En 2017, s車lo una mujer figuraba en la lista Forbes de los deportistas mejores pagados del mundo. Era Serena Williams, situada en el puesto 51. Este pasado a?o no aparec赤a ninguna.
Algo que resulta extra?o si tenemos en cuenta que deporte femenino est芍 en pleno auge. Un informe realizado por Nielsen Sports, proveedor especialista de datos de la industria del deporte, destaca el inter谷s que genera. El estudio analiz車 ocho de los mercados mundiales m芍s activos en el campo del deporte (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Espa?a, Australia y Nueva Zelanda) y determin車 que el 66% del total de la poblaci車n est芍 interesada en al menos un deporte femenino, que el 84% de los consumidores de deporte en general est芍n asimismo interesados en el deporte femenino, y que de ese 84%, el 51% son hombres (y el 49 restante, mujeres). Estas cifras contrastan todav赤a con la precaria inversi車n en patrocinios destinados a competiciones y deportistas femeninas. Pese a que cada a?o crece el montante econ車mico de las empresas dedicado a este apartado, alrededor casi del 40% en los 迆ltimos cinco a?os, la inversi車n en patrocinios femeninos representa menos del 1% del gasto total, seg迆n la agencia IEG.
Son muchos los deportes que hoy en d赤a presentan una brecha salarial muy importante. El f迆tbol es uno en los que m芍s diferencias salariales se aprecian. Un informe elaborado por FIFPro, el sindicato internacional de futbolistas, en colaboraci車n con la Universidad de Manchester, destaca que el 49% de las futbolistas no cobra por jugar y el 87% finalizar芍 su carrera deportiva antes de cumplir 25 a?os por la poca o nula remuneraci車n econ車mica que perciben (ver gr芍fico inferior).
En Espa?a se negocia ahora el primer convenio colectivo que regule los salarios de las jugadoras en un marco de clara confrontaci車n entre la RFEF y LaLiga, que impide avanzar en el acuerdo. Ahora mismo el sueldo medio se sit迆a en 400 euros, con el Atl谷tico, Barcelona y Levante como 迆nicas estructuras profesionales de forma completa. Si se logra firmar el convenio, se barajan cifras que oscilan entre los 14.000 y 20.000 euros anuales.
El principal argumento que se esgrime para justificar la distancia est芍 relacionado con el poder de atracci車n de las competiciones femeninas en comparaci車n con las masculinas. "Es l車gico que cobren menos porque generan menos dinero", es un mantra muy repetido en todo el mundo. Existen muchos ejemplos que rebaten este tipo de afirmaciones. En Estados Unidos, el Mundial de Canad芍 de f迆tbol femenino, celebrado en 2015, registr車 una audiencia que alcanz車 los de 30 millones de espectadores. Ese a?o s車lo la Super Bowl super車 esta repercusi車n.
La selecci車n estadounidense gan車 aquel Mundial y report車 con su 谷xito cerca de 16 millones de euros a la federaci車n de su pa赤s. Sin embargo, este beneficio econ車mico no llegaba a las jugadoras. La Federaci車n de F迆tbol de Estados Unidos ten赤a previsto que el equipo nacional femenino le otorgara unas ganancias de m芍s de 4 millones de euros en 2017, mientras que el combinado masculino ocasionar赤a unas p谷rdidas de un mill車n de euros. Estas cifras no encajan con el reparto posterior que pretend赤a hacer el m芍ximo organismo del f迆tbol estadounidense. El ente federativo exige que ambas selecciones disputen 20 partidos amistosos al a?o. Por estos encuentros las jugadoras iban a recibir como m芍ximo 87.000 euros entre el fijo por partido y las primas por resultados. Era la cifra m芍s alta en caso de ganar los 20 compromisos. Los chicos, en cambio, recibir赤an un m赤nimo de 88.000 euros a迆n perdiendo todos sus partidos. La selecci車n femenina, tres veces campeona del mundo y con cuatro medallas de oro en los Juegos, amenaz車 con ponerse en huelga y no acudir a los Juegos de R赤o de Janeiro de 2016 ante ese escenario.
La Federaci車n argument車 que su contrato inclu赤a una cl芍usula que no las permit赤a hacer huelga, pero el Senado aprob車 despu谷s una resoluci車n no vinculante en la que se la instaba a eliminar la desigualdad de g谷nero. Fue un paso que no ha tenido un alcance real, al menos hasta ahora. Jill Ellis, seleccionadora de Estados Unidos, cobr車 menos que sus hom車logos masculinos, incluso que sus asistentes y entrenador del combinado Sub-20 en estos 迆ltimos a?os. La Federaci車n parece haber reculado en este inicio de 2019. Ha decidido terminar con esta injusticia salarial y ha revisado el contrato de Ellis.
Las huellas de la desigualdad se extienden por todas las disciplinas. Son muchas las deportistas que actualmente se ven obligadas a elegir entre su carrera deportiva y la maternidad. Blanca Manch車n, seis veces campeona del mundo de Windsurf, vio retirarse a todos sus patrocinadores tras su decisi車n de ser madre, algo que no la fren車 a seguir compitiendo, siete meses despu谷s dar a luz y teniendo que costearse ella los gastos. No es normal que a estas alturas se tenga que demostrar que es compatible ser deportista de elite y madre.
En el golf, ajedrez o ciclismo se advierten importantes disparidades. Los organizadores culpan de estas diferencias a los patrocinadores y a los grupos que compran los derechos de televisi車n, quienes, a su vez, se escudan en las audiencias. Existen casos en el que se han equiparado los premios. El tenis, uno de los deportes que hist車ricamente se ha considerado "aceptado para las mujeres", ha igualado los premios de sus cuatro Grand Slams. La extraordinaria excepci車n es el esqu赤, el 迆nico deporte en el que ellas ganan m芍s que ellos. Son s赤mbolos que permiten reivindicar con m芍s fuerza el fin de la injusta brecha salarial entre hombres y mujeres en el deporte.
El problema de la mujer siempre fue un problema de hombres
Simone de Beavoir