Army Corps of Hell
- PlataformaPSV6.5
- G¨¦neroRPG, Acci¨®n
- DesarrolladorEntersphere
- Lanzamiento01/03/2012
- EditorSquare Enix
Pikmins infernales
Square Enix debuta en Vita, y no lo hace con un remake o spin-off de Final Fantasy u otra de sus sagas m¨¢s conocidas. Army Corps of Hell despliega un ej¨¦rcito de criaturas del infierno entre las que tendremos que abrirnos paso, como Se?or del Inframundo, comandando un ej¨¦rcito de Goblins sedientos de sangre que nos ayudar¨¢n a recuperar el trono.
Esta es la historia de un Se?or de los Infiernos que fue apartado de su trono, desterrado y acab¨® arrojado al mism¨ªsimo inframundo. De c¨®mo reclut¨® una horda de est¨²pidos Goblins, los adiestr¨® a sangre y fuego, convirti¨® en sus fieles lacayos y a ritmo de Black Metal acab¨® transform¨¢ndolos en un ej¨¦rcito de fieros guerreros con los que atravesar las yermas tierras infernales y reclamar de vuelta aquello que hab¨ªa sido suyo por derecho. Y todo ello en clave de humor, por supuesto. Choca y -a la vez dice bastante- que Square Enix debute con un t¨ªtulo de este corte en una nueva port¨¢til, m¨¢s cuando hemos visto su historial de remakes y reediciones en PSP o DS: un h¨ªbrido entre la acci¨®n y la estrategia que bebe de juegos como Pikmin o Patapon con una ambientaci¨®n demon¨ªaca en la l¨ªnea de Overlord, plagada de humor negro y una inspirada est¨¦tica.
Las primeras partidas con Corps of Hell, especialmente si venimos de haber probado los t¨ªtulos t¨¦cnicamente m¨¢s espectaculares de PS Vita, nos dejar¨¢n bastante fr¨ªos: en lo visual no es precisamente lo que esperar¨ªamos de una m¨¢quina tan potente como demostraci¨®n de fuerza en su primera hornada de juegos. La acci¨®n tiene lugar en una sucesi¨®n de estancias conectadas entre s¨ª en las que tendremos que derrotar a todos los enemigos que encontremos antes de avanzar a la siguiente. Los escenarios est¨¢n muy vac¨ªos, apenas un trozo de tierra que cambia de color, diferentes obst¨¢culos y distintos enemigos, versiones modificadas de una plantilla base con ciertos requisitos, hasta llegar al jefe final, donde s¨ª hay m¨¢s mimo visual. Los modelados tampoco son espectaculares, pero el dise?o en cambio ayuda bastante a que este apartado t¨¦cnico justito tenga carisma y personalidad.
Para ponernos en situaci¨®n, controlamos a una horda de Goblins -p¨¦simamente traducido como Duendes- de tama?o variable y tres tipos -infanter¨ªa, lanceros y magos- y comand¨¢ndolos, debemos derrotar a los monstruos que nos salen al paso. Tan sencillo como eso. El jugador tiene representaci¨®n en el juego con el Rey del Infierno, es decir, est¨¢ f¨ªsicamente presente en la batalla, rodeado y flanqueado por sus ac¨®litos pero no podr¨¢ atacar directamente. La partida no acaba hasta que ¨¦l muere, ya que puede revivir a los Goblins durante unos segundos despu¨¦s de haber caido, o reclutar m¨¢s en jaulas que habr¨¢ esparcidas por el mapeado. Es un personaje interesante, con su m¨¢scara calav¨¦rica, capa y levitando para desplazarse, pero no por ello exento de humor negro: las frases entre nivel nivel de las conversaciones que mantiene con los Duendes, y su relaci¨®n amor-odio son para enmarcar.
El control est¨¢ bien implementado. Un anal¨®gico nos servir¨¢ para desplazarnos junto a nuestra legi¨®n mientras que con el otro rotaremos la c¨¢mara, un gatillo har¨¢ que los Goblins entren en formaci¨®n de combate -de orbe -circular- para la infanter¨ªa, cu?a para los lanceros y falange para los magos, lo que nos reportar¨¢ ventajas y bonificaciones al ataque, ofensiva que lanzaremos con el otro gatillo. La infanter¨ªa pasa por ser r¨¢pida y efectiva en la corta distancia, capaz de ejecutar un ataque de salva en grupo aunque no tiene apenas rango, algo con lo que s¨ª cuentan los lanceros que recorrer¨¢n la pantalla entera si es preciso, cargando en busca de un enemigo al que empalar. Los magos pasan por ser la elecci¨®n para los ataques a distancia o para hacer frente a enemigos envueltos en llamas o que nos da?ar¨¢n al tocarlos, con proyectiles m¨¢gicos que se pueden cargar durante varios segundos -oiremos su canto- para inflingir mayor castigo. El control se completa con X para realizar un "dash" o un peque?o movimiento r¨¢pido hacia el lado que elijamos, y el resto de los botones para cambiar entre el tipo de Goblins al que convocaremos para la vanguardia de la formaci¨®n.
