El paralelismo con la obra de Square Enix es v¨¢lido tanto para sus virtudes como para sus defectos, ya que si todo lo mencionado anteriormente forma parte del conjunto de elementos positivos, muy a nuestro pesar tenemos que decir que el juego peca de algo que, lamentablemente, vemos ¡ªy sufrimos¡ª a menudo en el g¨¦nero. Porque, una vez m¨¢s, estamos ante un mundo abierto muy bonito, pero en el que no hay demasiadas cosas que hacer. Las actividades secundarias, esas a las que habitualmente llamamos ¡°misiones de recadero¡± est¨¢n presentes de inicio a fin y son lo que son.

Recoger un objeto perdido, encontrar a un personaje que se halla en paradero desconocido, derrotar a un grupo de enemigos¡­ En fin, podr¨ªamos seguir poniendo ejemplos, pero en pleno 2023 ya estamos curados de espanto y una vez vistas varias de ellas, vistas todas. As¨ª que ya sab¨¦is, ir de un lugar a otro barriendo ¨¢reas del mapa, engrosando la lista de encargos completados y progresando poco a poco. Lo de siempre, vamos. Eso s¨ª, en su favor hay que decir que no estamos ante uno de esos colosos de 150 horas, sino a un juego que condensa mejor sus contenidos y no abruma al jugador, pues se puede completar en unas 20 horas, cifra que se multiplica por dos en caso de peinar cada rinc¨®n del escenario en busca del 100%. Algo es algo.