Cr¨ªtica de ¡®En tierra de santos y pecadores¡¯, un neo western que devuelve a Liam Neeson al sitio del que nunca debi¨® irse

¡®En tierra de santos y pecadores¡¯ ten¨ªa a priori todas las papeletas para convertirse en una pel¨ªcula m¨¢s de Liam Neeson en la que en su en¨¦simo papel de justiciero solitario se dedicase a acabar todo bicho viviente. Pero nada m¨¢s lejos, el actor, ya un veterano de 72 a?os, recupera esa pausa y ese sentido del tempo que le llev¨® a convertirse a finales del siglo XX en una de las apuestas seguras de Hollywood.

Despu¨¦s de la exitosa ¡®Venganza¡¯ (2008) alguien le convenci¨® de que su 1,93 y esa permanente cara de seguidor del Bar?a viendo una final de Champions del Madrid lo hac¨ªan ideal para ser el nuevo referente del cine de acci¨®n. El cine ganaba un rival para Jason Statham y ¨¦l bastante dinero; pero por el camino se perd¨ªa durante demasiado tiempo un gran talento.

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Un western en Irlanda

¡®En tierra de santos y pecadores¡¯ es en realidad un western cl¨¢sico, con sus t¨®picos: el viejo pistolero, el pueblo peque?o lleno de buenos vecinos, el joven colega con el que el pistolero no conecta, pero con el que termina estableciendo un profundo v¨ªnculo, y la llegada de unos forajidos que desestabilizan el ecosistema. De todo eso hay en la pel¨ªcula de Robert Lorenz, un director que trabaj¨® con Clint Eastwood en varios proyectos y del que ha tomado prestadas algunas buenas ideas. No hay mejor maestro.

Los forajidos aqu¨ª son miembros del IRA que, tras un sangriento atentado en Belfast, se esconden en el peque?o pueblo irland¨¦s de Donegal, pero su pertenencia a la banda terrorista es un aspecto m¨¢s cosm¨¦tico que sustancial, ya que la historia hubiera funcionado igual de bien si hubiera sido una simple banda de atracadores.

Liam Neeson da vida a un asesino a sueldo que vive escondido en esa localidad y mantiene una excelente relaci¨®n con sus vecinos. Un problema con uno de los terroristas le obliga a salir del anonimato y la pel¨ªcula se convierte en una partida de ajedrez entre el comando del IRA y el ejecutor.

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Violencia medida

Uno de los ¨¦xitos de la cinta Robert Lorenz es el uso comedido de la violencia, que en algunos casos es m¨¢s psicol¨®gica que f¨ªsica. Ni siquiera en el enfrentamiento final descontrola la cinta.

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Un gran reparto

Acompa?ando a Liam Neeson se encuentran un par de secundarios de lujo del cine brit¨¢nico, Ciar¨¢n Hinds y Colme Meaney, a un Jack Gleeson adulto que ya no tiene nada que ver con el odioso Joffrey de ¡®Juego de Tronos¡¯ y a una villana, Kerry Condon, que como jefa del grupo del IRA da la talla como antagonista. Todos con actuaciones medidas y que proporcionan verdad a la historia.

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Visualmente cuidada

Las tierras verdes y lluviosas de Irlanda sustituyen a los ¨¢ridos desiertos de John Ford, pero el efecto de indefensi¨®n del hombre en una naturaleza majestuosa se mantiene. Hay planos rodados con dron donde el paisaje pasa a ser un personaje m¨¢s del relato. Lorenz no tiene prisa por terminar la historia y cuida con mimo los di¨¢logos y los planos para que cada pieza encaje; todo funciona como debe. El espectador se ve seducido por una historia que reconoce de otras cintas de John Wayne o Gary Cooper.

La banda sonora fusiona con sorprendente acierto notas aut¨®ctonas con otras de western cl¨¢sico.

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Conclusi¨®n

¡®En tierra de santos y pecadores¡¯ es un thriller s¨®lido, que no original, bien rodado y que devuelve a un veterano Liam Neeson a un tipo de cine al que no debi¨® renunciar.

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