¡°Es salvaje, bestial¡±: 55 a?os y cinco piscinas ol¨ªmpicas sin respirar
Nacho Peral, plusmarquista mundial en apnea, habla con AS de su vida y su deporte. ¡°No somos ol¨ªmpicos por los accidentes¡±, lamenta.
Despu¨¦s de los primeros 100 metros, el cuerpo le empieza a mandar las primeras se?ales de auxilio. Es el peor tramo. Le falta el aire. Siente la necesidad de salir del agua, pero no lo hace. Las piernas se le empiezan a llenar de ¨¢cido l¨¢ctico. Por dentro, todo se retuerce, pero Nacho Peral (Alicante, 1968), bicampe¨®n mundial de apnea din¨¢mica, sigue hacia adelante en la piscina. Quien nade m¨¢s metros sin respirar, gana. As¨ª de simple, as¨ª de duro. Sabe que cuando pase los 125, ya en hipoxia (estado de deficiencia de ox¨ªgeno en la sangre), se sentir¨¢ mejor. Y tras los 150, a¨²n mejor. En los 200, ¡°la sensaci¨®n es bestial¡±, asegura en conversaci¨®n con AS. En mayo, en los Campeonatos del Mundo de Kuwait, alcanz¨® los 203,56 metros con bialetas y los 238,8 con monoaleta, casi cinco piscinas ol¨ªmpicas. ¡°Es salvaje¡±, no puede contener. Gan¨® ambas categor¨ªas. En la segunda, adem¨¢s, rompi¨® dos r¨¦cords: el de Espa?a y el mundial en categor¨ªa m¨¢ster.
¡°Me siento como si me hubiera tocado la loter¨ªa¡±, dice nada m¨¢s coger el tel¨¦fono. Tiene 55 a?os, pero su entusiasmo es contagioso. Lo necesita. Suele competir contra rivales mucho m¨¢s j¨®venes que ¨¦l. A nivel internacional, adem¨¢s, se choca contra el muro econ¨®mico. En Espa?a, la apnea, pese a que ha crecido en los ¨²ltimos a?os, es un deporte minoritario. En Europa del Este, es una pr¨¢ctica mucho m¨¢s extendida. ¡°En muchos casos, est¨¢n financiados directamente por sus Estados¡±, explica. Nacho, en cambio, es arquitecto t¨¦cnico. Esa es su profesi¨®n. La apnea, su pasi¨®n.
Cuando termina de trabajar, se va a entrenar. ¡°Mi rutina es un desastre¡±, admite entre risas. Entre semana no se puede meter en el agua hasta las 20:30 o las 21:00. Exprime los findes. ¡°Sacrifico mi vida personal. Tengo una dieta muy estricta. Para competir con gente de 20 a?os, es mucha tela. Lo tengo que cuidar todo al m¨¢s m¨ªnimo detalle¡±, desgrana. Su familia no s¨®lo le apoya, sino que es una parte m¨¢s de su vida competitiva. Tiene dos hijos y los dos han salido a ¨¦l, aunque cada uno en una direcci¨®n. Uno tambi¨¦n es arquitecto t¨¦cnico y le cubre las espaldas cuando, entre torneos, se le acumula el trabajo; el otro, ?lvaro, ha sido su coach durante a?os. Veterinario de profesi¨®n, sigue acompa?¨¢ndole cuando puede. Dentro del agua, est¨¢n conectados. Nadie le entiende como ¨¦l. Sabe qu¨¦ significan sus gestos, c¨®mo calmarle en cada momento. Es ese aire que le falta.
