AJEDREZ
Tablas por error
Nepomniachtchi y Ding empatan en una octava partida tan ¨¦pica como las anteriores en la que el jugador chino desaprovech¨® varias oportunidades de ganar.
Mientras Magnus Carlsen se divierte jugando al ajedrez online y bailando durante los directos que hace en plataformas de creaci¨®n de contenido, la acci¨®n sigue en su punto ¨¢lgido en Astana. Ian Nepomniachtchi y Ding Liren han empatado en la octava partida del Campeonato del Mundo en un lance que se recordar¨¢ con el paso de los a?os por lo sucedido tanto en el tablero como fuera de ¨¦l.
Asesorado por su entrenador durante el torneo, Ding emple¨® una variante de doble filo en la Apertura Nimzo India. El estilo creativo de Rapport le ha permitido emplear ideas que, quiz¨¢s, no terminan de ajustarse a los que son sus puntos m¨¢s fuertes de su juego. Sin embargo, fiel a ellas, sacrific¨® un alfil en el duod¨¦cimo movimiento.
Su contundente elecci¨®n fue de doble filo. Y no solo en el tablero, pues la rareza y concreci¨®n de las dos grandes novedades que ha empleado durante el torneo han permitido desenmascarar sus secretos m¨¢s preciados. 72 partidas disputadas entre dos usuarios de la plataforma Lichess hace un mes aplicaban en varias ocasiones las ideas de Ding y Rapport, lo que hace pensar que quienes se escond¨ªan tras ellas eran el jugador chino y el rumano.
Mientras las preparaciones del equipo de Liren eran desveladas, el n¨²mero tres del mundo, ajeno al ruido exterior, trataba de demostrar los puntos fuertes de su idea. Nepo, a pesar de la rareza de la misma, respond¨ªa de forma pr¨¢cticamente inmediata como si conociese todos los peligros que ce?¨ªan tras ¨¦l.
Los fantasmas volv¨ªan a asomarse detr¨¢s del hombro de Ding. La derrota del ¨²ltimo lance por los problemas de tiempo aparec¨ªan de nuevo tras emplear treinta y dos minutos en su decimos¨¦ptima elecci¨®n. Una jugada que, para m¨¢s inri, alejaba todas las opciones de un armisticio tranquilo y planteaba una guerra sin cuartel que, una vez m¨¢s, exigir¨ªa una punter¨ªa de francotirador a los dos participantes.
El primero en errar en el duelo de pistoleros fue Nepomniachtchi. El subcampe¨®n del mundo permiti¨® que Ding montase un ataque mortal contra su rey que pod¨ªa haber terminado en una bella miniatura. Sorpresivamente, el ajedrecista oriental omiti¨® la mejor continuaci¨®n en la jugada 27 y no acert¨® el tiro.
Tampoco estaba del todo fino Nepomniachtchi, que prob¨® tener unos nervios de acero cuando tres movimientos m¨¢s tarde amag¨® con un jaque continuo que no exist¨ªa a costa de sacrificar una torre. Ding ten¨ªa m¨¢s de veinte minutos para calcular la variante que le daba una victoria de forma forzada. Eso s¨ª, la complejidad era inmensa teniendo en cuenta que deb¨ªa devolver la torre seis movimientos m¨¢s tarde.
El miedo de volverse a ver en una situaci¨®n de apuros de tiempo le hizo rechazar las complicaciones y apostar por una jugada m¨¢s tranquila. ¡°He calculado parte de la l¨ªnea, pero he parado porque no ten¨ªa mucho tiempo¡±, admiti¨® en rueda de prensa. Fue la segunda vez que dej¨® escapar un triunfo relativamente directo y ya no habr¨ªa una tercera. Las tornas cambiaron cuando Nepo encontr¨® un excelente recurso defensivo a costa de sacrificar su caballo.
Con tan solo cuatro segundos en el reloj Ding lleg¨® al control de tiempo y agreg¨® una hora m¨¢s a su cron¨®metro. La ¨²ltima elecci¨®n que tuvo que hacer en el movimiento 40 fue trascendental, pues ¨²nicamente ten¨ªa dos opciones para salvar un empate como mal menor. Por suerte para sus intereses acert¨® y Nepomniachtchi, quiz¨¢s consciente de que hab¨ªa salvado una papeleta importante durante todo el envite, tampoco emple¨® la respuesta m¨¢s ambiciosa.
Cinco jugadas m¨¢s tarde se sell¨® el primer empate de las ¨²ltimas cinco partidas. Medio punto que, si a alguien contenta, es a un Nepo que mantiene su ventaja de un punto (4,5-3,5) y que consigui¨® eludir la muerte en el tablero haciendo una labor m¨¢s propia de Houdini que de un deportista profesional.
Si la psicolog¨ªa hab¨ªa jugado un importante papel durante todo el Campeonato del Mundo, ahora que Ding juega con las cartas marcadas lo hace mucho m¨¢s. El chino, que confes¨® ¡°no saber de qu¨¦ partidas¡± le hablaban los medios de comunicaci¨®n, tendr¨¢ que adaptarse a esta nueva realidad en las seis ¨²ltimas partidas. El c¨®mo es toda una inc¨®gnita.