Stray Blade, an¨¢lisis. El en¨¦simo seguidor de la estela de From Software

Soulslike, esa palabra. No pasa un d¨ªa sin que la usemos en alg¨²n momento; probablemente m¨¢s de lo que debamos. Vemos la influencia de Dark Souls, la obra de Hidetaka Miyazaki al frente de From Software por todos lados, a veces incluso donde no hay rastro de ella. Pero hoy s¨ª que la tenemos delante, porque Point Blank Games nos presenta Stray Blade, uno m¨¢s en la lista de los que quieren seguir la estela de una de las sagas de moda.

Un juego que llama f¨¢cilmente la atenci¨®n de cualquiera que eche un vistazo a un par de im¨¢genes, ya que su aspecto nos recuerda a franquicias como The Legend of Zelda y Darksiders, entre otras que un d¨ªa nos conquistaron ¡ªy siguen haci¨¦ndolo¡ª gracias a ser capaces de atraparnos en mundos de fantas¨ªa. Aqu¨ª tenemos algo similar, ?estar¨¢ a la altura de lo que promete?

Sota, caballo y rey

Despertamos en un lugar desconocido, notamos que algo no va bien y alguien ¡ªo algo¡ª que no pertenece al mundo f¨ªsico trata de guiarnos, con la intenci¨®n de encomendarnos la t¨ªpica tarea que, por supuesto, nos queda grande. A los mandos, m¨¢s cosas que nos resultan familiares: ?un ¨¢rbol al que los m¨¢s experimentados podr¨ªan llamar hoguera? ?enemigos implacables capaces de matarnos en uno o dos golpes? ?una barra de resistencia vac¨ªa tras dar apenas cuatro pasos?

Hablemos claro: bastan cinco minutos a los mandos de Stray Blade para palpar casi todos esos elementos caracter¨ªsticos tanto de la franquicia de From Software como de sus decenas de clones. Ni es algo negativo, ni algo que nos parezca mal; solo decimos las cosas tal y como las hemos experimentado. En cualquier caso, si algo tenemos claro es que estamos ante un t¨ªtulo que va de m¨¢s a menos, porque las cosas comienzan bien, pero...

El combate es la piedra angular del juego, ya que su presencia es pr¨¢cticamente constante. El mundo est¨¢ repleto de enemigos y el sistema parece pensado para el 1 vs 1, ya que el duelo es es lento y los errores son penalizados con dureza. De hecho, no nos ha gustado que a menudo se junten varios enemigos a la vez ya que alguna que otra situaci¨®n nos ha parecido realmente injusta debido a que, como decimos, funciona mejor cuando es uno contra uno.

La principal se?a de identidad de las peleas de Stray Blade es que lo apuesta todo a esquivar o devolver ataques; los enemigos emiten un destello de color cuando se disponen a golpear, en el que el rojo significa que solo podemos evitarlo y el azul, que la mejor opci¨®n es realizar un parry para al rival expuesto. De hecho, es mucho m¨¢s r¨¢pido drenar la barra de resistencia de los enemigos, que la de salud, al m¨¢s puro estilo Sekiro: Shadows Die Twitce o Wo Long: Fallen Dynasty.

Los combates son contundentes y como es habitual en este tipo de juegos, cada victoria resulta gratificante. El problema es que la oferta de enemigos no es muy generosa y su repertorio de movimientos, tampoco, por lo que caemos r¨¢pidamente en la monoton¨ªa. Adem¨¢s, sucede algo que no es tan frecuente en otros t¨ªtulos de la f¨®rmula: casi siempre es obligatorio acabar con todos los enemigos para seguir avanzando. A nuestro juicio, esto es una decisi¨®n m¨¢s que cuestionable.

Tampoco nos ha convencido demasiado lo que sucede fuera del campo de batalla, porque si bien es cierto que el mundo presenta un tama?o considerable y visualmente es agradable sumergirnos en ¨¦l, el dise?o de niveles no est¨¢ a la altura, es mucho m¨¢s lineal de lo que parece y rara vez nos invita a explorar (tampoco es que la recompensa merezca demasiado la pena). Nuestra sensaci¨®n con Stray Blade es que deja entrever muchas cosas y a veces intenta incluso ser un soulslike relativamente ambicioso, pero no termina de cuajar en ninguna de ellas.

Quien mucho abarca...

Los primeros compases de Stray Blade pueden llevar al enga?o, ya que la puesta en escena es prometedora, los escenarios rebosan color y en l¨ªneas generales estamos ante un t¨ªtulo que cuenta con una buena direcci¨®n visual. Sin embargo, dentro de lo que parece un bonito envoltorio encontramos algo poco refinado y con una pobre factura. Por un lado, tenemos bugs que lastran la experiencia; no son especialmente graves pero s¨ª molestos: inventarios que se solapan, piezas de equipo que no terminan de colocarse una vez ejecutada la acci¨®n...

Por otro, el rendimiento no est¨¢ a la altura de las expectativas, y aunque una vez m¨¢s no podemos decir que estemos ante algo injugable (de hecho, se puede disfrutar siempre que seamos un poco permisivos), las ca¨ªdas de frames resultan molestas, especialmente a la hora de luchar. La fachada del t¨ªtulo no se corresponde con su naturaleza, que no es otra sino la de una producci¨®n menor con una visible falta de recursos. No podemos decir que sea un desastre, pero esper¨¢bamos algo m¨¢s.