El Open de la paz
Siete espa?oles, con Rahm a la cabeza, salen en el que apunta a ser el ¨²ltimo grande sin acuerdo entre PGA y LIV.
Ni rastro de tensi¨®n. De la no competitiva. Ni malas caras, ni malas palabras. Tiger, ¡°contento¡± con el transcurrir de las negociaciones (y si Tiger est¨¢ contento poco m¨¢s hace falta para saber que el acuerdo, m¨¢s pronto que tarde, llegar¨¢). Flota en el aire de Troon (Escocia), donde este jueves (07:30, Movistar Golf) arranca la 152? edici¨®n del British Open, que este ser¨¢ el ¨²ltimo grande en discordia. Para septiembre tanto el PGA como el LIV habr¨¢n dado por concluidas sus temporadas y se abrir¨¢ un momento m¨¢s propicio para que este deporte viva su particular Yalta, el reparto de una tarta ahora m¨¢s grande y jugosa entre las dos potencias enfrentadas desde hace a?os, y que el 2025 empiece con borr¨®n y cuenta nueva.
Lo poco agrada y lo mucho enfada, y un a?o m¨¢s de esto es insostenible. Lo dicen las audiencias, con ca¨ªdas sintom¨¢ticas como la del Masters, el menos visto desde 1995 quitando los de 2020 y 2021, en plena pandemia; lo dice la Prensa especializada de forma m¨¢s o menos un¨¢nime y lo dicen los jugadores, que quieren competir contra los mejores m¨¢s de cuatro veces al a?o. La mesa est¨¢ puesta y los comensales, hambrientos. Entre ellos Jon Rahm, que intent¨® cambiar la din¨¢mica entre circuitos con un golpe de efecto, su fichaje por el LIV durante las pasadas Navidades.
Habr¨ªa que concederle a la maniobra cierta influencia, pues parece que con ella termin¨® de convencer a Jay Monahan, comisionado del PGA, de que no ten¨ªa el mango de la sart¨¦n tan bien asido como ¨¦l pensaba. Pero en lo personal no le ha ido bien. Si hablamos de palmar¨¦s estamos ante su peor temporada como profesional, in¨¦dito hasta la fecha. En cada una de las siete anteriores gan¨® al menos un torneo. La de 2023, su ¨²ltima en el PGA, fueron cuatro, entre ellos el Masters. Este a?o acab¨® 45?, su actuaci¨®n m¨¢s pobre de siempre, y despu¨¦s fall¨® el corte en el PGA, algo que no le ocurr¨ªa en un grande desde 2019. El US Open se lo perdi¨® por un inoportuno corte en el pie. Sus nueve top-10 en otros tantos torneos completados en la superliga saud¨ª se antojan peccata minuta para un exn¨²mero uno del mundo compitiendo contra menos de la mitad de un field completo del PGA, poblado en su mayor¨ªa por j¨®venes incipientes y viejas glorias.
Y aun as¨ª hay que contar con ¨¦l, aunque solo sea por curriculum, porque esta es su ¡°semana favorita¡± del calendario y porque anuncia que desde Nashville, la pen¨²ltima cita del LIV, la bola ha empezado a hacer m¨¢s o menos lo que ¨¦l quiere. Adem¨¢s en Troon, sede por primera vez en 1923, que no adquiri¨® el t¨ªtulo de Royal (¡¯Real¡¯) hasta 1978, en su centenario, no habr¨¢ drones ni m¨²sica en directo que perturben su swing. Le ha tocado, eso s¨ª, un compa?ero de partido (desde las 10:36 de la Espa?a peninsular) ¡®inc¨®modo¡¯ en el local Robert MacIntyre, el hombre de moda en Escocia tras ganar el Open nacional el domingo con un birdie en el ¨²ltimo hoyo. El a?o pasado jug¨® los dos primeros d¨ªas con McIlroy y en m¨¢s de una ocasi¨®n le alter¨® la marabunta que segu¨ªa al norirland¨¦s. Tambi¨¦n arrastrar¨¢ la suya el tercero en discordia, el ingl¨¦s Tommy Fleetwood.
La inoportuna ausencia de Sergio Garc¨ªa
Por segundo a?o consecutivo faltar¨¢ Sergio Garc¨ªa, que no consigui¨® sacar billete en las previas. Una l¨¢stima, porque habr¨ªa llegado encendido tras conseguir el domingo el cuarto triunfo de su carrera en Valderrama. Su problema, sin exenciones ya m¨¢s all¨¢ del Masters, que puede jugar de por vida como excampe¨®n, y sin v¨ªas de entrada para los LIVers a trav¨¦s del ranking mundial, es uno de los que se solucionar¨¢ con el acuerdo. La Armada la completar¨¢n la clase media nacional, con David Puig (11:53), Nacho Elvira (12:15), ?ngel Hidalgo (13:09) y Jorge Campillo (13:20), y un par de amateurs que s¨ª consiguieron entrar v¨ªa clasificatorios en la disputa de su primer grande, ambos madrile?os: Jaime Montojo (17:05) y Luis Masaveu (16:54).
El gran favorito, libra por libra, no puede ser otro que Scottie Scheffler, con permiso de un Bryson DeChambeau en estado de gracia y de un McIlroy que tras el fiasco de Pinehurst y un periodo de reflexi¨®n volvi¨® a estar en la pomada la semana pasada. Incluso Tiger, que se sigue viendo ¡°capaz de ganar¡±, signifique lo que signifique eso a estas alturas de su carrera, podr¨ªa tener algo que decir en un campo que tolera campeones veteranos como el sueco Stenson en 2016, con 40 a?os, o el estadounidense Todd Hamilton en 2004, con 38.
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