Contra: Operation Galuga. Una recreativa m¨¢s amable para un tiempo hostil con el arcade

Quedan pocas sagas de la ¨¦poca antediluviana de los 8 Bits que se hayan mantenido hasta ahora, y las que lo han logrado ya cuentan unas cuantas cat¨¢strofes, reinvenciones, vueltas al origen y dem¨¢s vicisitudes. Cosa l¨®gica cuando tu pr¨®xima celebraci¨®n viene a ser la de cumplir cuarenta a?os, la verdad sea dicha. Contra, marca m¨ªtica de la NES m¨¢s que de las recreativas, ha pasado por todas las etapas: de hecho, lo ¨²ltimo que presenciamos fue un intento de renovar la franquicia convirti¨¦ndola en un dual stick shooter que no lleg¨® a enamorar a casi nadie. Por el otro lado, Wayforward lleva tiempo deseando reencontrarse con la franquicia m¨¢s definitoria del run¡¯n gun, de la que nos leg¨® uno de sus entregas m¨¢s apasionantes: el recordado Contra 4 para Nintendo DS. Y es que aquel fue un juego magistral en lo suyo, un heredero a la altura de Contra III: The Alien Wars, seguramente el mejor de todos los juegos de la saga.

Desde 2019, con el fracaso que debi¨® ser Contra Rogue Corps, el futuro de la franquicia no estaba precisamente claro. Wayforward, mientras tanto, se iba haciendo querer con Spidersaurs, un proyecto m¨¢s humilde en el que demostr¨® que domina como nadie las mec¨¢nicas b¨¢sicas de Contra, imitadas hasta la saciedad por toda una cohorte de proyectos indie, por cierto. Estaba claro que el destino reservaba un ¨²ltimo baile a ambos amantes, y ya lo tenemos aqu¨ª en la forma de esta reimaginaci¨®n que pretende reiniciar la saga. El nuevo Contra Operation Galuga es un nuevo punto de partida para Bill Rizer y Lance Bean, pero tambi¨¦n un videojuego que pretende replantearse casi todos los dogmas de la antig¨¹edad con la idea de adaptarlos a las nuevas sensibilidades. Un objetivo ambicioso del que sale victorioso las m¨¢s veces, aunque no sin recibir alg¨²n que otro ara?azo.

Una est¨¦tica bien tra¨ªda desde Contra 3

Al enfrentarnos a un juego como este, el jugador de corte retro espera un canon muy concreto. Cada cual pondr¨¢ el foco donde m¨¢s le guste, pero los muros de dificultad, el desvar¨ªo visual o la din¨¢mica de ir cambiando a menudo entre varias armas son ideas que todos asociamos con Contra. Operation Galuga pasa el examen visual la mayor parte del tiempo, con unos personajes detallados en su justa medida y unos escenarios que, a¨²n inspir¨¢ndose en momentos cl¨¢sicos de la saga, convencen al jug¨®n m¨¢s retro. Las sorpresas que siempre integr¨® Contra en forma de cambios de perspectiva se han trabajado aqu¨ª con esmero, y algunos momentos de la campa?a lucen realmente bien, con menci¨®n especial para un pen¨²ltimo nivel en el que Wayforward se ensa?a con unos alien¨ªgenas que pululan por el t¨ªpico entorno biol¨®gico muy atractivo visualmente. De todas maneras, nadie debe llegarse a enga?o: se aprecia mucho margen de mejora en cuanto al acabado general, con algunas explosiones y texturas complicadas de digerir ahora mismo. A nuestro juicio, es una buena evoluci¨®n desde la tercera entrega numerada, pero llega en un momento en el que Prince of Persia acaba de elevar el list¨®n muy claramente para todo lo que huela a 2.5D.

Para jugarlo muchas veces

Teniendo claro que, pese a lo anterior, el aspecto audiovisual nos ha convencido en general, hay que decir que este Operation Galuga va a sorprender much¨ªsimo a quienes vengan buscando esos muros imposibles de los que hablaba poco antes. Metidos en faena, la verdad es que la primera partida en dificultad normal nos ha durado exactamente hora y media, algo que a buen seguro servir¨¢ a muchos para tirar el juego a la basura, renegar un poco de Konami y aseverar por en¨¦sima vez que ya no hay juegos como los de antes. Sinceramente, esperamos que sean pocos quienes se queden en la superficie, porque Contra: Operation Galuga va ense?ando sus verdaderas armas una vez que ya hemos visto el final, y esto algo que se ha trabajado muy bien. Porque no, no es la primera vez que pasa con un arcade bidimensional, pero hay que hacerlo tan bien como aqu¨ª, aunque para apreciarlo haga falta jugar unas cuantas horas.

