Crow Country
Review
An¨¢lisis de Crow Country, un imprescindible para los fans m¨¢s veteranos del survival horror
Crow Country bebe de los survival horror cl¨¢sicos para ofrecer una combinaci¨®n muy bien equilibrada de puzles, exploraci¨®n y combate.
Afortunadamente, el g¨¦nero del survival horror ya hace tiempo que no est¨¢ en crisis. Fue antes del ya m¨ªtico Amnesia: The Dark Descent cuando los aficionados a ¡°pasarlo mal¡± a los mandos tuvieron que sufrir una verdadera ¨¦poca de sequ¨ªa que gracias al juego de Frictional Games comenz¨® a ver la luz al final del t¨²nel. Luego llegar¨ªa el fant¨¢stico, y no menos terror¨ªfico, Outlast, creando una vertiente de juegos de terror en primera persona que llegar¨ªa a un punto cumbre con P.T., la demo jugable del tristemente malogrado Silent Hills, y que tomar¨ªa prestado Capcom para llevar la f¨®rmula a la gran producci¨®n en Resident Evil VII y Resident Evil Village. Pero faltaba algo, y es que hablamos de juegos que en su mayor¨ªa, contaban con sustos scriptados y donde la gesti¨®n de recursos pasaba a un segundo plano en la mayor¨ªa de las ocasiones.
En resumen, se echaba de menos la f¨®rmula noventera de los primeros Resident Evil y Silent Hill, donde los puzles, la acci¨®n y la exploraci¨®n ten¨ªan practicamente el mismo peso en el gameplay, y que siendo tremendamente influyentes, dar¨ªan lugar tambi¨¦n a t¨ªtulos como Dino Crisis o los infravalorados Galerians o Cold Fear. Por suerte, los peque?os estudios independientes siempre vienen al rescate de esas f¨®rmulas a?ejas que, lejos de estar olvidadas, solo se mantienen en el recuerdo de los fans, ya que las grandes editoras, con cada vez menos gusto por arriesgar, consideran que son de otro tiempo. Es el caso de SFB Games, compuesto por dos hermanos que aportan su granito de arena a aquellos recuerdos con este Crow Country que nos ocupa.
Terror con todo el sabor de los cl¨¢sicos
Los parques de atracciones abandonados han sido siempre un entorno muy proclive para el g¨¦nero del terror, no solo en videojuegos, tambi¨¦n en cine o literatura, y es a uno de ellos donde nos traslada este t¨ªtulo. Su propietario, Edward Crow, apunta a ser un personaje completamente siniestro, y para investigar qu¨¦ ocurre en este escenario nos ponemos en la piel de la agente Mara Forest, con un apartado art¨ªstico repleto de pol¨ªgonos que nos va a recordar irremediablemente a los Final Fantasy de los 32 bits.
De hecho, y de manera ir¨®nica, el dise?o no solo del entorno, sino tambi¨¦n de los personajes -incluida la propia Mara- se presta a un dise?o en cierto estilo chibi que representa la r¨¦plica perfecta a esa ambientaci¨®n sucia y oxidada, por decirlo de alguna manera, de aquellos survival horror de entonces. Una decisi¨®n de dise?o curiosa, ir¨®nica, pero acertada, ya que otorga ese contraste que llama poderosamente la atenci¨®n. ?C¨®mo es posible jugar un t¨ªtulo de terror con estos personajes tan adorables sin que por ello consiga rebajar un m¨ªnimo la tensi¨®n? Pues lo consigue.
El control de Mara es sobresaliente, y aunque en las capturas veamos vestigios de esos survival horrror noventeros, por suerte no vamos a padecer aquel control tipo tanque que tan mal ha envejecido. De hecho, Crow Country ignora uno de los grandes clich¨¦s del g¨¦nero por entonces, como son las c¨¢maras fijas. Estas ten¨ªan su encanto, ya que no dejaban de ocultar lo que encontrar¨ªamos tras cada esquina, un perfecto consuelo para lo que no dejaba de ser una limitaci¨®n t¨¦cnica de la ¨¦poca, al igual que la niebla de Silent Hill. Crow Country nos ofrece la posibilidad de girar la c¨¢mara con total libertad, algo que a la hora de explorar se agradece, y de qu¨¦ manera. Hay un buen pu?ado de objetos ocultos y pistas para la resoluci¨®n de puzles que solo seremos capaces de descubrir si jugamos con este movimiento de c¨¢mara.
En cuanto a los rompecabezas, nos atrever¨ªamos a decir que tienen una dificultad muy bien medida, con cierto desaf¨ªo pero no habi¨¦ndonos encontrado con ninguno tan dif¨ªcil como para quedarnos atascados demasiados minutos. Sin embargo, si nos llega a ocurrir, el juego cuenta con un curioso sistema de pistas limitadas que nos se?alan cu¨¢l podr¨ªa ser el siguiente paso a seguir, adem¨¢s de poder recopilar todas las notas de los trabajadores en un cuaderno que encontramos en las salas de descanso donde tambi¨¦n podemos guardar la partida.
Tambi¨¦n funciona de manera peculiar el combate, ya que lo primero que hay que dejar claro es que los enemigos nunca desaparecen de manera definitiva, es decir, nunca limpiamos completamente una zona. Esto hace que en varias ocasiones la mejor opci¨®n sea pasar de largo e intentar evitar los enfrentamientos, pero no constantemente, porque si rechazamos el combate de manera reiterada, posteriormente nos vamos a encontrar una zona demasiado poblada de enemigos y ser¨¢ complicad¨ªsimo explorar de manera medianamente tranquila. La munici¨®n escasea, en efecto, pero hay peque?os trucos que el juego nos ofrece, como patear m¨¢quinas de refrescos que dejan caer balas solo si estamos escasos de ellas, o barriles explosivos para conseguir dar cuenta de un enemigo de un solo disparo.
Durante entre 4 y 5 horas, Crow Country consigue llevarnos de vuelta a una ¨¦poca donde el terror no ven¨ªa por sustos guionizados y esp¨ªritus de ultratumba, sino por lo que nosotros ¨¦ramos capaces de crearnos en la cabeza. No es un juego rompedor, pero s¨ª completamente obligatorio para aquellos que disfrutaran de un terror diferente al actual... aunque por suerte est¨¦ volviendo en cierto modo.
Conclusi¨®n
Los aficionados a los primeros survival horror, es decir, todos aquellos que nacieron posteriormente al primer Alone in the Dark, tienen un Crow Country un t¨ªtulo completamente imprescindible. Capta perfectamente todos los vicios y virtudes del g¨¦nero anta?o, pero es capaz de darle una vuelta para convertir en estas segundas lo que entonces eran defectos t¨¦cnicos o limitaciones del hardware. Todo es importante y ning¨²n apartado del gameplay lo es m¨¢s que el resto: combate, exploraci¨®n y puzles, no falta de nada.
Lo mejor
- Un apartado art¨ªstico "adorable", con mucha personalidad.
- Mantiene ciertos clich¨¦s del g¨¦nero en los 90 pero le da un giro de 180 grados a todos ellos.
- La dificultad de sus puzles, perfectamente bien medida.
Lo peor
- Carece de elementos realmente rompedores que podr¨ªan hacerlo llegar a cotas a¨²n m¨¢s altas.
- El no tener un sistema de notas en el men¨² de inventario hace muy engorroso tener que consultarlas.
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Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del g¨¦nero. Est¨¢ bien cuidado a todos los niveles. C¨®mpralo.