McGregor, en GQ: "Yo parto la cara a la gente por dinero"
El luchador irland¨¦s de la UFC es la imagen de la revista GQ en Espa?a en mayo, donde habl¨® de su imagen, su vida en Irlanda y la esperada pelea con Mayweather.
Admirado y detestado a partes iguales, al luchador de artes marciales m¨¢s famoso del mundo, Conor McGregor, se le ha quedado peque?o el mundo de la lucha. Ahora se dedica a gastar dinero en relojes, coches y ropa cara. Puede que ¡®The Notorious¡¯ (apodo que ¡®pidi¨® prestado¡¯ a The Notorious B.I.G., uno de los raperos m¨¢s influyentes de todos los tiempos) se haya hecho rico, pero sigue luchando para ganarse la vida. En cuatro a?os, se cuentan por cientos de miles las personas que se han aficionado a las artes marciales mixtas gracias a sus escasas diez peleas en la Ultimate Fighting Championship (la UFC, la mayor empresa de esta categor¨ªa en todo el mundo), que se ha vendido por 4.200 millones de d¨®lares recientemente. Ahora, en una entrevista publicada en GQ Espa?a, McGregor comparte su "vida de t¨ªo normal y corriente", que consiste en beber litros de tequila, vestir jers¨¦is de Gucci e ir de compras con el dinero que ha ganado tornando a hombres peligrosos en chiquillos inconscientes.
El chico malo del Condado de Crumlin ¨Cel barrio irland¨¦s donde naci¨® hace 29 a?os¨C cuenta c¨®mo Irlanda se ha llenado de mini McGregors: bandas de chavales con barba y chaleco, vestidos inmaculadamente ¨Cigual que ¨¦l¨C, que van buscando pelea. "Todos quieren ser un poco como yo, como canta Drake. Todos quieren ser un poco como yo. Es la puta verdad". ?Qu¨¦ piensa ¨¦l al respecto? ¡°No los culpo. Si yo no fuese yo, tambi¨¦n querr¨ªa ser como yo¡±. Considera su fama reciente como algo divertido, al menos, hasta que la gente se le acerca mucho. "Creen que soy una celebrity, pero no lo soy. Yo parto la cara a la gente por dinero", expone.
The Notorious siempre encuentra la forma de golpear al oponente en el momento en el que menos se lo espera. Parece estar m¨¢s calmado en el ring que la mayor¨ªa de la gente en un supermercado un martes por la tarde. Sus padres dicen que naci¨® con los pu?os cerrados. "He peleado casi toda mi puta vida", dice Conor McGregor. "Nadie combate tan limpio como yo. Mis golpes son limpios. Mis golpes son precisos. Mira a Nate [Diaz, a quien bati¨® el pasado agosto]. Nate pesaba 90 kilos. Cuando lo derrot¨¦, fue como si un francotirador le apuntara entre sus ojos y le disparara. La forma en la que cay¨®, como un saco de mierda. ?se es el poder que tengo". Y, ?en qu¨¦ se traduce eso t¨¦cnicamente? "Todo est¨¢ en las pelotas. Todo est¨¢ en las bolas. S¨®lo tengo la certeza de que viene de ah¨ª abajo, y s¨¦ que cuando te golpee, te derribar¨¦. Eso es todo", asegura.
Ahora su nuevo rival es la propia UFC, de la que lleva retirado unos meses. Cuando el a?o pasado gan¨® la final de peso ligero en el Madison Square Garden, se convirti¨® en el poseedor de dos cinturones de la UFC, peso ligero y peso pluma. La organizaci¨®n sab¨ªa que no podr¨ªa defender los dos cinturones al mismo tiempo y no quisieron esperar siquiera a que lo intentara. Solo dos semanas despu¨¦s, la liga le dio el t¨ªtulo de peso pluma de McGregor a Jos¨¦ Aldo, el luchador al que se lo quit¨® sobradamente en 2015. ?Qu¨¦ busca exactamente? ¡°4.200 millones de d¨®lares¡±, dice riendo, haciendo referencia al precio de venta de la competici¨®n. "Quiero negociar lo que valgo. Quiero ense?arles mis an¨¢lisis financieros, cara a cara, y decirles: 'Esto es lo que me deb¨¦is. Pagadme'. Y despu¨¦s ya hablaremos".
?Y despu¨¦s? Hace poco, McGregor solicit¨® en California una licencia de boxeo y la obtuvo. M¨¢s tarde se rumore¨® que le hab¨ªa echado el ojo a ese deporte, as¨ª como a su mayor estrella, Floyd Mayweather, ¡°el t¨ªo contra el que todos quieren pelear¡± al que no parece temer: ¡°La edad no perdona a nadie. Tiene 40 a?os ya. Es muy peque?o, tiene una cabeza diminuta. Creo que mi pu?o es m¨¢s grande que su cabeza. Yo tumbo a la gente. La dejo inconsciente. Si golpeo a un t¨ªo, su cabeza acaba en las gradas¡±. La de Mayweather, o la de cualquiera de sus oponentes: ¡°No me importar¨ªa darle una hostia a alguno de los que ¨¦l no tumb¨®. ?l gana siempre por decisiones de los jueces. No puede evitarlo. As¨ª que todo lo que tengo que hacer es coger a alg¨²n idiota al que haya ganado de esa manera, golpear su cabeza con mi mano izquierda, tumbarlo, y listo: ya est¨¢ hecho¡±.