El Bar?a abruma al Kiel, destroza la fiesta alemana, y a la final con el Aalborg
Nielsen desestabiliz¨® al ataque germano, y adem¨¢s el equipo azulgrana se adelantaba a todas las acciones de su rival para conseguir un triunfo magn¨ªfico.
Se esperaba tanto del Kiel, de su defensa agresiva, de su historia, de la calidad de sus jugadores, que no se entend¨ªa que a Carlos Ortega no le hubiese aparecido una cana nueva estos d¨ªas pensando en el partido, porque dec¨ªa desde la tranquilidad que a los alemanes les ten¨ªa tan estudiados que lo importante eran ellos, los azulgrana. Y el malague?o que ocupa el banquillo azulgrana ten¨ªa raz¨®n: 30-18 (15-9), dos mitades iguales. As¨ª el Bar?a jugar¨¢ este domingo con el Aalborg (al que ya gan¨® una final en esta d¨¦cada cuando fue el equipo revelaci¨®n del a?o) para conquistar su duod¨¦cimo t¨ªtulo en la primera competici¨®n continental.
Cuando Nielsen se sent¨® en el minuto 50, el portero del Bar?a llevaba un 44 por ciento de acierto, entre ellos los tres penaltis de que goz¨® el Kiel. Sali¨® Gonzalo P¨¦rez, y acab¨® con 5 paradas de seis tiros. Es decir, la porter¨ªa azulgrana supero el 50 por ciento, A este nivel esa aportaci¨®n supone una victoria segura: el Kiel era un equipo desestabilizado, porque no encontraba por d¨®nde atacar. Abrumado, sin opciones, sin nada: un cuadro menor; es m¨¢s los mejores conjuntos de la Liga Asobal le han dado m¨¢s trabajo a los azulgrana en esta temporada.
El Bar?a se sab¨ªa de memoria las propuestas del Kiel: que ataca con siete, bueno, si marca, contragol en un pase, y no saca nada positivo; si defiende en 6-0, velocidad en la circulaci¨®n y movilidad; si cambia a un 3-3, da igual, tres abiertos y para adentro en los uno contra uno. S¨ª, el campe¨®n espa?ol iba un segundo por delante de todo lo que ordenaba Jicha, que adem¨¢s cuando le sal¨ªa bien el ataque se topaba con Nielsen.
Ari?o fue el primero en encontrar las cosquillas del Kiel, que se recuper¨® hasta el 4-5, cuando entr¨® Petar Cikusa por un Richardson err¨¢tico, y se acabaron las dudas. Luego, cuando Richardson reapareci¨® en la segunda parte parec¨ªa otro jugador, tanto de central como de lateral por Mem.
Para el Bar?a fue el partido so?ado, incluso con una peque?a crisis incluida cuando el Kiel rebaj¨® la diferencia a cuatro tantos con un 0-4 en tres minutos. Fue un espejismo, porque reaccion¨® el cuadro catal¨¢n y se puso en diez tantos de distancia. Fue el momento en que entraron los que a¨²n no hab¨ªan actuado, por dos motivos, para que disfrutasen de la victoria, y para dar un descanso necesario para ma?ana a los que m¨¢s hab¨ªan participado. Doce goles de diferencia, un final indiferente para cualquier espectador neutral, debi¨® dolerles a los orgullosos aficionados germanos: sin fiesta, sin representaci¨®n en la lucha por el t¨ªtulo, y sus equipos ma?ana de teloneros en la gran fiesta en Colonia con el ¨²ltimo partido de la temporada de clubes en Europa.