Tiger Woods estrena pelaje en su 26? Masters: ¡°Ya no soy lo que era¡±
Una versi¨®n mermada de Tiger se enfrenta de nuevo a uno de los grandes retos f¨ªsicos del golf, por primera vez desde 1996 sin el logo de Nike en el pecho.
La primera vez que Tiger Woods, por entonces un imberbe golfista amateur de 19 a?os, apareci¨® en el Masters de Augusta, en 1995, no hab¨ªa ning¨²n logotipo en su ropa m¨¢s all¨¢ del de la universidad de Stanford. Dos a?os despu¨¦s, en su tercera edici¨®n, la de la primera de sus cinco victorias, ya luc¨ªa en su pecho el swoosh de Nike, que le acompa?ar¨ªa ininterrumpidamente hasta que la marca y la leyenda se divorciaron el pasado enero. Por primera vez en 27 a?os el Tigre tiene pelaje nuevo: el de Sun Day Red, la marca que remite a su caracter¨ªstico polo rojo de los domingos, que ha sacado al mercado en colaboraci¨®n con TaylorMade, su actual proveedor de palos.
Con nuevo (y estiloso, por qu¨¦ no decirlo) armario afronta el californiano la que ser¨¢ su 26? salida en el Augusta National, en el quinto aniversario de su ¨²ltima chaqueta verde, la que cerr¨® el cap¨ªtulo de la redenci¨®n tras a?os perdidos (c¨®mo ser¨ªa su palmar¨¦s, especialmente en los majors, ahora de no haber mediado tanto ruido extradeportivo es una de las grandes inc¨®gnitas de la historia del deporte) de esc¨¢ndalo en esc¨¢ndalo, de lesi¨®n en lesi¨®n. ¡°Ya no es lo que era¡±, reconoce resignado el Tigre sobre su maltrecho cuerpo en v¨ªsperas de uno de los grandes desaf¨ªos f¨ªsicos de este deporte, el subir y bajar constante de este dise?o.
¡°Antes pr¨¢cticamente viv¨ªa en el campo de tiro y en el green de pr¨¢cticas, me pasaba el d¨ªa all¨ª. Ya no puedo hacerlo. As¨ª que ahora intento sacarle el m¨¢ximo jugo posible a cada oportunidad de practicar¡±, a?ade Woods, que estos d¨ªas ha compartido vueltas de entrenamiento con Will Zalatoris, Justin Thomas y el veteran¨ªsimo Fred Couples, el golfista de mayor edad capaz de pasar un corte en el Masters (en 2023 con 63 a?os y 187 d¨ªas).
En direcci¨®n al corte, si excluimos la posibilidad de verle empatar con Nicklaus en lo m¨¢s alto del palmar¨¦s de Augusta (aunque ¨¦l se ve con carrete para ¡°un triunfo m¨¢s¡±), apunta precisamente un objetivo factible para el Tigre, que si alcanza el fin de semana lo har¨¢ por 24? vez consecutiva, r¨¦cord del torneo. ¡°Creo que eso habla de consistencia, longevidad y entendimiento de c¨®mo hay que jugar este campo. Esa ¨²ltima es una de las razones por las que vemos a jugadores en sus 50 o 60 pasar el corte aqu¨ª, o a algunos en el final de sus 40 con opciones de ganar. Cada uno de los tees ha sido modificado desde que jugu¨¦ por primera vez. Cada uno de los greenes tambi¨¦n. Pero la configuraci¨®n general, c¨®mo rueda la bola, c¨®mo se mueven y los ¨¢ngulos que hay que tomar, siguen ah¨ª. Todav¨ªa puedo tirar del Rolodex (una rueda giratoria para apuntar contactos) y sacar unos cuantos putts de los a?os 90 que se siguen moviendo igual, o el efecto que tiene Rae¡¯s Creek (el arroyo que surca Amen Corner) en algunos tiros. Todo esto significa mucho¡±, apunt¨® al respecto.
Para el mermado Tiger es la primera salida desde el Genesis, el torneo que apadrina en Riviera, del que se retir¨® por un problema de salud no especificado all¨¢ por febrero. Su idea antes de arrancar el curso era jugar una vez al mes, pero la realidad de su estado f¨ªsico es tozuda: ¡°No ha funcionado as¨ª al final. No estaba preparado para volver a jugar tras Riviera. Mi juego y mi cuerpo no estaban listos. Espero que ahora que empieza la temporada de majors (uno al mes desde este Masters hasta julio, cuando la cerrar¨¢ el British) pueda cumplirlo¡±.
El recuerdo como gasolina
?Qu¨¦ empuja a un multimillonario de 48 a?os (concretamente el ¨²nico deportista en activo milmillonario aparte de LeBron James seg¨²n Forbes) a luchar cada d¨ªa contra su propio esqueleto para seguir jugando a nivel ¨¦lite un deporte en el que ha ganado todo? El amor: ¡°Amo el golf. Siempre lo he hecho. Jugu¨¦ a otros deportes en mi adolescencia, pero siempre he amado este y amo competir. Simplemente amo hacer el trabajo necesario, dedicarle tiempo, y esa sensaci¨®n cuando est¨¢s on fire y tienes la oportunidad de ganar, lo consigas o no. Esto es mi vida. Empec¨¦ con nueve meses, jugu¨¦ mi primer torneo con cinco a?os. Me ha permitido ver cosas que de otra forma no habr¨ªa tenido ni remotamente una oportunidad de ver. Ver a Sam (Snead), Gene (Sarazen) y Byron (Nelson) en la salida honor¨ªfica (del Masters), verles a?os despu¨¦s beberse mis batidos, poder jugar vueltas de pr¨¢cticas con Raymond (Floyd) y Fred (Couples) y Seve (Ballesteros) y Jack (Nicklaus) y Arnold (Palmer)... Son recuerdos para toda la vida. Y los tengo gracias a este deporte¡±.
Ese fue el sanedr¨ªn que le tutoriz¨® y ahora es ¨¦l quien ejerce de mentor para nuevas generaciones en esa correa de transmisi¨®n de conocimiento golf¨ªstico que es, entre otras muchas cosas, Augusta. ¡°Aqu¨ª nos gusta pasar el conocimiento de generaci¨®n en generaci¨®n. El Masters, por jugarse siempre en el mismo sitio, hace un trabajo incre¨ªble de conectar el pasado y el presente del golf¡±. En la intersecci¨®n entre ambos est¨¢ este Tiger, menos competitivo pero igual de valioso y necesario para este deporte.
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