Francia cruje ante Inglaterra

Fue un partido glorioso. Un compendio de todo lo que hace grande al rugby. Un Le Crunch para deleite del aficionado ne¨®fito. ?C¨®mo resistir a la org¨ªa atl¨¦tica que protagonizaron este s¨¢bado Inglaterra y Francia en Twickenham, la catedral? A cualquiera que piense en el deporte una de las mejores expresiones de la especie se le har¨¢ imposible. Lo gan¨® la Rosa (26-25), para j¨²bilo de una afici¨®n que ¨²ltimamente bebe mucho m¨¢s para olvidar que para celebrar; lo perdi¨® el Gallo, desarbolado ante una resistencia numantina que opac¨® las individualidades m¨¢s determinantes del Seis Naciones.

Inglaterra, que hoy en d¨ªa no iguala el talento de sus vecinos ni al este ni al oeste, pero va aprendiendo a maximizar sus virtudes y juega con hambre. A veces con eso basta. Los chicos de Steve Borthwick, que poco a poco gana cr¨¦dito, se propusieron hacer de Twickers un ?lamo.

Una a una se fueron malogrando en la primera parte las oleadas de una Francia voluntariosa pero imprecisa, que a fuerza de insistir termin¨® encontrando una fisura en el 30¡ä, una de las muchas veces en las que funcionar¨ªa la conexi¨®n bordelesa entre Penaud y Bielle-Biarrey. Inglaterra, que apenas hab¨ªa pisado campo rival hasta entonces, no tardar¨ªa mucho en responder, en una jugada en la que a trompicones le acab¨® llegando el bal¨®n a Ollie Lawrence. Un hombre pr¨¢cticamente indefendible con espacio en la 22 que no perdon¨®. El empate al descanso validaba m¨¢s el relato local que el visitante.

Y al volver de vestuarios, la desinhibici¨®n fue total. El orden cedi¨® paso al caos y el intercambio de golpes fue constante. Se adelant¨® Inglaterra en una salida de medio campo tras pasar Ramos un golpe de castigo que los franceses defendieron dispersos, volvi¨® a castigar la pareja de alas del Gallo y un Marcus Smith gris desaprovech¨® un par de oportunidades de sumar con el pie, pero los refrescos en el pack isle?o empezaron a hacer efecto. El maul ser¨ªa determinante en unos ¨²ltimos diez minutos apote¨®sicos.

Primero asfalto el camino para que Baxter anotara el ensayo que pon¨ªa en ventaja Inglaterra y despu¨¦s, tras remontar de nuevo Francia en una combinaci¨®n por el costado izquierdo que finaliz¨® Bielle-Biarrey, fue la plataforma que concentr¨® a la defensa francesa y permiti¨® a Fin Smith explotar una puerta con una asistencia deliciosa a Eliot Daly, que penetr¨® en las l¨ªneas enemigas con un poder¨ªo emocionante y enloqueci¨® Twickenham. De repente, tras una batalla para el recuerdo, el Seis Naciones se hab¨ªa convertido en una pelea a cuatro bandas.

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