An¨¢lisis de Tormenture, el terror maldito de un juego dentro de otro juego

Desde Croxel Studios, estudio independiente con sede en Sevilla, y en colaboraci¨®n con el editor Billete Cohete ¡ªincubadora de videojuegos creada por The Game Kitchen¡ª, nos llega esta aventura interactiva de terror con inspiraci¨®n ochentera en la que un ni?o debe enfrentarse a un videojuego maldito.

Terror-pop ochentero

Esta aventura interactiva nos traslada al interior de la habitaci¨®n de un ni?o en la d¨¦cada de los 80, desde donde jugaremos a la curiosa (y evidentemente retro) aventura que acabamos de alquilar. Lo que en principio parece una premisa marcada por la cotidianidad y la nostalgia r¨¢pidamente se torna en una experiencia mucho m¨¢s perturbadora. Desde el televisor llegan inquietantes noticias que vinculan la desaparici¨®n de varios chicos con un videojuego sobre el que circulan espeluznantes rumores.

Tormenture guarda semejanzas con t¨ªtulos como Inscryption o el m¨¢s reciente Animal Well, y se arropa en la nostalgia ochentera, pero no se limita a regodearse en ella como un recurso plano. La emoci¨®n de aquellas primeras aventuras pixeladas, las leyendas urbanas de la ¨¦poca, el sensacionalismo de una prensa empe?ada en relacionar cr¨ªmenes y actos horribles de violencia con los videojuegos o la Videodrome de David Cronenberg son elementos que el juego de Croxel Studios toma como punto de partida para elaborar una experiencia de terror mucho m¨¢s interesante que la simple suma de sus referentes.

A medida que avanzamos en la aventura retro empiezan a asaltarnos manifestaciones inquietantes, vamos notando presencias extra?as, como si algo hubiera traspasado la pantalla y nos acechara, oculto en las sombras de nuestra habitaci¨®n. Los peligros del videojuego empiezan a afectar al entorno real del ni?o y ese intercambio de fen¨®menos entre un plano y otro se convierte en una parte esencial de las mec¨¢nicas.

Juego dentro y fuera de la pantalla

Lo m¨¢s caracter¨ªstico de Tormenture es el doble plano en el que se desarrolla la acci¨®n. Desde la perspectiva del ni?o, mediante una sencilla interfaz que nos permite solamente mirar alrededor, podemos examinar los juguetes e interactuar con otros objetos cercanos que hay en el suelo de la habitaci¨®n. Un tel¨¦fono de juguete, un aparato speak & spell, una diana de dardos, una revista, una granja musical, una c¨¢mara o un radio casette son algunos de los gadgets que podemos manipular. Desde ah¨ª podemos saltar al juego retro para continuar la aventura, pudiendo alternar entre un plano y otro cada vez que queramos.

Lo m¨¢s interesante de Tormenture es que sus diferentes planos jugables no son independientes, sino que est¨¢n relacionados y se entrecruzan. En la habitaci¨®n no s¨®lo presenciamos fen¨®menos extra?os que parecen salidos del videojuego, sino que algunas cosas que hacemos fuera de la pantalla parecen impactar en lo que ocurre dentro. La aventura retro est¨¢ llena de secretos y puzzles que tendremos que destapar y resolver haciendo uso de los juguetes y dispositivos que hay en la habitaci¨®n del ni?o. El juego te anima a dialogar continuamente entre sus dos interfaces; a examinar atentamente las se?ales dentro del juego y a juguetear con los cachivaches que hay esparcidos por el suelo, para descubrir las bizarras conexiones entre un plano y otro necesarias para avanzar.

Aquellas extra?as aventuras

Probablemente uno de los aspectos m¨¢s interesantes del juego tiene que ver con lo que coment¨¢bamos antes: el t¨ªtulo de Croxel Studios es mucho m¨¢s interesante que la suma de sus referentes. Tormenture consigue replicar a la perfecci¨®n la profunda extra?eza y el car¨¢cter cr¨ªptico de aquellas primeras aventuras pixeladas a las que nos enfrentamos. Aquellos videojuegos cuya dificultad ven¨ªa determinada, sobre todo, por la todav¨ªa pobre comprensi¨®n que ten¨ªamos de los c¨®digos videol¨²dicos; cuando no sab¨ªamos qu¨¦ hacer en un juego porque ¨¦ramos incapaces de entender sus reglas. En este sentido, el juego de Croxel Studios triunfa en su labor de reconstruir esa sensaci¨®n de extra?eza, un tipo concreto de frustraci¨®n que nos queda ya muy lejana, en vez de limitarse a la simple recreaci¨®n superficial de una determinada est¨¦tica.

Volvemos a ser ese ni?o que se estampa una y otra vez frente a unos c¨®digos que no conoce, como una suerte de ritual maldito cuyos pasos tiene que descifrar a golpe de intuici¨®n. Eso es precisamente lo que trata de replicar Tormenture, en clave de terror metatextual. Nosotros, a dos saltos de pantalla de distancia y gracias a la interfaz contempor¨¢nea que media entre nuestro ni?o y nuestro presente, podemos navegarlo. Tormenture triunfa en su cometido de obligarnos a escudri?ar entre c¨®digos y referencias, que van desde lo kafkiano hasta los memes de internet, para entender sus conexiones, sus reglas internas.

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