Cr¨ªtica de ¡®Horizon: An American Saga¡¯, el western definitivo de Kevin Costner se diluye en forma de serie

Uno de los dramas de la televisi¨®n contempor¨¢nea son los cada vez m¨¢s frecuentes cap¨ªtulos de una hora y pico. Son una plaga ya en todas las series y resultan incapaces de avanzar la trama a¨²n cuando en ese mismo per¨ªodo de tiempo hay pel¨ªculas que te cuentan una historia maravillosa de principio a fin. Por eso hemos salido tan enfadados del cine tras ver ¡®Horizon: An American Saga¡¯, el nuevo western de Kevin Costner. Cegado por la ambici¨®n de narrar la historia definitiva sobre el Viejo Oeste y la guerra civil estadounidense, el director se ha marcado una cinta que, al llegar las tres horas de metraje, y como si no hubiera tenido tiempo, te planta un tr¨¢iler de cinco minutos de la secuela y se queda tan ancha. Sin cerrar nada y acabando completamente coja por s¨ª sola. Quienes acusaban al cineasta de haber hecho una serie para pantalla grande no van desencaminados.

Habr¨¢ quien diga que su primera secuela sale en agosto, apenas un mes despu¨¦s, y quien recuerde que el proyecto est¨¢ planteado como una tetralog¨ªa de pel¨ªculas. Un argumento que se cae al recordar cualquier otra saga de la historia del cine y ver que cada entrega tiene vida propia y funciona de manera independiente. Lamentamos ser de la opini¨®n de que el espectador ha de salir de la sala con la sensaci¨®n de haber completado algo y no con la de haberse quedado a medias. Ni que Costner acabase de inventar las franquicias y estuviese haciendo algo nuevo y experimental.

Un western de muchas cabezas

Surgir¨¢ tambi¨¦n quien defienda que ¡®Horizon: An American Saga¡¯ son muchas pel¨ªculas en una y que no es f¨¢cil abarcar tantos temas y relatos. Contiene una historia de apaches, otra sobre un fuerte estadounidense, la cl¨¢sica de caravanas y por supuesto tambi¨¦n la hay de forajidos. Veremos a pueblos intentando resistir, a tipos duros defendiendo y transportando a ni?os angelicales y hasta ciertos debates morales sobre la posesi¨®n de tierras. En ese sentido es verdad que no le falta ambici¨®n ni amor por el g¨¦nero, pues quiere abarcarlo todo, pero ¡®La conquista del oeste¡¯ hac¨ªa lo mismo y no ten¨ªa esos problemas de cohesi¨®n y estructura. Costner no cierra ninguna.

Porque el problema es ese, que el director de ¡®Bailando con lobos¡¯ cree tener tanto por decir que no deja de abrir frentes y luego no sabe repartir la atenci¨®n entre ellos. La pel¨ªcula va de m¨¢s a menos y acaba haciendo unos saltos tan abruptos y desacertados que termina perdiendo la conexi¨®n con el espectador. No tenemos problema con que tarde m¨¢s de una hora en introducir una trama, pero s¨ª con que despu¨¦s, en vez de mantener ese ritmo y seguir tom¨¢ndose las cosas con calma, empiece a hacer saltos temporales y a resolver conflictos fuera de c¨¢mara. Por no hablar de aquellas a las que olvida y abandona. Si ya provoca cierto desapego con algunos segmentos, no queremos ni imaginar qu¨¦ pasar¨¢ cuando salga la segunda parte y la audiencia no se acuerde de determinados personajes.

La rabia de sentir que hab¨ªa tanto potencial

Quiz¨¢s el motivo de nuestro cabreo venga porque en el fondo hay muchas cosas que nos han gustado y que se han visto empa?adas por la narraci¨®n. La pel¨ªcula tiene un inicio fulgurante, esconde grandes secuencias y sus personajes est¨¢n bien presentados y mejor distinguidos. Buenas actuaciones, puntos de vista curiosos y una ambientaci¨®n y banda sonora que atrapan. Volvemos a explorar el atractivo del Viejo Oeste y de las historias sobre c¨®mo se gan¨® (y se perdi¨®) a trav¨¦s de la sangre, el sudor y las l¨¢grimas de muchos. Es un viaje por momentos muy emotivo a trav¨¦s de un pa¨ªs en continuo conflicto consigo mismo y siempre visto desde el prisma de diferentes familias, amigos y enemigos. Lastima que haya tanta presentaci¨®n y tan poco cl¨ªmax.

Valoraci¨®n final

A lo mejor Costner nos calla la boca en unos a?os y compone una obra mastod¨®ntica y memorable que s¨®lo se comprende tras ver las cuatro pel¨ªculas de las que consta. Viendo que ha invertido sus propios ahorros y que ha dejado ¡®Yellowstone¡¯ para desarrollar el proyecto, ¨¦l parece muy convencido. Pero a d¨ªa de hoy, nosotros albergamos muchas dudas y aunque encontramos bastantes elementos rese?ables en la primera parte de ¡®Horizon: An American Saga¡¯, tambi¨¦n tenemos la sensaci¨®n de que su estructura y narraci¨®n son un completo caos. Esta primera parte no tiene ning¨²n valor especial por s¨ª sola. Aspiraba a ser el western definitivo y por ahora, la enfermedad de las series contempor¨¢neas ha terminado por maniatarlo.

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