Cine
Cr¨ªtica de ¡®Respira¡¯, la nueva pel¨ªcula del g¨¦nero Milla Jovovich
En un mundo donde los Knicks son campeones de la NBA y la humanidad se ha quedado sin ox¨ªgeno (no sabemos si est¨¢ relacionado), la actriz trata de sobrevivir y tropieza con las piedras de siempre.
Hay dos palabras que resumen ¡®Respira¡¯ mejor que cualquier sinopsis: Milla Jovovich. Al igual que Nicolas Cage, la actriz ya es un g¨¦nero en s¨ª mismo. Lleva dos d¨¦cadas protagonizando pel¨ªculas de acci¨®n y ciencia ficci¨®n de calidad cuestionable y mucho nos tememos que ¡®Respira¡¯ no es la excepci¨®n. A¨²n estando dirigida por el ojito derecho de Spike Lee (Stefon Bristol) y protagonizada por un t¨¢ndem de Oscar (Jennifer Hudson y Quvenzhan¨¦ Wallis), la cinta no deja de ser un thriller de serie B que, sin ser catastr¨®fico, est¨¢ plagado de altibajos.
¡®Respira¡¯ se ambienta en un futuro no muy lejano en el que la humanidad se queda sin ox¨ªgeno y se ve abocada a la extinci¨®n. S¨®lo sobreviven aquellos de los que hoy d¨ªa nos burlamos, aquellos conspiranoicos que han construido un refugio subterr¨¢neo bajo su casa con suministros suficientes para una vida, lo que parecen purificadores de aire de ¨²ltima generaci¨®n y una tecnolog¨ªa que, estando Jovovich de por medio, permit¨¢monos decir que parece sacada de los laboratorios de ¡®Resident Evil¡¯.
En uno de esos b¨²nkeres construidos por los or¨¢culos del apocalipsis hay una madre y una hija, Jennifer Hudson y Quvenzhan¨¦ Wallis, dos personas sin problemas de ox¨ªgeno que de vez en cuando salen a la superficie a cuidar de su jardincitio y comprar ropita. En la otra cara de la moneda tenemos a Milla Jovovich y un par de supervivientes desesperados que llegan al refugio de las primeras sin apenas reservas de aire limpio. Unos quieren entrar y las otras deber¨¢n impedirlo. Bienvenidos de nuevo a ¡®Solo en casa¡¯.
Esa premisa es la piedra angular del guion de Doug Simon, el cual apareci¨® en 2019 en la blacklist de Hollywood, un listado anual en el que se recopilan los textos m¨¢s codiciados de la nevera. O dicho de otro modo, los que siguen sin abrirse camino a pesar de lo mucho que gusta su lectura entre los productores. Es f¨¢cil imaginarse lo que ve¨ªan los se?ores del malet¨ªn en las p¨¢ginas de ¡®Respira¡¯. Lo de siempre. Dinero (o m¨¢s bien falta de ¨¦l). Estamos ante una pel¨ªcula de planteamiento barat¨ªsimo. Un ¨²nico escenario (y adem¨¢s cerrado), pocos actores y un conflicto de lo m¨¢s simple y evidente que cualquiera deber¨ªa pillar. Al salir de la sala cuesta creer que hubiera algo m¨¢s en el embri¨®n y vuelve a quedar en entredicho la famosa blacklist.
Hemos visto a directores y guionistas generar tensi¨®n y adrenalina con menos, pero no es el caso. Aqu¨ª Simon, el escritor, cambia las reglas del juego cada dos por tres y Bristol, la mente a los mandos, no se esmera demasiado en ocultarlo. En una escena puede haber alguien presumiendo de lo impenetrable que es el refugio y en la siguiente puede haber una salida de aire a simple vista que parezca una chimenea para Pap¨¢ Noel. En otro momento quiz¨¢s se diga que los depuradores de ox¨ªgeno s¨®lo ayudan dos personas como m¨¢ximo y diez minutos despu¨¦s el l¨ªmite es tu imaginaci¨®n. Es inconsistente, su conclusi¨®n final un tanto rid¨ªcula y la explicaci¨®n de todo, la de siempre: lo hizo un mago o, en su defecto, una mente prodigio.
Hay minutos en los que la tensi¨®n fragua y todo est¨¢ salpicado de las t¨ªpicas bromas involuntarias de la serie B, como cuando aparece una tienda postapocal¨ªptica de la que cuelgan varios banners proclamando que en el 2035 los Knicks fueron campeones de la NBA con Randle en sus filas. Momentos que enganchan y capaces de arrancarnos una sonrisa que tocan techo con el papel de Jovovich en el final de la pel¨ªcula. Casi que dan ganas de recomendar ¡®Respira¡¯ s¨®lo por dicha funci¨®n. Casi.
El inexplicable tonito naranja que convierte la Tierra en Marte, las (innecesarias) panor¨¢micas de una Brooklyn (inexplicablemente) devastada, los trajes caballo entre ¡®Alien¡¯ y The Callisto Protocol tan dif¨ªciles de tomar en serio, lo exagerado de las actuaciones, lo olvidable de su fotograf¨ªa y apartado sonoro... Hay muchas cosas que podr¨ªan tolerarse en una producci¨®n as¨ª, pero resulta complicado cuando son tantas y encima vienen de la mango de un guion que no deja de sacarse conejos de la chistera.
Al final uno sale de la sala pensando dos cosas. La primera, lo ir¨®nico de que su t¨ªtulo sea tan parecido al de la pel¨ªcula que propuls¨® a Fede ?lvarez hasta la Nostromo. Porque el ¡®no¡¯ de aquella fant¨¢stica ¡®No respires¡¯ marca una diferencia tan peque?a como abismal. La diferencia entre quedarse petrificado en la butaca conteniendo la respiraci¨®n y soltar un resoplido de desidia por la nariz. Y la segundo que uno piensa al apagarse la pantalla es que ha vuelto a ver otra vez la misma pel¨ªcula que hace Milla Jovovich siempre, pero con un nombre distinto.
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