An¨¢lisis de Mullet Mad Jack, un fren¨¦tico juego donde cada segundo cuenta

Hace unos a?os analizamos un juego infravalorado por la audiencia popular de nombre Post Void. En Post Void tenemos un cron¨®metro en nuestra mano izquierda con una cuenta atr¨¢s perpetua a nuestra muerte. La ¨²nica manera de conseguir m¨¢s tiempo es matar. Cada muerte nos daba unos segundos m¨¢s de vida y una est¨¦tica surrealista ayudaba a convertirlo en una peque?a joya que pocos jugaron.

Unos a?itos m¨¢s tarde llega Mullet Mad Jack como m¨¢s que digno sucesor. La premisa es la misma pero ahora hay m¨¢s mec¨¢nicas, m¨¢s contenido y una nueva est¨¦tica que recuerda al anime de nuestra infancia. La promesa que ya ofrec¨ªa Post Void se ve aqu¨ª cumplida, con un juego con la suficiente carne entre sus huesos para satisfacernos m¨¢s de un fin de semana. Mullet Mad Jack es una peque?a joyita que sabe a lo que va y no se desv¨ªa en absoluto. Si quieres velocidad, frenes¨ª y tensi¨®n constante est¨¢s en tu casa.

A por los billonarios

La campa?a de Mullet Mad Jack sirve como aperitivo para su modo principal, el modo infinito. Tendremos que subir una torre, enfrent¨¢ndonos a un billonario cada diez plantas, para rescatar a una virgen doncella antes de su sacrificio en pos de los beneficios trimestrales infinitos. Cada diez pisos se introducen tambi¨¦n nuevas mec¨¢nicas, ya sean obst¨¢culos o nuevos enemigos. Los billonarios, malos finales a los que debemos derrotar, pecan a veces de repetici¨®n, especialmente en el caso de unos seres oculares, pero tambi¨¦n a veces son sorprendentes escenas de acci¨®n que ponen un buen punto y final a cada diez pisos. Hacia el final de la campa?a sube un poco el nivel de la acci¨®n en pos de escenas espectaculares y en general es agradable de jugar, repleta de gui?os a obras de anta?o.

Como dec¨ªamos, esta campa?a es solo un preludio al modo sin fin, en el que deberemos subir hasta el piso m¨¢s alto que podamos armados solo con un arma y nuestra poderosa pierna derecha. S¨ª, nuestra pierna derecha es fundamental para nuestro arsenal. Nos permite deslizarnos hacia adelante o bajo rampas pero m¨¢s ¨²til todav¨ªa es la posibilidad de pegar una patada a nuestros enemigos para empujarles hacia delante. Con esta habilidad podemos lanzar enemigos contra cables activos y electrocutarlos, lanzarlos hacia ¨¢cido, al vacio, acercarlos a un explosivo, etc. Las posibilidades son enormes y usar la patada suele ser una necesidad m¨¢s que una preferencia, afortunadamente pues es una de las mejores partes del juego.

En la mano izquierda tendremos nuestro cron¨®metro, que suele empezar en diez segundos y baja inexorablemente hacia el cero. Una vez se agota nuestro tiempo, se agota con ¨¦l nuestra vida. Cada muerte nos da unos segundos m¨¢s de vida, a veces m¨¢s o menos dependiendo de como eliminemos a nuestros enemigos. Esto genera una tensi¨®n constante en el jugador que es m¨¢s que interesante, haciendo que cada segundo importe. A medida que ¨ªbamos jugando m¨¢s cada segundo parec¨ªa dar tiempo a m¨¢s cosas. Donde antes habr¨ªamos matado a un enemigo o dos ahora estabamos liquidando habitaciones enteras, lanzando a unos enemigos contra otros y reventando el bid¨®n de gasolina convenientemente situado. Es f¨¢cil alcanzar ese reputado estado de fluidez jugando Mullet Mad Jack y dejar de pensar en otra cosa que sobrevivir. Solo cuando salimos de ese estado mental en el que pensar es innecesario cometeremos un error y moriremos.

En la mano derecha tendremos nuestro arma. La selecci¨®n es amplia pero no lo suficiente como para no ser algo repetitiva. Comenzamos con un revolver que mata a los enemigos de varios tiros al cuerpo o uno a su punto d¨¦bil (cabeza u organo reprodutor) pero pronto podremos escoger entre un buen arsenal. Un subufsil, varias espadas, armas l¨¢ser y una gloriosa escopeta forman la potente selecci¨®n, cada una con tres mejoras opcionales. Las armas est¨¢n bien animadas, suenan espectacularmente bien y cada vez que disparamos la sensaci¨®n es de estar reventando a lo que demos, con excepci¨®n de las espadas que en el cuerpo a cuerpo a veces resultan un poco imprecisas de usar.

Casi roguelike

Entre piso y piso podremos obtener mejoras en la tienda, ya sea m¨¢s segundos por muerte, mejoras para nuestra arma o la invulnerabilidad a ciertos elementos del entorno, entre otras cosas. No es el ¡°roguelike¡± con mejores mejoras, pero algunas son interesantes y cambiar¨¢n la forma en que juguemos, como la que hace que los bidones explosivos congelen a los enemigos en lugar de quemarlos. Con el tiempo conoceremos todas las mejoras y sabremos que hay algunas estrictamente necesarias y otras que podemos ignorar a no ser que no haya nada mejor.

Gr¨¢ficamente el juego es result¨®n, con unos gr¨¢ficos ¡°cell shaded¡±, cantidad ingente de gore y unos entornos sencillos que dejan que reluzcan los enemigos y explosiones. Cada vez que empezamos una ronda vemos una bonita animaci¨®n en la que nos equipamos nuestro arma y esta hace algo curioso. La banda sonora es un buen acompa?amiento a la fren¨¦tica jugabilidad, con melod¨ªas de sintetizador subrayando perfectamente la acci¨®n en pantalla. M¨¢s que digna candidata a ser escuchada mientras hacemos otras actividades.

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