El repertorio de monstruos rivales pasa por ser bastante escaso, es una pena, y veremos desfilar versiones ligeramente modificadas de ellos -por ejemplo, con protecciones o envueltos en llamas para evitar nuestra infanter¨ªa y lanceros, o variantes con atributos diferentes como lanzar rayos-. Estos seres del inframundo se puden consultar despu¨¦s en un compendio demon¨ªaco que hace las veces de bestiario, registrando adem¨¢s el n¨²mero de muertes que hemos sumado de cada tipo as¨ª como los objetos que podremos recoger al deshacernos de ellos. Y es que con estos objetos tendremos acceso, mediante la alquimia, a poder crear nuevas armas, armaduras, vestuario y b¨¢culos m¨¢gicos con los que equipar a nuestros bichillos, as¨ª como un objeto especial que portar¨¢ nuestro avatar y que tendr¨¢ un efecto especial. Como se?or del mal podremos hacer sonar tambores, cornetas y guitarras para insuflar ¨¢nimo en nuestra tropa y concederle ventajas temporales -bonificaciones al ataque, defensa, rescatarnos en situaciones comprometidas, restituir su salud e incluso resucitarlos-, instrumentos forjados a partir de materiales como huesos de calavera, cuernos de drag¨®n, pelo chamuscado o piel de serpiente.
La m¨²sica es uno de los mejores apartados de Army Corps. Rock y Metal con guitarras energ¨¦ticas y voces que representan perfectamente la alianza entre este g¨¦nero musical y el infierno que siempre se ha establecido y que tan bien han retratado otros juegos como Brutal Legend. A medida que vamos superando niveles, nuestra peque?a armada crecer¨¢ en n¨²mero m¨¢s y m¨¢s, los equiparemos con mejores espadas, lanzas y b¨¢culos, incluso con t¨²nicas m¨¢gicas y armaduras con resistencia a ataques elementales -"Si no os conociese me creer¨ªa que sois guerreros y todo!"- y podremos escoger el n¨²mero de cada grupo que nuestra falange incluir¨¢, con cierto componente estrat¨¦gico al principio de cada nivel. Tampoco vamos a ser injustos; resulta divertido y entretenido al principio y hay cierta sensaci¨®n de recompensa y progresi¨®n.
Pero todo este correcto planteamiento acaba lastrado por un desarrollo repetitivo, muy repetitivo, que apenas consiste en recorrer estancia tras estancia limpiando las salas de enemigos cl¨®nicos, de una u otra manera y con una tropa espec¨ªfica dependiendo de su perfil, recoger los objetos que dejan, y as¨ª sucesivamene hasta enfrentarnos al jefe final. Algunos de ellos s¨ª que requieren dise?ar una estrategia concreta, pero tambi¨¦n acaban afectados por este mal vicio de clonarlos a?adiendo alguna caracter¨ªstica distina. El ¨²nico impulso por seguir juntando, llegados a cierto momento, es el humor que transmiten los Goblins, sus follones con el Se?or del Infierno y escuchar la m¨²sica que se vierte de las guitarras. El justito apartado gr¨¢fico tampoco ayuda. Para alargar su vida, se ha inclu¨ªdo un modo multijugador para 4 jugadores, Ad hoc, que a?ade un toque bastante fresco: se trata de recorrer los mismos niveles del modo principal, con el aliciente de tener 4 hordas con sus 4 se?ores del mal en el mapeado y poder cooperar en t¨¢cticas coordinadas o robar los Goblins y las recompensas del rival, si queremos.
En definitiva, un t¨ªtulo correcto que puede aportar buenos momentos pero que comete los pecados arriba descritos, bajando enteros la experiencia. Buena opci¨®n para los que gusten del g¨¦nero o para los que quieran debutar en ¨¦l en un t¨ªtulo simp¨¢tico, con personalidad, y poco exigente en su acercamiento estrat¨¦gico.
Correcto
No es lo ¨²ltimo ni lo m¨¢s original, tampoco cuenta con la mejor ejecuci¨®n, pero puede divertir si te gusta el g¨¦nero. Bien, pero mejorable. C¨®mpralo si te gusta el g¨¦nero y te gusta tenerlos todos.