El origen: la pesca submarina
Mirar al pasado siempre suele ser provechoso para entender el presente. Hasta para predecir el futuro. El abuelo de ?lvaro, el padre de Nacho, es el origen m¨¢s puro del r¨¦cord del mundo del alicantino, cuya ciudad luce con orgullo inscrita en sus aletas. Los Peral siempre han sido aficionados a la pesca submarina. De padres a hijos. ¡°La practico desde muy peque?o. Me ense?¨® mi padre. De joven, no me dejaron tener una moto, que era tab¨² en casa, pero me permit¨ªan ir a pescar. Se puede practicar con seguridad, yo no la veo como un peligro. Te crea una adrenalina tremenda. Es precioso¡±, recuerda Nacho.
Con los a?os, el plusmarquista espa?ol y mundial fue redescubriendo el mar. Su forma de entenderlo y de amarlo. El objetivo, poco a poco, fue cambiando. La pesca en s¨ª perd¨ªa importancia a cada zambullido. Y el oc¨¦ano la fue ganando. ¡°Empec¨¦ a meterme en fondos de 40 o 50 metros y a disfrutar de ellos. Fui dejando el fusil. Bajar y observar la vida marina pas¨® a ser lo que m¨¢s me gustaba¡±, explica. ¡°?Que qu¨¦ me he encontrado? De todo. Especies muy distintas a las de otras profundidades. ?Hasta barcos hundidos!¡±, a?ade.
Paralelamente a ese proceso de introspecci¨®n bajo el agua, apareci¨® la apnea como deporte. De nuevo, con los v¨ªnculos familiares como motor. ?lvaro fue el primero de la casa en iniciarse. Casi a la par, empez¨® Nacho. ¡°Fui a llevarle a un curso y, dado mis pr¨¢cticas submarinas, el instructor me anim¨® a probarlo. S¨®lo iba a acompa?arle, pero me lanc¨¦¡±, recuerda. En su primera apnea est¨¢tica, aguant¨® 5:15 minutos bajo el agua. ¡°Con ese tiempo, me dijeron que val¨ªa para esto¡±, detalla. Ahora, es capaz de aguantar la respiraci¨®n casi nueve minutos (8:56 como mejor marca personal).
¡°Te tachan de loco¡±
En la competiciones de apnea din¨¢mica, hay hasta cinco ¨¢rbitros velando por la seguridad de los participantes. Tres est¨¢ fuera del agua y dos, dentro. Cuando un deportista termina su ejercicio, debe realizar el signo de ¡°ok¡± con su mano, con ¨ªndice y pulgar formando un cero y los otros tres dedos perfectamente levantados. Adem¨¢s, debe estar 30 segundos sin que la boca ni la nuca toquen el agua. Tiene sus peligros. ¡°He tenido muchos sustos, me han sacado del agua varias veces. No somos ol¨ªmpicos por los accidentes que hay. Te tachan de loco¡±, explica Nacho. En la apnea se progresa metro a metro, segundo a segundo. ¡°Con el tiempo, he ido aprendiendo de los errores. Si haces 55 metros, luego debes buscar los 55. Vas cogiendo confianza y entendiendo a tu cuerpo¡±, reflexiona Peral.
Los s¨ªncopes, sambas dentro del argot (por el movimiento descontrolado con el que responde el cuerpo), son habituales durante las competiciones. Sin ir m¨¢s lejos, dos competidores las sufrieron en Kuwait, donde Nacho rompi¨® su techo. Pese a su veteran¨ªa y a un cuerpo maltratado por las lesiones, quiere m¨¢s. ¡°Los 250 metros son mi sue?o¡±, dice. El laboratorio Atika Pharma le mima para que lo pueda perseguir. El alicantino, tras cargar durante a?os con una monoaleta que pesa 4,5 kg, tiene los tendones muy castigados. ¡°El retin¨¢culo del pie es mi kryptonita¡±, lamenta. ¡°Estoy roto¡±, a?ade. Pero sigue. Quiere tocar esa pared de 250 metros. ¡°Siempre digo que me voy a retirar, pero ya me toman a cachondeo¡±, bromea. Siente que puede lograr su objetivo en la pr¨®xima competici¨®n. En su en¨¦sima zambullida eterna.