Cr¨ªtica de ¡®Oh, Canada¡¯: a Jacob Elordi le viene grande ser Richard Gere

En el imaginario colectivo, pensar en el legado del director Paul Schrader es pensar en dos pel¨ªculas de su amigo Martin Scorsese: Taxi Driver (Columbia, 1976) y Toro Salvaje (United Artists, 1980). Dos obras maestras que no ser¨ªan lo que son hoy d¨ªa sin los portentosos guiones de Schrader, que en plena ola del nuevo cine norteamericano de los 70 narr¨® la historia de dos personajes autodestructivos que retrataban de manera incuestionable los peores modales de la sociedad estadounidense, hasta entonces siempre ejemplar en cuanto a Hollywood se refer¨ªa. Tras aquellos dos trabajos, todo lo que se estrena con el apellido Schrader suele ser sin¨®nimo de garant¨ªas. Su ¨²ltima pel¨ªcula, Oh, Canada (Foregone Film, 2024), apuntaba muy alto gracias, en parte, a un cartel compartido por Richard Gere y Jacob Elordi, el gran icono de la caballerosidad durante los 80 y los 90 junto al ¨²ltimo de sus disc¨ªpulos. El film llega a los cines este mi¨¦rcoles 25 de diciembre con la sensaci¨®n de que el glamour de sus actores y el prestigio de su director y guionista est¨¢n muy por encima del resultado final.

Oh, Canada es una adaptaci¨®n de la novela Los abandonos de Russell Banks, de quien Schrader ya llev¨® a la pantalla la magn¨ªfica Aflicci¨®n (Lionsgate, 1997). En ella, Schrader vuelve a traer a un protagonista atormentado, c¨®mo no, pero con la salvedad de que esta vez no han sido las condiciones sociales las que han llevado al personaje al punto de partida de la pel¨ªcula, sino el remordimiento y la culpa. Richard Gere da vida a Leonard Fife, un prestigioso documentalista con una enfermedad terminal que en el ocaso de su vida quiere confesarse en una ¨²ltima entrevista y revelar sus secretos m¨¢s profundos. La entrevista, llevada por el siempre genial Michael Imperioli, referente de la televisi¨®n gracias a Los Soprano y White Lotus, conducir¨¢ al espectador a un viaje al pasado lleno de saltos temporales bastante confusos. A trav¨¦s de flashbacks veremos a Jacob Elordi en la piel de Fife en un pasado que intentar¨¢ explicarnos por qu¨¦ el personaje lidia con la culpa, la soledad y la b¨²squeda de redenci¨®n.

Haciendo un esfuerzo por olvidarnos de que Gere y Elordi se parecen m¨¢s bien poco (los casi dos metros de altura de Elordi cantan bastante), el trabajo de ambos actores resulta muy desigual. Mientras que Gere se esfuerza por salir de su h¨¢bitat natural y aguanta sin temor los primer¨ªsimos planos que Schrader le tira bajo la excusa de la entrevista grabada, Elordi tiene problemas para deshacerse de s¨ª mismo. Tras Saltburn (Amazon, 2023) y Euphoria (HBO, 2019) al actor le cuesta desligarse de la imagen de chico guapo y popular enamorado de s¨ª mismo.

Uma Thurman completa el casting, pero tampoco brilla como suele. Interpreta a la mujer de Gere en el tramo final de su vida. Una exalumna del documentalista que se enamor¨® de su profesor a pesar de la diferencia de edad y que no da claridad al relato, si no que lo confunde a¨²n m¨¢s. ?Es cierto o no lo que cuenta Fife en su ¨²ltima confesi¨®n? Su esposa, que deber¨ªa poner algo de luz a un testimonio laber¨ªntico, no saca de dudas al espectador. Las preguntas abiertas suelen funcionar si van acompa?adas de un final cat¨¢rtico que busca dejar una reflexi¨®n en el espectador, pero en este caso, parece m¨¢s bien que el que no sabe salir de su laberinto excesivamente dram¨¢tico es Schrader, al que esta vez, le sali¨® una pel¨ªcula fallida.

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