El golf y los influencers: una alianza estrat¨¦gica de cara al futuro

En una terminolog¨ªa adecuada a los tiempos y la tem¨¢tica, esto se catalogar¨ªa de win-win. Esto es la serie de alianzas estrat¨¦gicas que los grandes circuitos de golf han sellado en los ¨²ltimos meses con algunos de los principales influencers o creadores de contenido. Una tendencia que se explica desde la capacidad de esta figura contempor¨¢nea de llegar a audiencias que escapan a los medios tradicionales, y al mismo tiempo la que tienen estas organizaciones de alcanzar nuevos nichos en una din¨¢mica de descenso de las audiencias televisivas motivada por el cisma abierto hace tres a?os en el nivel profesional de este deporte, al que adem¨¢s le cuesta ya de por s¨ª llegar a determinados perfiles por sus propias caracter¨ªsticas, ese barniz de antiguo y casposo del que no termina de desprenderse por muy anacr¨®nico que les pueda parecer (y con raz¨®n) a los que lo siguen de cerca.

A comienzos del pasado diciembre el PGA anunciaba a bombo y platillo la creaci¨®n del Creator Council (Consejo de Creadores en castellano), un foro que a¨²na a diez creadores de contenido golf¨ªstico top con representantes de las divisiones de marketing, comunicaciones y medios con el objetivo de definir ¡°estrategias comunes de desarrollo de contenido y generaci¨®n de comunidad¡±. Entre los nombres convocados est¨¢n Bob Does Sports, Bryan Bros Golf, Erik Anders Lang, Fore Play/Barstool Sports, No Laying Up, Paige Spiranac, Roger Steele y Tisha Alyn. Entre todos suman una audiencia combinada de m¨¢s de siete millones de personas solo en Instagram.

Este consejo de sabios del contenido multimedia es la consumaci¨®n de un matrimonio que empez¨® a forjarse a comienzos del a?o pasado, con iniciativas como un torneo clasificatorio entre influencers que daba una plaza al ganador en el Myrtle Beach Classic, torneo regular del PGA, o The Creator Classic, una competici¨®n entre 16 de estos comunicadores en los nueve segundos hoyos de East Lake que se disput¨® el d¨ªa antes de que empezara el Tour Championship, la final del circuito, y amas¨® 2,5 millones de visitas en YouTube. N¨²meros que respaldan una apuesta en la que el circuito tiene poco que perder (su parte del trato incluye este tipo de iniciativas y una clase de acceso a los entresijos de los torneos diferente, si se quiere m¨¢s exclusiva y cercana, en comparaci¨®n con la que ofrecen a la prensa) y mucho que ganar (contenido promocional pr¨¢cticamente gratuito y destinado a franjas de edad en las que el golf en general y el PGA en particular tienen muchos deberes pendientes).

La misma idea sobrevuela desde hace tiempo los cuartes de su hermano menor, el circuito europeo, que lleva a?os trabajando en la l¨ªnea de ofrecer contenido original y alternativo en sus redes sociales, en su caso apoyado en su propio equipo de comunicaci¨®n, y con grandes ¨¦xitos como el ir¨®nico cursillo de influencers para golfistas profesionales en el que involucr¨® durante el Dubai Desert Classic, a comienzos de a?o, a Tommy Fleetwood, Min Woo Lee o Akshay Bhatia, que se hizo viral.

El LIV y Rick Shiels, una entente exclusiva

La contramedida del LIV, del que quiz¨¢ cab¨ªa esperar por su esp¨ªritu innovador que llevara la delantera en este campo, fue sellar una entente exclusiva con Rick Shiels, quien cuenta con cerca de 180.000 seguidores en Twitter (donde parad¨®jicamente su nombre de usuario es @RickShielsPGA), 836.000 en Instagram, casi 3 millones de suscriptores en YouTube y otros 465.000 en TikTok. Una alianza dise?ada, en palabras del propio circuito, para ¡°conectar a los golfistas profesionales con una nueva generaci¨®n de fans¡±.

Afirmaci¨®n que lanza entre l¨ªneas otra cuenta pendiente del golf con sus aficionados, desnudada por las tendencias de consumo de contenido de las nuevas generaciones: la de acercar a los protagonistas, de los que en muchos casos se conoce m¨¢s bien poco, y que en muchos otros no hacen grandes esfuerzos por remediarlo, y sus hordas de fieles. En esa misma l¨ªnea iba la carta dirigida a comienzos de a?o por Justin Thomas a varios de sus compa?eros en el PGA, en la que les ped¨ªa que se involucraran m¨¢s en cuestiones como las entrevistas a pie de campo en mitad de las vueltas, una ventana pensada precisamente para que puedan ofrecer detalles de su mentalidad y/o estrategia que de otra forma ser¨ªa dif¨ªcil conocer.

El acuerdo del LIV con Shiels se estructura en t¨¦rminos parecidos a los del PGA y su Creator Council. ?l recibe acceso pr¨¢cticamente ilimitado en los 14 torneos de la gira y a cambio produce una serie de contenidos como las series Break 75 (en la que ¨¦l mismo juega el campo que albergue el torneo de esa semana con el objetivo de hacer menos de 75 golpes) o el 10 Shot Challenge (en la que intenta batir a alguna estrella del circuito en un recorrido que empieza con 10 golpes de ventaja), adem¨¢s de la iniciativa solidaria TotShots, un ¡°programa recreacional destinado a ni?os de entre 3 y 5 a?os¡± al que el LIV insuflar¨¢ 50.000 d¨®lares anuales. Una iniciativa que, a diferencia de otras promovidas por la superliga saud¨ª, s¨ª entronca bien con ese ¡°hacer crecer el juego¡± que ha convertido en una de sus banderas desde que se fund¨®. Para conseguirlo no basta con cuidar a los que ya est¨¢n (algo en lo que todos estos actores han fallado en los ¨²ltimos a?os, a la vista est¨¢n los n¨²meros televisivos). Tambi¨¦n se trata de seducir a los que a¨²n no han llegado.

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