El riesgo de pensar demasiado
Ian Nepomniachtchi y Ding Liren empatan en la decimotercera partida del Mundial. Aunque los dos tuvieron opciones de triunfo, ninguno arriesg車 m芍s de la cuenta.
La decimotercera partida del Mundial era un gran term車metro para medir la ambici車n y el estado psicol車gico de Ian Nepomniachtchi y Ding Liren. La estrepitosa derrota del Gran Maestro ruso en el lance anterior y c車mo fuera capaz de reponerse iba a ser clave de cara a los dos 迆ltimos envites a ritmo cl芍sico. Con el empate de hoy, ya se avista en el horizonte un nuevo desempate a r芍pidas, como ya sucedi車 en las victorias de Magnus Carlsen frente a Sergey Karjakin (2016) y contra Fabiano Caruana (2018).
Nepomniachtchi desoy車 los consejos de los cl芍sicos de escuela sovi谷tica y, para el disfrute de los aficionados, rehuy車 de empatar sin sufrimiento. Eran sus 迆ltimas piezas blancas y, vistas las dificultades que han tenido con negras los dos contendientes durante el match, no pod赤a fiarse de que el s芍bado fuera a tener un enfrentamiento tranquilo. Por ello, emple車 una nueva idea en una Apertura Espa?ola -que insiste en repetir hasta la saciedad- para jugar a ganar, aunque sus intenciones ya hab赤an quedado claras desde el momento en el que se le vio aparecer en la sala de juego con una camisa distinta (solo las cambia tras perder).
La indestructible Defensa Berlinesa planeaba sobre el ambiente, pero Ding tampoco estaba dispuesto a decepcionar a una audiencia entregada a la competitividad de los dos finalistas. El n迆mero tres del mundo volvi車 a confiar en el Marshall y esper車 paciente a la nueva preparaci車n de su rival. Una vez la vio sobre el tablero, la refut車 sin mucho apuro e incluso empez車 a ver c車mo sus opciones de ganar se incrementaban.
Nunca en su trayectoria ha conseguido Ding ganarle con negras un envite en ritmo cl芍sico a Nepo. Por momentos, parec赤a que el chino hab赤a elegido el &D赤a D* y la &Hora H* para asestarle el golpe definitivo a un oponente aparentemente grogui por la oportunidad perdida. Como un tibur車n sediento de sangre, emple車 veinticinco minutos en una jugada 21 que pudo haber sido decisiva para la historia reciente del ajedrez.
Lamentablemente para sus intereses, pensar m芍s no es sin車nimo de pensar mejor. Y, en este caso, Ding complic車 las cosas mucho m芍s de la cuenta. Rechaz車 un movimiento sencillo claramente ventajoso que 谷l mismo reconoci車 haber considerado -y que habr赤a jugado en una partida r芍pida sin titubear- y emple車 un desplazamiento de torre cuanto menos sospechoso. Tanto que, tan solo tres jugadas despu谷s, se vio obligado a sacrificarla a cambio de un alfil.
Sus posibilidades de victoria no solo desaparec赤an pr芍cticamente por completo, sino que ahora era Nepomniachtchi quien iba a pelear por ganar. Intercambi車, con buen criterio, un par de torres para tratar de enfatizar los problemas de la defensa negra, aunque en fr赤o no estaba tan convencido de haber tomado una decisi車n correcta. ※Pens谷 que era mejor cambiar torres, pero no he visto nada m芍s. Parece que todo funciona t芍cticamente para el negro. No he visto por qu谷 el blanco deber赤a estar mejor§, valor車 m芍s tarde en la rueda de prensa.
Aunque los m車dulos de an芍lisis s赤 proponen alguna variante diferente para el blanco, desde el punto de vista humano parece atrevido quitarle la raz車n a Nepo. Su torre estaba algo pasiva y el rey negro llegaba al centro del tablero antes que el suyo. Por ello, sin mucha contemplaci車n y sin hacer tampoco uso de sus veinticuatro minutos -m芍s la hora extra que estaba a dos jugadas de conseguir-, opt車 por repetir tres veces la misma posici車n y firmar el empate.
Todo est芍 por decidir a falta de una 迆ltima partida que puede ser fat赤dica. Ding, que ha vivido los tres resultados distintos con blancas (tres victorias, dos empates y una derrota) tendr芍 la peque?a ventaja de mover primero en el duelo del pr車ximo d赤a 29. En medio, una jornada de descanso para plantear la estrategia final. Jugar a ganar o empatar y dejarlo todo para las r芍pidas. He ah赤 un dilema que, tal y como ha experimentado hoy en sus propias carnes en el turno 21, no deber赤a pensar m芍s de la cuenta.