Los Patriots ganan la Super Bowl con la obra maestra de Belichick
New England gan¨® su sexta Super Bowl, con Edelman elegido MVP, despu¨¦s de dominar y torturar durante todo el partido a unos Rams inoperantes.
Los Patriots son de otra Galaxia. De otro tiempo. De un mundo ¨¦pico en el que hay animales mitol¨®gicos e infinitas dimensiones. Y as¨ª ganaron su Sexta Super Bowl. Jugando a su manera. De esa forma distinta que solo saben hacerlo ellos. Aburridos, meticulosos. Diseccionando almas mientras al resto del universo el coraz¨®n le salta incontrolado por el cuerpo. En un estadio de Atlanta convertido en sala de tortura desmembraron a unos Rams que nunca fueron ellos mismos porque no les dejaron serlo. Ni un segundo. Ni un instante. Un gui?apo en manos de la dinast¨ªa. Un partido en el que el espect¨¢culo fue que no hab¨ªa espect¨¢culo. Solo masacre. Solo New England. Solo los Patriots de Bill Belichick. El equipo m¨¢s grande que nunca ha pisado un emparrillado.
Pero en los primeros minutos de partido nada de lo anterior estaba en la mente de los que contempl¨¢bamos la final. En la primera serie de New England la carrera funciona, los Rams reculan, los Pats avanzan impasibles hacia la zona roja rival¡ y Tom Brady es interceptado en su primer intento de pase. Tres y fuera de los Rams. Nuevo drive de New England, dos tiempos muertos gastados por un Brady desconcertado con la defensa de Wade Phillips, otra vez llegan a trancas y barrancas hasta la zona roja¡ y Gostkowski falla el field goal en lo que empieza a ser un h¨¢bito del kicker a?o tras a?o en la Super Bowl. Los Patriots dominaban pero no anotaban y les daban vida a unos Rams impresionados por la responsabilidad del partido y con un terrible miedo esc¨¦nico.
Y as¨ª sigui¨® la Super Bowl hasta mediado el segundo cuarto. Con el ataque de los Rams colapsado sin Gurley, el ataque de los Patriots muriendo en la orilla y Brady viendo pasar a los defensas rivales cada vez m¨¢s cerca, con fumble sin consecuencias incluido. Por fin, Gostkowski anot¨® un field goal de 42 yardas (0-3), pero la batalla t¨¢ctica y psicol¨®gica no decay¨®. Los Patriots segu¨ªan empe?ados en controlar el reloj y mantener a la defensa rival sobre el campo para que su propia defensa no tuviera que bajar la intensidad de sus embestidas, que estaban colapsando el ataque de McVay. Los Rams acabaron la primera mitad con 77 yardas totales, 52 de pase y 25 de carrera, dos primeros downs, s¨ª, dos, seis punts, 10,08 minutos de posesi¨®n por 19,52 de sus rivales... Visto as¨ª parecer¨ªa una paliza, pero dominar sin anotar puntos no suma y los de Belichick incluso se agobiaron por su incompetencia de cara al marcador y se jugaron en los ¨²ltimos segundos un cuarto down en vez de un field goal, desesperados por abrir diferencias. Al final, ni cuarto down ni historias. 0-3 en el medio tiempo, la segunda marca de puntos m¨¢s baja de la historia en el descanso, y un partido nuevo en la segunda mitad.
Tras el descanso no cambia nada
Despu¨¦s de, quiz¨¢, el peor show del descanso de los ¨²ltimos tiempos, el partido se reanud¨® sin novedad. Cada vez era m¨¢s evidente que los Patriots solo tienen un receptor de verdad: Julian Edelman, que fue elegido MVP despu¨¦s de un partido portentoso. Lleg¨® al descanso con m¨¢s yardas (93) que todo el ataque de los Rams (acab¨® el partido con 141). Pero cuando solo tienes un objetivo fiable es muy dif¨ªcil sorprender. Brady le buscaba sin parar, sabiendo que lanzar la pelota a cualquier otro de sus receptores era como jugar a la ruleta rusa. Hogan no atrap¨® uno solo de los seis pases que le lanzaron y James White estaba siendo completamente anulado por la defensa de los Rams. Adem¨¢s, los intentos de los Patriots por dominar la batalla territorial les sal¨ªan rana con los maravillosos punts de Johnny Hekker.
Por fin, despu¨¦s de dos cuartos, 12 minutos y 45 segundos, los Rams consiguieron una serie de 42 yardas, 10 jugadas y tres primeros downs que termin¨® con un field goal de 53 yardas de Zuerlein (3-3). El partido empezaba de nuevo y tendr¨ªa que decidirse en poco m¨¢s de un cuarto.
En el momento de la verdad lleg¨® la puntilla
Segu¨ªa sin pasar nada. Los Patriots no avanzaban y los Rams se atascaban. Pero en el momento de la verdad, cuando los partidos se calientan, el p¨²blico no puede sentarse por los nervios y las u?as se acaban, emergi¨® el de siempre, Tom Brady, para conectar con los de siempre, Edelman y Gronkowski, y para que Sony Michel diera la puntilla con una carrera de dos yardas que le llev¨® hasta lo m¨¢s profundo de la end zone. 3-10 en el marcador y los Rams ya no pod¨ªan permitirse dudas. Era el todo o nada a falta de siete minutos y despu¨¦s de nueve punts. Pero murieron en la orilla. Llegaron hasta la yarda 27 de New England y ah¨ª Goff lanz¨® un pase largo flotadito, previsible y anunciado, que fue interceptado por Gilmore. El quarterback de los Rams pas¨® por el partido como un alma en pena. Complet¨® 19 de 38 lanzamientos para 229 yardas y esa intercepci¨®n y siempre dio la sensaci¨®n de que el traje le quedaba grande y el escenario le superaba.
Quedaban poco m¨¢s de cuatro minutos y New England tir¨® de experiencia y sangre fr¨ªa para atravesarse el campo a base de carreras y llegar hasta la yarda 24 rival con un minuto y 16 segundos en el marcador. Ah¨ª Gostkowski se hizo perdonar el fallo del field goal anterior con una patada de 41 yardas que le dio a los Patriots una ventaja inalcanzable para los Rams (3-13). El equipo de Los ?ngeles hab¨ªa llegado a la Super Bowl despu¨¦s de una temporada magn¨ªfica, pero a¨²n no tiene ni tablas ni experiencia para sobrevivir a una batalla contra Bill Belichick, que gan¨® su sexta Super Bowl como m¨¢s le gusta: torturando a sus rivales. Haci¨¦ndoles creer que tocaban la gloria con la punta de los dedos cuando en realidad estaban a una galaxia de distancia. Jugando una final como si estuvieran en un partido de septiembre. Anotando cuando de verdad importa y no dejando anotar nunca.
Quiz¨¢ no haya sido la Super Bowl m¨¢s bonita. Pero s¨ª ha sido la obra maestra de Bill Belichick. Probablemente el partido del que siempre se sentir¨¢ m¨¢s orgulloso. La cima de una forma de jugar al football tan pr¨¢ctica, tan sencilla, que parece imposible.