¡®Misi¨®n Imposible: Sentencia final¡¯, cr¨ªtica: un adi¨®s por todo lo alto para el ¨²ltimo gran h¨¦roe de acci¨®n

Ethan Hunt es el ¨²ltimo superviviente de una estirpe extinta de h¨¦roes de acci¨®n cuya sola presencia bastaba para llenar las salas de cine. En esa categor¨ªa estaban James Bond, Indiana Jones, John McClane, Jason Bourne o Mad Max, pero por unas razones u otras, solo nos quedaba Ethan: una mezcla de todos ellos que se esconde tras la sonrisa inmortal de Tom Cruise. Pero a todo el mundo le llega su hora, y la aventura que comenz¨® hace casi tres d¨¦cadas con Brian De Palma en 1996 anuncia su final con una entrega que rinde tributo a toda la saga.

Es cierto que ¡®Sentencia final¡¯ no es la entrega m¨¢s brillante de la franquicia, pero conserva los ingredientes que garantizan su ¨¦xito: un ritmo imparable, la ic¨®nica m¨²sica de Lalo Schifrin, un par de secuencias que generan angustia y fascinaci¨®n a partes iguales, una fotograf¨ªa cuidada al detalle y, por supuesto, Tom Cruise. Porque este personaje, al igual que ocurre con Indiana Jones, es inseparable del actor que lo interpreta. Es misi¨®n imposible imaginar a otro Ethan Hunt que no sea el de Siracusa.

Dos problemas¡­

La pel¨ªcula se acerca a las tres horas de duraci¨®n ¡ªque, por cierto, se pasan volando¡ª, pero presenta dos problemas. El primero es su estructura como homenaje, lo que implica varios flashbacks y momentos de despedida para cada personaje (Hayley Atwell, Ving Rhames, Simon Pegg). La suma de estos elementos ralentiza el ritmo general y crea demasiados valles entre las secuencias de acci¨®n.

El segundo obst¨¢culo, ya presente en la entrega anterior, es la falta de un antagonista a la altura. Una inteligencia artificial omnipresente pero et¨¦rea, y un Gabriel que act¨²a como ac¨®lito rebelde, no logran estar al nivel de los villanos cl¨¢sicos de la saga.

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¡­ Y dos secuencias para el recuerdo

En sus or¨ªgenes, Misi¨®n Imposible era un thriller de esp¨ªas con espectaculares secuencias de acci¨®n y efectos especiales de primer nivel, una reinterpretaci¨®n moderna del mito de James Bond. Con el tiempo, ese esp¨ªritu dio paso a un cine espect¨¢culo en el que Cruise se jugaba la vida un par de veces por pel¨ªcula, algo que le ha tra¨ªdo m¨¢s de un susto.

En ¡®Sentencia Final¡¯, y a pesar de sus 62 a?os ¡ªque no aparenta, y ¨¦l se encarga de que eso quede claro en pantalla¡ª, no abandona ese camino. Primero, con una secuencia submarina rodada con gran maestr¨ªa por Christopher McQuarrie, quien ha sabido imprimir a la saga un estilo propio: elegante, preciso y con un dominio absoluto del ritmo narrativo. McQuarrie entiende el cine como espect¨¢culo, como una coreograf¨ªa entre tensi¨®n, emoci¨®n y belleza visual, algo que se nota en cada plano.

La segunda gran secuencia es una pelea a¨¦rea en biplanos en la que Cruise se juega la vida en cada toma. Aunque sabemos que no ocurri¨® nada grave, la escena logra generar aut¨¦ntica preocupaci¨®n en el espectador.

Una pel¨ªcula con mensaje

M¨¢s all¨¢ del espect¨¢culo visual y f¨ªsico, ¡®Sentencia Final¡¯ tambi¨¦n plantea una serie de temas que resuenan con fuerza en el contexto actual. La amenaza principal ¡ªuna inteligencia artificial omnipresente¡ª no es solo un recurso narrativo, sino una met¨¢fora del mundo moderno: un entorno donde la tecnolog¨ªa escapa al control humano, donde la verdad es manipulable y donde las decisiones ya no se toman en despachos, sino en algoritmos.

En ese escenario, Ethan Hunt representa algo casi anacr¨®nico: la lealtad, la intuici¨®n humana y el sacrificio personal. Su lucha no es solo contra un enemigo invisible, sino contra el paso del tiempo y contra la idea de que todo puede ser reemplazado por una m¨¢quina. En este sentido, la pel¨ªcula tambi¨¦n funciona como una reflexi¨®n sobre el propio Tom Cruise: un actor que, en plena era digital, sigue apostando por el riesgo f¨ªsico real, por el cine como experiencia tangible.

¡®Sentencia final¡¯ es una muestra de respeto hacia el espectador, que sabe que su estrella favorita lo da todo y no recurre a trucos de c¨¢mara. Tom Cruise es el ¨²ltimo gran actor de una estirpe que, como Buster Keaton, Errol Flynn, Steve McQueen, Burt Lancaster o Kirk Douglas, se encargaba personalmente de sus escenas de acci¨®n.

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Conclusi¨®n

¡®Sentencia final¡¯ es una despedida por todo lo alto de una de las sagas m¨¢s importantes de la historia del cine. Que Tom Cruise entienda el cine como espect¨¢culo no le resta valor a sus pel¨ªculas; al contrario, sigue siendo uno de los pocos actores por los que el p¨²blico est¨¢ dispuesto a pagar una entrada, sin importar el director o el g¨¦nero.

Viendo la pasi¨®n con la que aborda cada proyecto y el estado f¨ªsico que mantiene, cuesta creer que, pese a todos los anuncios, esta sea la ¨²ltima Misi¨®n Imposible. A¨²n queda, al menos, una ¨²ltima misi¨®n. Ethan Hunt, Tom Cruise y el p¨²blico se merecen que el mito no muera.

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