Cine
Cr¨ªtica de ¡®La Zona de Inter¨¦s¡¯, o c¨®mo seguir atrapando con un tema tan visto
Jonathan Glazer (¡®Under the skin¡¯) pone la mirada en el Holocausto como nunca antes se hab¨ªa hecho.
Pese a que el Holocausto en el cine es un tema bastante recurrente, de vez en cuando surge una nueva y refrescante visi¨®n acerca de este horrible cap¨ªtulo de la historia. Un ejemplo fue la cruenta cinta h¨²ngara ¡®El Hijo de Sa¨²l¡¯ (Lazslo Nemes, 2015).
Pero si de visiones hablamos, el nombre de Jonathan Glazer no es algo extra?o, ya que el cineasta brit¨¢nico se hizo conocido hace 10 a?os por ¡®Under the skin¡¯ (2013), pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n que no segu¨ªa ning¨²n modelo convencional visto en el g¨¦nero. Ahora, en ¡®La Zona de Inter¨¦s¡¯ cuenta la historia real de la familia de Rudolf Hoss, un oficial de las SS que estuvo a cargo de un campo de concentraci¨®n.
Lejos de mostrarnos la barbarie del genocidio nazi de manera directa, la pel¨ªcula se las arregla para construir un peque?o universo visual que siempre est¨¢ acechado por los sonidos, sonidos constantes similares a los de una f¨¢brica o unos petardos. Claro que eso es lo que parece. En verdad, estos sonidos son una representaci¨®n de c¨®mo se percibe el horror y la barbarie desde fuera, ya que no hay que ser muy avispado para darse cuenta de que todo eso que se oye, lo no visto, hace referencia a la cruenta maquinaria nazi en acci¨®n. Una cruenta maquinaria que se encuentra a la puerta de casa (nunca mejor dicho), puesto que la familia del oficial nazi se ha instalado en ella, viviendo una vida rutinaria a la par que conviven con la barbarie.
Es en esta convivencia cotidiana y representada de una forma costumbrista donde la cinta encuentra su principal escenario, ya que lejos de contar con una historia al uso o un arco de personaje, la cinta nos muestra ¨²nicamente la vida diaria de estos oficiales nazis y sus familias, careciendo as¨ª de un tensi¨®n o peso dram¨¢tico significativo.
Sin embargo, pese a que esto pueda sonar como algo negativo, es de hecho el principal punto fuerte de la pel¨ªcula, ya que todo lo que sacrifica de efectismo o incluso de trama se hace con un prop¨®sito tem¨¢tico: la convivencia con el mal.
La pel¨ªcula lanza directamente la pregunta al espectador, siempre de una forma indirecta, de si somos capaces de vivir sabiendo, como bien saben los espectadores al igual que la familia Hoss, que estamos al lado de un genocidio. Esta pregunta se realiza de forma met¨®dica y lenta, empleando para ello los mencionados y a veces nada sutiles sonidos, as¨ª como lo que no se muestra.
En lugar de ver presos, vemos campos, en vez de ejecuciones, o¨ªmos disparos, en lugar de ver el exterminio, nos lo imaginamos.
A¨²n as¨ª, pese a que la pregunta que se lance sea potente y bastante reflexiva, llega a ser un poco pesada hasta cierto punto. Pese a que sea una pel¨ªcula con una duraci¨®n nada excesiva (al fin y al cabo, son solo 100 minutos), una vez se entienden los entresijos y lo que quiere explorar llega a cansar un poco, pues parece que se est¨¢ esperando una suerte de resoluci¨®n u arco dram¨¢ticos de los cuales la historia carece de forma intencional, pero es incapaz de rellenar con algo m¨¢s entendible o perdonable.
De esta forma, crea una expectativa falsa al espectador de una resoluci¨®n que nunca llega, pero en vez de finalizar mostrando lo normal y cotidiano que se vuelve todo, o indicando que esto es un ciclo que se puede perpetuar hasta la extenuaci¨®n, Glazer toma la extra?a decisi¨®n de realizar un flashforward de car¨¢cter simb¨®lico para acabar la historia de forma abrupta.
Si bien esto no es algo inherentemente malo, choca bastante con la naturaleza tan cuidadosa y contenida que la pel¨ªcula llevaba hasta entonces, pareciendo algo que simplemente fue a?adido para insuflar significado hist¨®rico a un evento que ya de por si tiene dimensiones atadas a ¨¦l.
Valoraci¨®n final
En conclusi¨®n, estamos hablando de una obra ¨²nica en su g¨¦nero, la cual se construye de forma meticulosa y paciente para ofrecer un punto de vista m¨¢s experimental y abstracto de la naturaleza del horror. De esta forma, conecta lo m¨¢s cotidiano con lo m¨¢s horripilante y hace que esos paralelismos resuenen en la conciencia de quien la vea.