Sean Strickland: un ¡®psic¨®pata¡¯ surgido del alcoholismo y el racismo
El retador de Israel Adesanya en UFC 293 ha admitido tener impulsos homicidas que solo puede paliar peleando. Fue criado en una familia desestructurada destrozada por las adicciones.
¡°Caminaba por la calle con un cuchillo o una piedra con la esperanza matar a alguien¡±. Esta es una de las decenas de pol¨¦micas declaraciones que acumula Sean Strickland. Nacido en medio de un entorno m¨¢s que h¨®stil de una familia desestructurada de Anaheim (California), el peleador de UFC ha recorrido un arduo y siempre pol¨¦mico camino hasta encontrar su oportunidad titular en el Peso Medio.
Tras dos buenas actuaciones con victorias incluidas ante Imavov y Magomedov, el peleador de 32 a?os se encontr¨® con la oportunidad titular tras la lesi¨®n de Dricus Du Plessis, ¨²nico aspirante leg¨ªtimo en una divisi¨®n en la que se acaban los rivales para un Israel Adesanya dispuesto a hacer la mejor carrera en la historia de las MMA.
Strickland siempre ha sido un hombre leal a UFC, nunca rehuye ning¨²n combate que se le ofrezca. Adem¨¢s, su llamativa historia y su personalidad bizarra abren un nuevo cap¨ªtulo medi¨¢tico en una de las rivalidades m¨¢s inc¨®modas que haya visto la UFC. Su pasado neonazi y violento hacen que Strickland siempre juegue al l¨ªmite con temas como el racismo o la homofobia en su ¡®trash talk¡¯ con otros peleadores, lo que le convierte en una especie de personaje que todos odian pero al que prestan atenci¨®n.
Las adicciones arrasaron su hogar
¡°Si era capaz de esquivar botellazos en casa soy capaz de esquivar un pu?etazo¡±, es una de las frases m¨¢s ic¨®nicas de un Sean Strickland que nunca ha tenido tapujos para contar que fue criado por padres alcoh¨®licos y violentos. La infancia del peleador fue dura aparentemente y su personalidad as¨ª lo demuestra. Es un hombre atormentado por un pasado que marc¨® su vida para siempre: ¡°Las navidades en mi casa eran felices, pero solo durante la hora que mis padres tardaban en emborracharse y empezar los golpes e insultos¡±.
¡°Creo que hay personas que necesitan que sus padres los hubieran pegado un poco m¨¢s. Pero no me refiero a un tortazo, me refiero a palizas de alcoh¨®lico. S¨¦ de lo que hablo¡±, es otra de las impactantes citas de Sean Strickland en una de sus muchas exposiciones medi¨¢ticas que terminaron trascendiendo m¨¢s all¨¢ del mundo de las MMA.
Nazismo, odio y rehabilitaci¨®n
A menudo Strickland ha asegurado que, empujado por las ideas racistas y supremacistas de su abuelo, comenz¨® a odiar de forma sistem¨¢tica, llegando al punto seg¨²n sus propias palabras, de ¡°estar siempre enfadado¡±. ¡°Pas¨¦ por una extra?a fase neonazi y supremacista blanca cuando era m¨¢s joven y me echaron de la escuela por cr¨ªmenes de odio. Siempre estaba enfadado y ten¨ªa muchas influencias jodidas en mi vida, as¨ª que me sent¨ªa bien odiando algo. Caminaba por la calle con un cuchillo o una piedra con la esperanza matar a alguien¡±.
Poco a poco, el canalizar toda esa ira en gimnasios de artes marciales y el entrenar codo a codo con personas de diferentes rasgos y lugares de origen, hizo que Strickland se acabase saliendo de aquel mundo de odio de que ahora se arrepiente. ¡°Est¨¢s en s¨¦ptimo grado hablando de los nazis y ni siquiera sabes qu¨¦ diablos significa eso. Pero lo escuchas de alguien a quien admiras y esa identidad me consumi¨®. Luego te das cuenta de que cuando eres racista no avanzas en la vida¡±.