Ni Rams ni Redskins ganaron el traspaso de Robert Griffin III
El equipo que entonces estaba en Saint Louis se hizo con ocho jugadores gracias al #2 del draft de 2012, pero s¨®lo un par quedan en la plantilla.
Suele decirse que para valorar un draft de la NFL hya que dejar pasar tres a?os. S¨®lo entonces podr¨¢ atisbarse, nunca de forma conclusiva, si los jugadores elegidos, en efecto, han cambiado el curso de su franquicia, como se presupone siempre y en todo caso con la mayor¨ªa de ellos, si contribuyen de alguna forma en la plantilla, que muchas veces ya ser¨ªa un ¨¦xito s¨®lo con eso, o si han sido una cat¨¢strofe con la mayor¨ªa ya en el paro o dedicados a otros quehaceres ajenos al football.
Pues bien, en el caso del traspaso entre los Washington Redskins y los, entonces, Saint Louis Rams, ni siquiera tres a?os sirvieron para ver la cruda realidad que hoy tenemos ante nuestras narices: nadie gan¨® en aquel negocio.
Remont¨¢ndonos a 2012 ?podemos recordar que estamos hablando de uno de los movimientos m¨¢s impactantes, excitantes y renombrados de la ¨²ltima d¨¦cada. Los Redskins pon¨ªan toda la carne en el asador por subir al puesto n¨²mero dos del draft, en poder de los Rams, para adquirir a Robert Griffin III, espectacular quarterback de la universidad de Baylor que aparec¨ªa en el horizonte como una de esas figuras imperdibles, un tipo sobre el que construir el futuro del equipo.
Para ello, dieron elecciones a troche y moche. En concreto, tres primeras rondas (2012, 2013 y 2014) y una segunda (2012). Con ellas, y tras una serie subsiguiente de intercambios, los Rams se hicieron con ocho jugadores. Y, desde 2017, podemos decir que ninguna de las dos franquicias pueden sentirse bien con lo que entonces pas¨®.
Los Redskins creyeron acertar con Griffin. Llamar prometedor a su primer a?o es quedarse muy corto. Rookie especial, tom¨® la liga al asalto y se convirti¨® en una de las figuras m¨¢s impactantes y seguidas de la competici¨®n. Sin embargo, una lesi¨®n y un uso equivocado en los playoffs, donde nunca debi¨® jugar, deterioraron su f¨ªsico y su relaci¨®n con Mike Shanahan, entrenador jefe en Washington. Eso le llev¨® a ser protegido en exceso por Daniel Snyder, propietario del equipo, y a ser mal visto en el vestuario. Su f¨ªsico, su imagen, su rol, se fueron deteriorando desde entonces al punto de ser sustituido por Kirk Cousins, no ser renovado, irse a los Cleveland Browns y, hoy, estar en el paro. Casi nada.
Los Rams, en esos tres proverbiales a?os a los que me refer¨ªa al principio, tambi¨¦n creyeron acertar. Durante un tiempo construyeron una muy buena defensa, y lo hicieron gracias a todo lo que consiguieron en este traspaso.
Dos jugadores, Michael Brockers (DT) y Alec Ogletree (LB), siguen formando parte de esa unidad, y a buen nivel. Janoris Jenkins (CB) tambi¨¦n lo hizo; tanto que no pudieron retenerle en la agencia libre del a?o pasado, cuando firm¨® por un pastizal con los New York Giants; Greg Robinson, traspasado a los Detroit Lions la pasada semana, es, sin duda, el mayor fracaso de todos estos jugadores, pues fue un #2 global del draft de 2014; los corredores Zac Stacy e Isaiah Pead ya est¨¢n retirados, el receptor Stedman Bailey no tiene equipo y el OL Rokevious Watkins exactamente lo mismo.
Los Rams, de hecho, ni siquiera est¨¢n en la misma ciudad, aunque achacar su traslado a Los Angeles es de todo punto exagerado. Vamos, que no tuvo nada que ver.
Eso s¨ª, que Shanahan y Jeff Fisher, entrenadores en 2012 de Redskins y Rams respectivamente, est¨¦n en la calle, s¨ª que tiene que ver con toda esta colecci¨®n de fracasos. El general manager de Washington, Bruce Allen, acab¨® despedido por esta gesti¨®n y, sin embargo, quiz¨¢s en la mayor sorpresa de toda esta historia de tropezones y batacazos, Les Snead sigue siendo en el mandam¨¢s de las oficinas de los Rams, como ya lo era en 2012.
Reescribir la historia es muy sencillo. Se tienen todos los datos, todos los hechos, y calificar aquel movimiento de catastr¨®fico es muy f¨¢cil. Sin embargo, es justo decir que ambas franquicias, todos estos hombres sin trabajo que he nombrado antes, tuvieron valor y apostaron por lo que cre¨ªan. Y durante un periodo de tiempo, que fue un a?o en los Redskins y un buen trienio (al menos) en los Rams, pudieron presumir de haber acertado. No dur¨® tanto como querr¨ªan, desde luego, y este traspaso quedar¨¢ marcado en la historia como un gran fracaso para todos.