Varney Lake, an¨¢lisis Switch. Los inolvidables (y peligrosos) veranos de la adolescencia

Varney Lake es la parte central de una trilog¨ªa, con base pulp fiction, del estudio independiente argentino LCB Game Studio. El primer juego, Mothmen 1966, nos caus¨® una grata impresi¨®n, y as¨ª os lo comunicamos en nuestro exhaustivo an¨¢lisis.

El texto alrededor de Varney Lake ser¨¢ m¨¢s liviano que aquel. A nuestro entender, cada juego marca el texto que lo acompa?a, y no al rev¨¦s. Y Los Hombres Polilla requirieron en su momento una fuerte descarga intelectual sobre el teclado que no nos pide la segunda parte. Y eso est¨¢ bien, porque las m¨²ltiples referencias culturales, muy duras en varios casos, llegaban en aquel juego a entorpecer un poco la experiencia. En Varney Lake todo es m¨¢s ligero, algo que acompa?a a la perfecci¨®n la trama, que se ti?e de po¨¦tica nostalgia adolescente.

Arte pixelado... y escrito

Cogiendo como base el habitual grupo de amigos que se junta por vacaciones para correr imaginarias aventuras, Varney Lake no ahonda en la a?orada d¨¦cada de los 80 y s¨ª en la de los 60. Los 80 son aqu¨ª presente, y los recuerdos del pasado permiten crear lazos con la primera historia que nos contaba Nico Saraintaris, su guionista, y a la postre escritor enamorado de la pulp fiction.

La evocaci¨®n se traslada hasta nosotros a trav¨¦s de palabras medidas y frases emocionantes. Es un juego bien escrito, sencillo y po¨¦tico por momentos, aunque resulta curiosa la apuesta localista que mantienen desde la anterior entrega, alejada del espa?ol neutro. A poco de empezar, ya est¨¢s declamando mentalmente lo escrito con entonaci¨®n argentina, con sus tildes cerrando los verbos y palabras ¨²nicas, lo que puede extra?ar si eres de otro pa¨ªs de habla hispana.

Y si las palabras superan las expectativas, no es menor la sorpresa con el apartado gr¨¢fico realizado por Mart¨ªnez Ruppel. El salto con respecto a Mothmen es evidente, pero es que nos cuesta pensar en alternativas en el mercado, a la altura que rivalicen con este arte pixelado. Si en el anterior juego, las im¨¢genes que desbloque¨¢bamos como regalo a nuestro avance sub¨ªan el list¨®n de lo visto en la aventura, aqu¨ª simplemente mantienen el nivel, porque todo el juego es un gozo para la vista.

Cada cuadro en este cuento fant¨¢stico es una postal que admirar. Los personajes comunican emociones al igual que las palabras que los acompa?an, y no dudar¨¦is en hacer capturas de pantalla una y otra vez para capturar la magia que transmiten ambos.

Aquel verano inolvidable en el lago Varney

La historia es un ejercicio narrativo que cambia una y otra vez su punto de vista a dos niveles: entre personajes y en espacio temporal. Aquel verano de la adolescencia que fue el m¨¢s especial de todos es recordado por sus protagonistas, ya adultos, sentados en una cafeter¨ªa. Un Reencuentro que trae de vuelta el amor casi olvidado y el miedo escondido en un caj¨®n durante todos estos a?os. La pena por una importante p¨¦rdida se mezcla con la emoci¨®n que supone notar de nuevo el brillo en una mirada.

Tres chavales, un chico, una chica y su primo, tumbados en una colina sinti¨¦ndose afortunados por volver estar juntos un verano m¨¢s. Las nubes pasan lentamente ante la tranquila mirada mientras juegan a imaginar formas. Aquellas nubes son un conejo. Mira, ?un coraz¨®n! Y un coraz¨®n late m¨¢s fuerte sobre la hierba sonrosando las mejillas.

La quimera que los mantiene activos cada verano es juntar dinero para comprar el viejo autocine de la localidad. Aqu¨ª no hay casa del ¨¢rbol, sino sue?os sobre una pantalla rectangular bajo una noche despejada y pre?ada de estrellas. Solo diremos una cosa m¨¢s, y es que, en un momento dado, nuestros protagonistas est¨¢n viendo all¨ª, sentados sobre el cap¨® de un coche, una pel¨ªcula que cuenta mucho sobre lo que vivir¨¢n: el Nosferatu con el que el genio Murnau aterroriz¨® al mundo en 1922.

De rica lectura y limitada mec¨¢nica

En nuestro an¨¢lisis de Mothmen 1966 hac¨ªamos hincapi¨¦ en que la narrativa estaba muy por encima de los minijuegos que la acompa?aban. Aunque estos ¨²ltimos iban cogiendo altura conforme trascurr¨ªa la historia, los primeros que hac¨ªan acto de presencia evidenciaban cierta falta de pericia por parte de sus autores.

Aqu¨ª se ha optado por cortar por lo sano, y en lugar de un esfuerzo por depurar ese apartado, por el contrario, se ha eliminado casi pr¨¢cticamente. La narrativa, basada en la lectura y la imagen, muy pocas veces deja espacio para mec¨¢nicas m¨¢s interactivas. De hecho, algunas de las que aparecen, como una variante del solitario o un breve juego musical, dan la sensaci¨®n de forzadas. No ocurre as¨ª en otros casos, como la comentada adivinanza de la forma de las nubes que, aunque muy sencilla, se integrada de forma natural en la historia.

Seguimos estando ante un videojuego porque las aventuras de texto forman parte de su historia desde siempre, aunque la posibilidad de automatizar el avance de las conversaciones llega a transmitir tal vez demasiada pasividad en el jugador.

Tras su, creemos, justa duraci¨®n de alrededor de dos horas, se esconde la rejugabilidad para elegir otros caminos que desbloqueen escenas extra y momentos importantes en la galer¨ªa de im¨¢genes. Tambi¨¦n podemos jugar el primer nivel de Mothmen 1966 y, oh, sorpresa, el inicio del juego que cierra la trilog¨ªa, el todav¨ªa in¨¦dito Bahnsen Knights. De color rojo sangre predominante, anticipa el cambio de tercio hacia un tono mucho m¨¢s duro. Si se mantienen los tiempos, este no llegar¨¢ hasta el a?o que viene, y ya se nos est¨¢ haciendo larga la espera.