An¨¢lisis de Blasphemous 2 y el milagro de sus 7 pecados capitales

El Milagro no s¨®lo ha atentado contra las tierras y los habitantes de Cvstodia, sino tambi¨¦n contra este an¨¢lisis. Ha hecho mutar sus p¨¢rrafos y los ha transformado en una representaci¨®n de los 7 pecados capitales. Para muestra este primero. La cristalizaci¨®n de la pereza. La ausencia total y absoluta de ganas de repetiros por en¨¦sima vez las bondades de Blasphemous. El juego vuelve a estar de rebajas en Steam y si a estas alturas segu¨ªs sin querer darle una oportunidad a uno de los mejores metroidvania de los ¨²ltimos a?os y una de las cimas del videojuego espa?ol, nosotros ya no podemos hacer mucho m¨¢s por vuestra alma. La pereza, la vagancia, la flojera, la tristeza de ¨¢nimo nos lleva a dejarnos de proleg¨®menos e introducciones y a dedicar este texto a los penitentes que s¨ª conocen la obra de The Game Kitchen. Para ellos, ah¨ª va, as¨ª es el regreso a la Ciudad del Santo Nombre. As¨ª es Blasphemous 2.

La soberbia

La segunda parada de nuestro viaje es la soberbia, la arrogancia, el orgullo de pensar que si el juego original se nos hizo un simulador de costalero, Blasphemous 2 no pasa de procesi¨®n descalza. Es decir que sin ser un paseo, s¨ª es m¨¢s llevadero. Estamos tentados de echarnos flores y decir cu¨¢nto hemos mejorado como jugadores desde el anterior. O de echar la culpa a la proliferaci¨®n del g¨¦nero souls y a nuestro s¨ªndrome de Estocolmo con el mismo. Pero al final del d¨ªa es simplemente que el juego es bastante m¨¢s f¨¢cil.

Hay dos ejemplos muy sencillos que evidencian lo expuesto. El primero es un flashback de Vietnam, un recuerdo infame de la anterior entrega. Los m¨ªticos pinchos que te mataban ipso facto al fallar ciertas plataformas. Y dada la controvertida jugabilidad de entonces, aquello pasaba a menudo (la soberbia nos impide admitir que ¨¦ramos unos mu?oncitos y que las ca¨ªdas eran culpa nuestra). Aunque en Blasphemous 2 hay muy buenos jardineros y los zarzales se han reducido, a¨²n encontraremos alguno, pero ahora precipitarse contra los mismos no te hace perder toda la vida. S¨®lo se te resta un trocito de salud y se te devuelve al saliente en el que tropezaste porque se te resbal¨® el dedo. Es m¨¢s, hasta se te da un simp¨¢tico logro por ello a modo de palmadita en la espalda.

Lo mismo con el jefe final del juego. En su d¨ªa la mitad de los an¨¢lisis de Blasphemous salieron maldiciendo al de entonces y tild¨¢ndolo de todo menos bonito. Se hablaba de lo tramposo de sus ataques y lo disparatado de su dificultad. El de la secuela ha ca¨ªdo a la primera y sin gastar ni la mitad de los matraces biliares. Lo contamos por ego, el pecado que nos ocupa, pero tambi¨¦n para compartir cierta desaz¨®n que experimentar¨¢n los veteranos de guerra al ver desaparecido el desaf¨ªo original. Parte de la haza?a se desvanece.

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La gula y la avaricia

Saltar¨ªamos ahora a la gula y la avaricia. Llegar¨ªa pues el momento de citar las casi 20 horas invertidas en el an¨¢lisis. ?Acaso dura tanto? No, para nada. Rondar¨¢ la mitad, la docena de horas, pero atrapa de tal manera que es dif¨ªcil resistirse a ir a por el 100%. Puede haber perdido dificultad, pero explorar sigue siendo igual de adictivo y satisfactorio. O m¨¢s, porque a los querubines y las cuentas de rosario, ambos de vuelta, se suman un buen n¨²mero de coleccionables extra y de nuevos objetivos secundarios. El trasfondo y lore patrio tras cada escenario, cada personaje, cada dise?o enemigo y cada m¨ªsero objeto recogido no hace sino volver m¨¢s pronunciada la deliciosa sensaci¨®n de que Blasphemous 2 es un se?or metroidvania en el que da gusto perderse.

Sin embargo, y sinti¨¦ndolo en el alma, esto va de pecados y de un analista espa?ol, gocho y de pueblo. ?Importa esto? M¨¢s de lo que parece, pues dicho redactor se ha criado rodeado de abuelas ajenas que lo cebaban y atiborraban a pastas aunque s¨®lo se asomara a sus casas para preguntar si estaba J¨®se. La propia The Game Kitchen es una de esas abuelas, pues nos malcri¨® con los a?adidos de la maravillosamente demencial cobertura poslanzamiento del primer Blasphemous. Hemos comido tanto y tan bien gracias al estudio que ahora las inexistentes recompensas al terminar la partida y los nulos incentivos para una segunda vuelta saben a poco. No es una cr¨ªtica como tal, pues esta secuela es mucho m¨¢s generosa de salida de lo que fue el anterior, pero s¨ª una petici¨®n a futuro del t¨ªpico ni?o malcriado que golpea la mesa con los cubiertos. M¨¢s, por favor. (Y si sigue siendo gratis, matamos gula y avaricia de un tiro).

