El nuevo 17 de Hoylake: una f¨¢brica de drama en potencia

Pasaron 39 a?os desde la victoria del argentino Roberto De Vicenzo, el primer sudamericano campe¨®n del British Open, en 1967, hasta que Royal Liverpool se consider¨® apto para volver a la rotaci¨®n del torneo en 2006. El campo se hab¨ªa quedado corto, era incapaz de defenderse ante las crecientes distancias que alcanzaban los jugadores, y tuvo que acometer una reforma que incluy¨® compra de nuevas tierras y la actualizaci¨®n de su infraestructura para acomodarla a las necesidades de la R&A.

El siguiente gran cambio que se ha producido en Hoylake es la comidilla estos d¨ªas entre los jugadores y la Prensa desplazados al ¨²ltimo grande del a?o. Se trata del 17, hoyo de nueva construcci¨®n que ha desplazado a los antiguos 17 y 16, ahora el 16 y el 15 respectivamente. Un par 3 de 124 metros que mira al Mar de Irlanda, con un green peque?o y diab¨®lico, bien protegido por bunkers al frente, izquierda y derecha, alguno de m¨¢s de tres metros y medio de profundidad, y playa por detr¨¢s. Una trampa mortal en el pen¨²ltimo hoyo del recorrido, una f¨¢brica de drama en potencia llegado el domingo.

?Justo o injusto? Es lo que le preguntaron a Jon Rahm el martes en su rueda de prensa. ¡°El 17, cuesta abajo, corto, expuesto al viento... Han construido un par 3 que es un test muy dif¨ªcil. Si fallas el green eres candidato a bogey. Es dif¨ªcil decir si es un hoyo justo o no. Yo creo que lo es, porque es el mismo hoyo para todos. Hay que lidiar con ello¡±, explic¨®. ¡°No hay sitio bueno si fallas el green¡±, comentaba el c¨¢ntabro Nacho Elvira el martes en el green de pr¨¢cticas.

Pr¨¢cticamente no ha habido golfista estos d¨ªas que se fuera del Centro de Prensa sin ofrecer sus impresiones sobre la criatura. ¡°Es un hoyo interesante. Depende del viento. Si te toca cruzado, es interesante. Soy un gran fan de los pares 3 cortos y dif¨ªciles, exactamente como este. No me gustan los largos, son aburridos. Ya sabes que es un hierro 3 y todos la pegamos al mismo sitio. Todos los grandes pares 3 del mundo son de 165 yardas (150 metros) o menos: el 12 de Augusta, el 17 de Sawgrass... Puedes irte de ellos con un 5 tranquilamente, y eso me gusta¡±, apunt¨® Brooks Koepka.

¡°Simplemente tienes que pegar un golpe realmente bueno. Y si no, creo que fallar por la izquierda es ligeramente mejor que por la derecha. El bunker de la derecha es muy pu?etero. Yo voy a intentar pegar un buen golpe. No hay mucho m¨¢s que puedas hacer¡±, sentenci¨® Scottie Scheffler con una l¨®gica aplastante.

Un rastrillado especial en los bunkers

Otra de las defensas de Royal Liverpool est¨¢ en los bunkers, que se han rastrillado de una forma especial, con dentelladas m¨¢s gruesas de lo habitual y ciertas pendientes que producen lies m¨¢s complicados. ¡°La bola se estanca dentro de las hendiduras del rastrillo. Definitivamente no es un buen lie¡±, se quejaba en Twitter el martes el estadounidense de origen coreano Michael Kim.

Josele Ballester, el amateur espa?ol que juega esta semana su primer grande, en cambio se siente c¨®modo con estos obst¨¢culos: ¡°De momento los veo bien. Ayer (por el martes) y el d¨ªa anterior mejor, porque llovi¨® un poquito y para mi gusto los deja algo m¨¢s f¨¢ciles. Pero s¨ª que se nota el rastrillado, que a veces es un poco m¨¢s inc¨®modo. Y en bunkers como el del 10 o el del 17 o se te queda perfecta o sufres¡±, contaba este mi¨¦rcoles a parte de la Prensa espa?ola durante su vuelta de pr¨¢cticas.

Fuera de l¨ªmites interno

Pero quiz¨¢ el peligro m¨¢s insospechado sea el fuera de l¨ªmites interno de este campo, algo poco habitual, aunque tambi¨¦n se estableci¨® en Oak Hill en el PGA de este a?o, que se utiliza en ciertos dise?os con el objetivo de evitar que los jugadores cojan atajos pegando a la calle de un hoyo distinto al que est¨¢n jugando.

En Hoylake afecta a las calles del 3 y el 18, protegiendo el ¨¢rea que normalmente se usa como driving range, estos d¨ªas convertida en zona de hospitalidad. Un desaf¨ªo extra en el ¨²ltimo hoyo del campo, pues caer en esa zona significa perder un golpe.