Cambridge defiende el fuerte entre golpes e infectados: ¡°Vomit¨¦ esta ma?ana¡±

Por segundo a?o seguido, este s¨¢bado, Cambridge logr¨® el doblete en The Boat Race, la centenaria regata conocida internacionalmente como Oxford-Cambridge. El alma m¨¢ter de Isaac Newton o Charles Darwin defendi¨® el fuerte en el T¨¢mesis tanto en la prueba masculina, en su 169? edici¨®n, como en la femenina, que se celebr¨® por 78? vez. En ambos casos, tras dos carreras de mucho contacto, en las que los botes se tocaron en m¨²ltiples ocasiones, y sin celebraci¨®n final en el agua, como es tradici¨®n. Con unos niveles de Escherichia coli disparados, algo que se calific¨® como una ¡°verg¨¹enza nacional¡± durante la previa, la organizaci¨®n recomend¨® evitar el chapuz¨®n por los peligros de la bacteria, que igualmente infect¨® a algunos remeros durante los entrenamientos (provoca problemas intestinales). Tanto los chicos (18:56.34) como las chicas (21:00.64) de azul claro cumplieron con el protocolo y con el resultado, dejando los marcadores hist¨®ricos en dos favorables 87-81 (masculino) y 48-30 (femenino).

Bajo un sol londinense extra?amente brillante, que se abri¨® paso despu¨¦s de una semana de lluvias y una ma?ana nublada, la regata femenina inici¨® la fiesta, a¨²n m¨¢s multitudinaria de lo habitual debido al buen tiempo, un bien preciado a orillas del T¨¢mesis. El p¨²blico se apelotonaba y Oxford, despu¨¦s de seis a?os seguidos ahincando la rodilla, sal¨ªa con un punto m¨¢s de motivaci¨®n. Las herederas de Albert Einstein o Bill Clinton, nombres ilustres que pasaron por sus aulas antes que ellas, se hac¨ªan fuertes en unos primeros compases en los que llegaron a tener pr¨¢cticamente una embarcaci¨®n de distancia. Al pasar por el puente Hammersmith, tras el que la regata suele cambiar poco, la ventaja para las chicas de azul oscuro era de 2.01 segundos. Esta vez, sin embargo, el desenlace no tuvo nada que ver con lo que se hab¨ªa visto hasta ese momento. Y mucho con lo que hab¨ªa ocurrido en las ediciones anteriores.

Tras superar el siguiente punto de control, Chiswick Steps, ya en la segunda parte de la carrera y despu¨¦s de un choque que retras¨® la oficializaci¨®n del resultado, la ventaja se invirti¨® por completo: 3.82 segundos para Cambridge, que ya no solt¨® la victoria. Oxford reclam¨®, pero la organizaci¨®n de la carrera, con la decisi¨®n clara desde el principio, entendi¨® que lo ocurrido no era motivo de descalificaci¨®n: pese a que las ganadoras se desviaron inicialmente de su trayectoria natural, Oxford, bajo las ¨®rdenes de su timonel, Joe Gellett, se lanz¨® hacia la izquierda tratando de forzar el golpe y, con ello, una decisi¨®n favorable en la posterior apelaci¨®n. ¡°?Oxford, os estoy advirtiendo! ?Oxford, os estoy advirtiendo!¡±, ya hab¨ªa gritado el ¨¢rbitro, Richard Phelps, antes de desestimar la reclamaci¨®n.

Remeros al l¨ªmite

Tras la espera, oportuna para coger aire y animar a sus compa?eros, los chicos recogieron el testigo. En su caso, en una carrera menos emocionante, aunque igualmente dura. Siempre lo es. De hecho, el marca (stroke, en ingles) de Cambridge, Matt Edge, termin¨® totalmente fundido y al l¨ªmite de perder la conciencia. Su estado, sin fuerzas para remar, dio alas a Oxford, que se creci¨® en unos metros finales en los que ya lo ten¨ªa todo perdido. En este caso, s¨ª decidi¨® el puente Hammersmith, en el que los de azul claro ya ten¨ªan algo m¨¢s de 10 segundos de ventaja. Antes, y como en la regata femenina, se hab¨ªa producido una dura lucha por la posici¨®n, con varios avisos por parte del ¨¢rbitro, Sir Matthew Pinsent. ¡°No esperaba esta diferencia tan grande. Hab¨ªa gente enferma por la bacteria. Yo mismo vomit¨¦ esta ma?ana. No es bueno tener tanta caca en el agua¡±, denunci¨® Leonard Jenkins, remero de Oxford y el ejemplo perfecto de la at¨ªpica edici¨®n, dominada por Cambridge entre golpes e infectados.

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