Rory McIlroy reaviva el fuego de la esperanza en Augusta

El ser humano es el ¨²nico animal que tropieza dos veces con... Rory McIlroy. Y tres. Y las que haga falta. No se puede no querer a Rors, un ciudadano con sus defectos y errores, como todos, por ejemplo esa espantada que peg¨® el jueves tras estropear lo que iba para gran vuelta con dobles bogeys al 15 y al 17, pero por lo dem¨¢s un ciudadano ejemplar. Su historia es la de cualquiera: sue?as con algo, lo intentas, fallas, te recompones, lo vuelves a intentar. Hasta que lo consigues, o hasta que lo has intentado tantas veces que puedes convivir con el fracaso. Diez a?os lleva ¨¦l en esa din¨¢mica con los majors. Especialmente con el Masters, la ¨²nica pata del Grand Slam que le falta (solo Koepka, Peter Thomson y Lee Trevino han ganado m¨¢s grandes sin contar entre ellos este, y solo Kite, Mangrum, Norman y Littler apilaron m¨¢s top-10 sin cantar bingo en Augusta). La vuelve a otear en el horizonte tras un s¨¢bado catedralicio: -6 para -12. L¨ªder por dos al domingo.

Ser¨¢ o no ser¨¢, pero no dejar¨¢ indiferente a nadie. No habr¨¢ t¨¦rmino medio. Una historia de redenci¨®n a la altura de la chaqueta verde de Tiger en 2019 u otro desastre esplendoroso. Esto ¨²ltimo, de darse, no pillar¨¢ desprevenido a nadie, son tantos ya los desenga?os que ha producido el norirland¨¦s... ?l mismo aseguraba a su llegada a Georgia esta semana que su esquema mental consiste ahora b¨¢sicamente en no pensar ni por asomo que puede ganar esto. Con la ayuda del prestigioso psic¨®logo deportivo Bob Rotella, que trata de introducirle casi por lobotom¨ªa una aproximaci¨®n hoyo a hoyo, Rory se protege contra la decepci¨®n. Un mecanismo casi tan antiguo como la especie, que suele funcionar. El optimismo es lo que vende, pero el pesimismo es la actitud inteligente ante las cosas de la vida. Aquello de que lo bueno llama a lo bueno es, como m¨ªnimo, una verdad a medias, carente de fundamento emp¨ªrico.

Sea como sea, el planteamiento funciona a 54 hoyos. De ese 72 enga?oso del jueves pas¨® al 66 del viernes, y de ah¨ª a otro 66 este s¨¢bado, que abri¨® con seis treses consecutivos: birdie al 1, eagle al 2, birdie al 3, par al 4, birdie al 5, par al 6. Una secuencia in¨¦dita en 88 ediciones del torneo, que dio paso a un frenazo entre el 6 y el 12, con bogeys al 8 y al 10. Cuando se intu¨ªa otro trago amargo, el acabose. Eagle al 15 tras un hierro de pinacoteca, el golpe que se recordar¨¢ si viste la chaqueta verde el domingo. ?l mismo lo supo desde el momento del contacto. Sali¨® andando detr¨¢s de la bola, en el lenguaje de gestos universal del golf sin¨®nimo de golpazo. Si el de Sarazen en ese mismo lugar fue ¡®el que se escuch¨® en todo el mundo¡¯, este no le anda a la zaga. Despu¨¦s salv¨® el 17 y el 18, dos hoyos que se juegan sobre par de media, y lleg¨® a la orilla sano y salvo.

Una locomotora inalcanzable

Nadie fue capaz de subirse al tren. Rose, que sal¨ªa l¨ªder en -8, se despe?¨® con un +2. Jason Day anduvo t¨ªmido con un -1. Scheffler, al par, salv¨® de milagro su impecable estad¨ªstica en los fines de semana de Masters, en los que nunca ha jugado por encima de 72. Lowry, amigo del alma de Rory, registr¨® el mismo tanteo que el texano y qued¨® lejos. Sendos -3 para -6, en principio insuficientes, tiraron Patrick Reed, campe¨®n en 2018, y el sueco Aberg, segundo el a?o pasado en su debut en los grandes. Las principales amenazas vienen del canadiense Conners (-2 para -8), quien hace buena aquella f¨®rmula estadounidense de horses for courses, y Bryson DeChambeau, que coron¨® con un tubo de ¨¦poca en el 18 un d¨ªa de -3 para -10. Ambos jugar¨¢n el domingo el partido que todo el mundo quiere ver. Uno con m¨²ltiples lecturas: PGA vs LIV, Europa vs Estados Unidos, tradici¨®n vs innovaci¨®n... La CBS se relame.

Como la fe en este caso no puede ser ciega, pues los a?os han demostrado que Rory, a diferencia de lo que se dice de Dios, aprieta y tambi¨¦n ahoga, hay que buscarla en los datos. Estos dicen que el putter ya no es tan importante en Augusta. Ahora lo que parte la pana es el juego de tee a green. Los cuatro ¨²ltimos campeones terminaron primeros o segundos en la estad¨ªstica de golpes ganados en ese apartado. Ah¨ª McIlroy es el segundo mejor del PGA esta temporada, con 1,725 golpes de media por ronda. Por otro lado, tambi¨¦n dicen que, desde 2008, solo ha habido tres campeones que entregaran 70 golpes o m¨¢s en la primera vuelta. Creer o no creer, esa es la cuesti¨®n. Elijan ustedes.

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