El d¨ªa que la humanidad ¡®viaj¨® en el tiempo¡¯: as¨ª se perdieron 10 d¨ªas del calendario por decreto papal

Si no sabes en qu¨¦ d¨ªa vives, no te preocupes: en realidad le pasa a muchas personas desde hace m¨¢s de cuatro siglos. En 1582, el calendario salt¨® del d¨ªa 4 al 15 de octubre como si nada. No fue un fallo, sino una soluci¨®n cient¨ªfica impuesta por el papa Gregorio XIII para corregir el desfase estacional acumulado tras siglos de uso del calendario juliano. Para que el nuevo calendario gregoriano midiese con mayor precisi¨®n el paso de las estaciones, hubo que borrar diez d¨ªas.

El salto del 4 al 15 de octubre de 1582: as¨ª corrigi¨® Gregorio XIII el error del calendario juliano

En el a?o 46 a.C. se implant¨® el calendario juliano, que tomaba su nombre de Julio C¨¦sar. Con la ayuda de astr¨®nomos egipcios, este nuevo sistema buscaba establecer una manera m¨¢s predecible y estable de medir el paso de las estaciones y de los a?os que con los m¨¦todos anteriores. El nuevo calendario asum¨ªa que un a?o solar duraba 365,25 d¨ªas, motivo por el que se a?ad¨ªa un d¨ªa bisiesto cada cuatro a?os. Sin embargo, un a?o solar real dura aproximadamente 365,2422 d¨ªas. Aunque esta diferencia de unos once minutos pueda parecer insignificante, con el paso de los siglos represent¨® un enorme problema en forma de un desfase acumulado: para el siglo XVI, el equinoccio de primavera ya ca¨ªa unos diez d¨ªas antes de lo previsto, lo que generaba problemas tanto en la agenda de producci¨®n agr¨ªcola como en el calendario lit¨²rgico cristiano.

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Para resolver este problema, el 24 de febrero de 1582, el papa Gregorio XIII promulg¨® una reforma del calendario mediante la bula Inter gravissimas. El nuevo sistema, que llevar¨ªa su nombre ¡ªcalendario gregoriano¡ª, buscaba cohesionar de nuevo el calendario civil con los eventos astron¨®micos clave, como los equinoccios y los solsticios. Para lograrlo, fue necesario eliminar de golpe los diez d¨ªas que para entonces se hab¨ªan acumulado de manera err¨®nea por el uso continuado del calendario juliano. Por tanto, se decidi¨® que el jueves 4 de octubre de 1582 dar¨ªa paso al viernes 15 de octubre de ese mismo a?o. No se trataba de un error, sino de una correcci¨®n deliberada que marc¨® un hito en la forma en la que medimos el tiempo.

Aunque la reforma vino de la autoridad papal, la naturaleza del cambio no fue exclusivamente eclesi¨¢stica o religiosa, sino que se trat¨® de una medida fundamentada en los conocimientos astron¨®micos m¨¢s avanzados del momento. El nuevo calendario inclu¨ªa una nueva regla para el sistema de a?os bisiestos, estableciendo que los a?os m¨²ltiplos de 100 no ser¨ªan bisiestos, salvo si tambi¨¦n eran divisibles por 400. Gracias a este ajuste, el calendario gregoriano mantiene un desfase con el a?o solar de apenas 26 segundos anuales, lo que significa que solo se producir¨¢ un desfase de un d¨ªa cada 3.300 a?os. La reforma de Gregorio XIII supuso una manera en la que tanto ciencia como religi¨®n colaboraron en pos de ofrecer una medici¨®n m¨¢s precisa del tiempo.

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El cambio se implement¨® de inmediato en los estados cat¨®licos europeos como Espa?a y Portugal y los principados italianos, y m¨¢s adelante se implant¨® en Francia, Polonia y los principados cat¨®licos del Sacro Imperio Romano Germ¨¢nico, pero no fue aceptado al instante por el resto del mundo. Los pa¨ªses protestantes lo vieron como una imposici¨®n cat¨®lica y se resistieron durante d¨¦cadas o siglos. Gran Breta?a y sus colonias no lo adoptaron hasta 1752, cuando eliminaron 11 d¨ªas del calendario (pasando del 2 al 14 de septiembre). Rusia no lo implement¨® hasta 1918, tras la Revoluci¨®n bolchevique, y Grecia fue uno de los ¨²ltimos pa¨ªses europeos en sumarse, en 1923. Esto significa que durante siglos, hubo regiones del planeta donde los calendarios oficiales estaban desfasados entre s¨ª, complicando aspectos tanto hist¨®ricos como de la vida cotidiana como por ejemplo la correspondencia, el comercio internacional, o el consenso a la hora de detallar en qu¨¦ fecha exacta sucedieron acontecimientos clave.

Aunque parezca una an¨¦cdota olvidada, este salto temporal se puede comprobar en el calendario de tu m¨®vil. Si abres tu aplicaci¨®n y te permite retroceder hasta octubre de 1582, ver¨¢s c¨®mo los d¨ªas del 5 al 14 simplemente no existen. Esta ¡°misteriosa ausencia¡±, comprobable en pleno siglo XXI, es la huella silenciosa de una correcci¨®n cient¨ªfica adoptada hace m¨¢s de 400 a?os. No deja de resultar fascinante c¨®mo la tecnolog¨ªa actual conserva vestigios de decisiones tomadas hace varios siglos.

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Aunque representaba un m¨¦todo m¨¢s preciso que el calendario juliano, el calendario gregoriano no es perfecto. Su desfase actual, de menos de medio minuto por a?o, acumula aproximadamente un d¨ªa cada 3.300 a?os. Esto plantea una nueva inc¨®gnita: ?nuestros descendientes lejanos tendr¨¢n la necesidad de ajustar este desfase mediante un nuevo calendario? Quiz¨¢ dentro de tres milenios, otro papa, gobierno o comit¨¦ cient¨ªfico deba decretar la eliminaci¨®n de un d¨ªa para seguir manteniendo el orden de las estaciones. Si eso sucede, quiz¨¢ alg¨²n titular del a?o 5000 diga que la humanidad volvi¨® a ¡°viajar en el tiempo¡±, como ya hicimos una vez, sin movernos del sitio.