Este pa¨ªs oculto entre monta?as es diminuto y todos sus habitantes son felices, pero debes cumplir un requisito para visitarlo

Hoy, un uno de esos lugares que seguramente poca gente conoce pero que nada m¨¢s descubrirlos entran ganas de visitar, But¨¢n, un peque?o pa¨ªs oculto entre las monta?as del Himalaya al que llaman Reino de la Felicidad o Reino del Drag¨®n del Trueno. Un emplazamiento ¨²nico, de esos que merece la pena ver una vez en la vida pero que, a diferencia de casi cualquier otro rinc¨®n del mundo, no se puede acceder por cuenta propia.

But¨¢n tiene una superficie de aproximadamente 40.000 kil¨®metros cuadrados, casi 13 veces menor que la de un pa¨ªs como Espa?a y se ubica en la cordillera del Himalaya, limitando al norte con la Rep¨²blica Popular China y al sur con India. Actualmente cuenta con unos 786.000 habitantes, algo m¨¢s que Zaragoza y un poco menos que Valencia, por poner un ejemplo.

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?La raz¨®n por la que no se puede acceder libremente as¨ª como as¨ª? Simple y llanamente, que el Gobierno desea evitar que el turismo masivo invada el pa¨ªs, con el impacto socioecon¨®mico que eso podr¨ªa acarrear. Es perfectamente posible visitar But¨¢n, pero para ello es necesario organizar un viaje concertado con cualquier agencia autorizada por el Gobierno. Eso s¨ª, But¨¢n es un lugar caro para visitar, ya que el presupuesto diario aproximado es de entre 200 y 300 euros, de los cuales un 37% van corresponden a impuestos, adem¨¢s de una tasa de algo m¨¢s de 90 euros fijos al d¨ªa.

El pa¨ªs feliz que no contamina

But¨¢n est¨¢ considerado un lugar carbono negativo, o lo que es lo mismo, que emite la misma cantidad de di¨®xido de carbono hacia la atm¨®sfera que la que es eliminada. Es un pa¨ªs pr¨¢cticamente carente de grandes corporaciones y su rey, Jigme Singye Wangchuck, implant¨® un medidor de felicidad que consiste en valorar elementos como la conformidad del pueblo con su Gobierno, el desarrollo econ¨®mico y la preservaci¨®n de la naturaleza, entre otros. ?El resultado? Solo un 6,3% de su poblaci¨®n no es feliz, de acuerdo con las encuestas realizadas hace tres a?os.

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Las bell¨ªsimas rutas para hacer senderismo, los templos que se erigen sobre monta?as escarpadas, la enorme cantidad de parajes verdes y la disparidad arquitect¨®nica de ciudades como Paro, Trongsa, Jakar o la capital, Timnu, hacen que visitar But¨¢n sea algo por lo que cada vez apuestan m¨¢s personas. Y es que, como ¡ªcasi¡ª todo en la vida, en el fondo solo es cuesti¨®n de dinero, ya que una buena planificaci¨®n y una cantidad adecuada son suficientes para descubrir uno de los pa¨ªses m¨¢s especiales del mundo.

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