Hay que tener en cuenta que Wayforward no es un estudio nacido ayer. Se fund¨® en 1990, y desde entonces se ha preocupado de adaptar las mec¨¢nicas y formas de jugar de siempre a los tiempos siempre cambiantes, algo en lo que en esta ocasi¨®n ha puesto mucho esfuerzo. Es obvio que el estudio conoce a fondo los cl¨¢sicos de consola, pero tambi¨¦n Hard Corps: Uprising de Arcsys, del que parece haber tomado buena nota. Desde el principio est¨¢ claro que Operation Galuga permite al jugador adaptar la dificultad a sus preferencias: podemos optar por jugar con una barra de energ¨ªa que nos permite recibir tres impactos o seguir con el estilo cl¨¢sico de Contra en el que se muere inmediatamente a la primera colisi¨®n, pero lo importante no es eso. La verdadera fuerza de este juego viene tras cada misi¨®n, cuando vamos obteniendo cr¨¦ditos para comprar una serie de mejoras, y con ellas la explosi¨®n de formas diferentes de jugar.

Las mejoras lo cambian todo

Dejemos claro que esta primera vuelta al modo historia en la que casi puedes pasarte el juego por la fuerza comprando un par de mejoras por el camino nos ha decepcionado mucho, pero el enfado se pasa pronto si le damos m¨¢s oportunidades a lo que viene despu¨¦s. Wayforward quiere que todo el mundo ponga r¨¢pido el tick verde si ha venido a pasarse el juego, para luego disfrutar de lo que ofrece, por lo que al completar la historia tenemos desbloqueados a otros personajes que nos obligan a jugar muy diferente, mientras la tienda de mejoras cobra todo su sentido entonces y solo entonces. No se trata ya de adaptar la dificultad del juego gracias a esas las dos mejoras que podemos usar al mismo tiempo, sino m¨¢s bien de que muchas de ellas aportan variables muy divertidas a la jugabilidad. Bill, por ejemplo, puede equipar un esp¨ªritu que le permite absorber un proyectil mientras hace su dash, con lo que su forma de jugar se altera hasta m¨¢s bien ser otra cosa diferente que nos ha encantado. Lo mismo se puede decir del resto de personajes, con alternativas que nos han parecido muy bien llevadas a t¨¦rmino. Y que podemos perfectamente no utilizar.

Hace a?os, completar un juego de Contra era una proeza casi imposible. El c¨¦lebre C¨®digo Konami no era m¨¢s que un modo f¨¢cil encubierto, luego todo lo que nos propone esta nueva entrega tiene sentido. La idea principal es que cualquier jugador pueda definir, entre los tres niveles de dificultad iniciales y las mejoras desbloqueables, cual es exactamente la experiencia que quiere disfrutar cada vez que vuelve comienzo del juego. Entre todos los personajes, sus ganchos, planeos, dash y versiones alternativas de las armas, lo cierto es que cada partida puede llegar a ser totalmente diferente a la anterior, y esta es la principal caracter¨ªstica a la que Wayforward se ha entregado, con mucho acierto a nuestro modo de ver. El que busque las sensaciones radicales de siempre no se debe preocupar, ya que tiene desde el principio la posibilidad de jugar con las tres vidas de siempre, pero el jugador que nunca se ha enfrentado a un run¡¯n gun en estilo cl¨¢sico puede reventar el juego una y otra vez sin apenas despeinarse hasta que llegue la hora de adentrarse en los niveles superiores. Por favor, que no se rasguen demasiado las vestiduras los retroadictos, pero Contra Operation Galuga es lo mejor que pod¨ªa ocurrirle a este g¨¦nero cuya vigencia est¨¢ claramente en entredicho. No es perfecto, pero tiene toda la pinta de que Konami tiene intenci¨®n de seguir apostando por esta nueva reinvenci¨®n: sin duda, es una buena noticia para una saga cuya supervivencia, vamos a decirlo claro, ser¨ªa inviable de otro modo.