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La ira

Este injust¨ªsimo ansia irrefrenable de ¡°m¨¢s Blasphemous¡± conecta en cierta manera con la ira. Porque a veces da cierta rabia que se repitan enemigos del primero, o que se reutilicen ciertos dise?os en la recta final a los que s¨®lo se les cambian los colores y la magia (haciendo que pasen de azul a rojo, de tirar rayos a lanzar fuego, por ejemplo). Y tambi¨¦n habr¨¢ a quien le lleven los demonios al ver que el gran a?adido de esta entrega, los retablos de Monta?¨¦s, ha terminado por tener un peso anecd¨®tico. Se trata de una serie de complementos que alteran las estad¨ªsticas del penitente otorg¨¢ndole m¨¢s da?o o defensa, mayor probabilidad de cr¨ªticos, mejor protecci¨®n ante ataques de cierto elemento y ventajas similares. Hasta podemos crear y guardar diferentes builds para nuestro personaje. Anunciado con su propia saeta, a bombo y platillo, no son tan importantes como esper¨¢bamos. Terminaremos por olvidarnos y despreocuparnos de ellos.

Y por supuesto siempre habr¨¢ unas gotitas de c¨®lera al dividir el juego en dos mitades de ritmo distinto. En esta ocasi¨®n la segunda opta por la opci¨®n boss rush y descuida un poco las ¡°mazmorras¡±. Encantados como est¨¢bamos de encadenar un jefe tras otro, no nos hemos dado cuenta hasta el fascinante nivel inspirado en la Alhambra, con el Patio de los Leones incluido como portal al mundo al rev¨¦s. Tan bueno que evidencia cierta simpleza en las otras. Pero qu¨¦ le vamos a decir nosotros del dise?o de niveles a esta gente. Llegan la envidia y la lujuria.

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La envidia y la lujuria

En lo referente a la lascivia, dig¨¢moslo sin pa?os calientes, hay pocas cosas que nos hayan puesto tan cachondos como el apartado art¨ªstico de Blasphemous 2. Es un despliegue a¨²n mayor que el primero y uno termina sinti¨¦ndose mal por no pillar tantas referencias como a buen seguro yacen en su interior. Cada vez que atrapamos una sonre¨ªmos como idiotas al vernos part¨ªcipes de algo especial, algo ¨²nico en su especie. ?Pero c¨®mo no sentirlo genuino! Hablamos de una joya que empieza citando a Miguel Hern¨¢ndez, convierte a Juan Mart¨ªnez Monta?¨¦s en un tu mayor aliado, representa La casa de Bernarda Alba y te pone a vengarte del afilador que tantas siestas te ha fastidiado en uno de los mejores combates del juego. Aunque es mucho m¨¢s que Semana Santa y Andaluc¨ªa, no hay nada que describa mejor su ambientaci¨®n que un viva la madre que los pari¨®.

Cerrar¨ªa la envidia. La que sentir¨¢ cualquiera ante dicho apartado art¨ªstico, ante una memorable banda sonora de nuevo a cargo de Carlos Viola y ante el mejor doblaje al castellano, en nuestra humilde opini¨®n, de la historia. The Game Kitchen se quita as¨ª la espinita del original, que no cont¨® con nuestras voces hasta pasado un tiempo, y vuelve canon de Cvstodia un trabajo inolvidable, tanto por la cantidad de estrellas del casting implicado como por la cantidad de acentos reflejados y gui?os al trabajo de esos mismos actores en la peque?a y gran pantalla.

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Pero tambi¨¦n es envidia del equipo humano que conforma el estudio. Un equipo que demuestra haber escuchado a la comunidad y que ha corregido las grandes demandas del original. Blasphemous 2 ha partido de cero y a los mandos es mucho m¨¢s agradecido. El penitente se siente m¨¢s peque?o, m¨¢s ¨¢gil, m¨¢s r¨¢pido. Hay un gran paso adelante a nivel jugable. La sensaci¨®n de que el personaje ¡°flota¡± por los escenarios ha desaparecido. Lo mismo con la ruptura entre movimientos de anta?o (como entre un salto y deslizamiento, por ejemplo). Sigue habiendo margen de mejora en el componente plataformero, pero es una evoluci¨®n y en acci¨®n se ve potenciado, m¨¢s con las tres armas a?adidas, uno de los mayores aciertos del t¨ªtulo.

Porque Veredicto, Ruego al Alba y Sarmiento y Centella se roban la funci¨®n y es con ellas con quienes queremos cerrar. Tres armas francamente distintas que nos han enamorado. Con y sin parry, con distinto alcance y velocidad, con poderes a los que amoldarse (contraataques el¨¦ctricos, golpes ¡°de sangre¡± que restauran vida...) e incluso con distintos ¨¢rboles de habilidades y evoluciones. Hasta abren puertas y caminos exclusivos. Hemos acabado especializ¨¢ndonos en la que menos esper¨¢bamos... pero tambi¨¦n deseando que hubiera habido m¨¢s novedades similares en lo que a magias y poderes respecta. Culo veo, culo quiero. La envidia.

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