Campillo sufre la ¡®mordedura de la serpiente¡¯ en Innisbrook
El extreme?o, dos bogeys en los tres ¨²ltimos hoyos, pierde posiciones en una dura ¨²ltima jornada en el Copperhead Course.
No es casualidad que el Copperhead Course del Innisbrook Resort tome su nombre de una especie de serpiente abundante en los manglares de Florida (EE UU). Ni tampoco que su espinoso tramo final, el que va del hoyo 16 al 18, se conozca popularmente como The Snake Pit, la ¡®mordedura de la serpiente¡¯. Las estad¨ªsticas del PGA Tour dicen que es la tercera terna final de hoyos m¨¢s dif¨ªcil del circuito. Se juega a una media de casi cinco golpes sobre par (un 4 el 16, un 3 el 17 y otro 4 el 18), mientras que el resto del trazado est¨¢ en -2,6. ¡°Por algo lo llaman as¨ª¡±, asegur¨® con rabiosa l¨®gica el s¨¢bado el dandi Keith Mitchell, tras embocar desde la calle en el 18 para asaltar la cabeza de la tabla en el Valspar Championship. Ese hierro teledirigido desde 138 metros, que termin¨® con la bola botando junto a la bandera para caer muerta en el agujero, le convirti¨® en el primer jugador de la historia que cubre el segmento en -4. En -5 lo hab¨ªan hecho ya antes Mark Brooks (2002) y Vijay Singh (2004).
Mucho peor le fue este domingo ah¨ª a Jorge Campillo, que lleg¨® inmerso en una vuelta di¨¦sel, hasta entonces +1 con tres bogeys y dos birdies, y sali¨® escaldado: hizo un 5 en el 16 tras mandar la salida a los ¨¢rboles y, tras sacar un gran 3 en el 17, volvi¨® a pinchar en el 18, visita al rough y al bunker que defiende la entrada a ese traicionero green mediante. Al final un agrio +3 para par, que termin¨® de empa?ar su movimiento del viernes, cuando se meti¨® en la pomada con un -3, tras un s¨¢bado discreto.
El extreme?o termin¨® 49?, 22 puestos peor que el d¨ªa anterior, lo que le costar¨¢ un baj¨®n en la clasificaci¨®n de la FedEx tras llegar 137? a esta semana, cerca del top-125, los que mantienen la tarjeta para el pr¨®ximo curso (de ah¨ª para abajo los derechos de juego son m¨¢s limitados). Pese a ello las sensaciones, con tres cortes superados en cuatro torneos y un top-20 en M¨¦xico, invitan a pensar en una aventura multianual de Campi en el tour.
No fue ¨¦l el ¨²nico al que maltrataron los dioses del golf en la ¨²ltima ronda. El citado Mitchell, que sal¨ªa al desenlace con tres golpes de ventaja, dilapid¨® la renta en unos nueve primeros hoyos desastrosos, con bogeys al 2, al 6, al 8 y al 9, desaprovechando los pares 5 del 1 y el 5. Su v¨ªa crucis no termin¨® ah¨ª: a?adi¨® otros tres bogeys y un doble bogey en la segunda mitad y termin¨® 25? con una tarjeta de +6 para -4 (su compa?ero en el partido estelar, el irland¨¦s Power, tuvo tambi¨¦n una tarde aciaga, +5 para -3). Por la puerta que abrieron, en un d¨ªa prol¨ªfico en rarezas como el albatros de Robby Shelton en el 14 (el 139? que se consigue en el PGA desde 1983) o los tres chips que emboc¨® Carl Yuan, se colaron Cameron Young y Peter Malnati, que dejaron est¨¦ril la maniobra m¨¢s potente del d¨ªa, la de Xander Schauffele, -6 para -8.
Ambos sostuvieron un mano a mano en los ¨²ltimos hoyos que finalmente sonri¨® al segundo, uno de los miembros del consejo de jugadores del PGA y por lo tanto uno de los mu?idores del acuerdo con el LIV que se remata entre bambalinas estos d¨ªas, que con un -4 para -12 certific¨® entre l¨¢grimas su segunda victoria en el circuito, la primera desde el Sanderson Farms de 2015. Con la miel en los labios se qued¨® una vez m¨¢s Young, que ya ha sido segundo siete veces en 60 salidas en la gira norteamericana. Un swing delicioso que por ahora no gana torneos.
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