De Seve a Sergio: las otras cinco chaquetas verdes espa?olas
Un repaso a los cinco triunfos de la Armada que precedieron al de Rahm en el Masters, el major m¨¢s f¨¦rtil para el golf nacional.
El golf espa?ol es una historia de ¨¦xito en Augusta. Ninguna tan ilustre como la suya salvo la de Estados Unidos, claro. Una cronolog¨ªa de chaquetas verdes, seis en total, roto ya el empate con las cinco que ostenta Sud¨¢frica, tres de Gary Player, que arranca con Seve Ballesteros, contin¨²a con Txema Olaz¨¢bal y Sergio Garc¨ªa y desemboca en Jon Rahm, el cuarto receptor de la prenda m¨¢s codiciada del deporte. A continuaci¨®n, un repaso de los grandes ¨¦xitos del golf nacional en el major m¨¢s ic¨®nico:
1980: la primera de Seve
En sus primeras 43 ediciones, el Masters solo conoci¨® campeones estadounidenses y uno sudafricano, Gary Player. Fue Seve quien abri¨® la veda europea en el torneo. Ya nada volver¨ªa a ser lo mismo. Hasta 1993 caer¨ªan otras seis chaquetas verdes en el Viejo Continente: otra suya en el 83, dos de Nick Faldo (89 y 90, uno de los tres que ha repetido), dos de Langer (85 y 93), una de Woosnam (91) y una de Lyle (88). Seve, que llegaba con problemas de espalda, subestimado por la prensa norteamericana pese a ser el vigente campe¨®n del British Open, empez¨® con un 66 y no jug¨® ni una ronda sobre par. Sac¨® cuatro golpes de ventaja a una dupla formada por el estadounidense Gibby Gilbert y el australiano Jack Newton. Fue la ¨²ltima edici¨®n que se jug¨® con greenes de bermuda y ryegrass, pues se cambiaron a bentgrass para 1981.
1983: la confirmaci¨®n del genio
Si su primera chaqueta verde se puso en tela de juicio, que si hab¨ªa tenido suerte, que si las anchas calles de Augusta le beneficiaban, toda discusi¨®n qued¨® enterrada con su segundo triunfo, del que el martes har¨¢ 40 a?os, en la ¨²ltima edici¨®n que termin¨® un lunes por el mal tiempo. En un s¨¢bado que Arnold Palmer, en el a?o en que pasaba el corte por ¨²ltima vez en su carrera, defini¨® como ¡°el peor¡± que vivi¨® en Augusta, Seve tir¨® un -2 y se puso segundo. El domingo ya estaba a uno y el lunes, tarjeta de 69 mediante, se impuso con cuatro golpes sobre los estadounidenses Ben Crenshaw y Tom Kite. Y eso que se le atragant¨® Amen Corner, con bogey al 12 y una salida en el 13 que cerr¨® demasiado y se fue a los ¨¢rboles. Sac¨® un 5 milagroso ah¨ª y despu¨¦s abroch¨® cinco pares seguidos. ¡°Era como si ¨¦l estuviera conduciendo un Ferrari y los dem¨¢s Chevrolets¡±, resumi¨® Kite su triunfo.
1994: Olaz¨¢bal toma el relevo
Si los 90 fueron una prolongaci¨®n de unos 80 dorados para el golf europeo, eso fue en gran medida gracias a Txema. Su primera chaqueta verde fue sufrida. Con un +2 el primer d¨ªa, no empez¨® a oler a campe¨®n hasta el final del s¨¢bado, cuando ya era segundo con tarjetas de 67 y 69 golpes. Un tripateo que le cost¨® un bogey en el 17 del domingo casi da al traste con todo. De no ser porque Tom Lehman fall¨® para birdie en ese mismo hoyo, de hecho, igual este p¨¢rrafo no existir¨ªa. Pero el estadounidense err¨® en el ¨²ltimo y Jos¨¦ Mari rasc¨® un par de fino estilista para -9. Dos golpes menos que Lehman y un cap¨ªtulo m¨¢s al cuento de hadas espa?ol en Augusta. Antes de esa dram¨¢tica jornada final, en su taquilla del vestuario, hab¨ªa le¨ªdo una nota dejada all¨ª por su buen amigo Seve: ¡°Mantente tranquilo. Deja que tu juego hable por ti. Tienes golf para ganar esto¡±, rezaba.
1999: el renacer de Txema
La segunda chaqueta verde del de Hondarribia fue una suerte de renacer como gran campe¨®n. Tras su primer triunfo, se pas¨® 18 meses fuera de los campos con una lesi¨®n en el pie que le llev¨® a pensar que quiz¨¢ no volver¨ªa a caminar con normalidad. ¡°Honestamente, pens¨¦ que mi carrera estaba acabada¡±, lleg¨® a decir. Nada m¨¢s lejos de la realidad. El domingo 11 de abril de 1999 se acabar¨ªa convirtiendo en uno de los d¨ªas m¨¢s importantes de su carrera, el que le sent¨® definitivamente en la mesa de los grandes del golf. Esta vez la arenga le vino de Gary Player. ¡°M¨ªrame, m¨ªrame. Eres fuerte como un toro. Tienes que creer. Tienes el juego. Puedes ganar esto de nuevo¡±, le espet¨® tras escucharle lamentarse por sus problemas con el driver en el vestuario. Y Olaz¨¢bal crey¨®. Se encaram¨® a la primera plaza el viernes con un 66 sensacional y ya no la abandon¨® ni con el 73 del s¨¢bado. Alejados Davis Love III y Greg Norman, con los que se bati¨® el cobre en el desenlace, esta vez no hubo sustos. Puedo disfrutar del paseo calle arriba hasta el green del 18, sentir la atm¨®sfera previa a la coronaci¨®n de un maestro. ¡°Disfrut¨¦ de cada paso, porque esta vez era consciente de la situaci¨®n¡±, asegur¨®.
2017: al fin Sergio
De no haberle ganado en un dram¨¢tico playoff a Justin Rose una chaqueta verde que vale tanto como el resto de su palmar¨¦s, Sergio Garc¨ªa quiz¨¢ se habr¨ªa convertido en un destacado miembro del club de grandes golfistas sin un major. Pero el drive del ingl¨¦s en el primer hoyo de playoff, tras empatar a -9, encontr¨® la arboleda y Sergio convirti¨® el primero de los dos putts que ten¨ªa para ganar. El primer grande m¨¢s caro de la historia: al 74? intento, m¨¢s que nadie antes, y tras 22 top-10. En un bonito gesto, Olaz¨¢bal quiso repetir con el castellonense el que Seve tuvo con ¨¦l en el 94. ¡°No comparto mi taquilla (en el vestuario de campeones de Augusta) de momento y no me importar¨ªa compartirla contigo¡±, le escribi¨®. En 2018 hubo que ponerle una a Sergio, cuya primog¨¦nita se llama Azalea por el hoyo 13 de Augusta.