Parar el reloj para un tiro m¨¢s

Estaba convencido de que esta vez s¨ª, que en la quinta semifinal ol¨ªmpica del balonmano masculino espa?ol, se entrar¨ªa en la primera final. Pero la historia se repite machaconamente. Frente a Alemania, y por un gol, otra frustraci¨®n m¨¢s, como si superar ese pelda?o estuviese lastrado para los nuestros. Como lo fue en Pek¨ªn frente a Islandia, era una oportunidad accesible para el juego de Espa?a. En 2008, con Juan Carlos Pastor; ayer, con Jordi Ribera. Algo ol¨ªa mal desde el principio, pese a tener a los dos mejores seleccionadores.

A hora se echar¨¢ la culpa a la actuaci¨®n espectacular del meta Andreas Wollf, pero desde los seis metros los pivotes no pueden fallar tantas veces en el uno contra uno. Ese es un d¨¦ficit que nos persigue durante todo el torneo. Es cierto que Javi Rodr¨ªguez es joven (22) y que por eso le falta ese instante de paciencia para esperar a que el portero se descubra y seleccione por d¨®nde lanzar. Esos errores los compens¨® con su defensa. Nada que criticar. Los Hispanos tuvieron el ¨²ltimo ataque para llevar el partido a la pr¨®rroga: no hubo tiempo muerto porque se hab¨ªa pedido tres minutos antes, pero a cinco segundos, cuando el bal¨®n sali¨® por un fondo, delante del televisor con Dani Miranda, Jaime D¨¢vila y Jorge Noguera ve¨ªamos necesario parar el partido para tener esos cinco segundos extras para empatar. Nadie lo hizo. Se cay¨® sin tirar.

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