Aaron Rodgers destripa y desangra a los Giants
El quarterback de los Green Bay Packers descifra la sensacional defensa de los hombres de Nueva York en otro partido memorable en su carrera.
Aaron Rodgers, quarterback de los Green Bay Packers, tiene imagen de jugador de football agradable, con un puntito c¨ªnico que le hace encantador. Un ganador elegante, educado, con sus dosis justas de mala leche encauzada dentro de los par¨¢metros sociales tolerables.
Permitidme discrepar. Creo que es un asesino despiadado y cruel. Adem¨¢s de sanguinario, bruto, desagradable y s¨¢dico. Un ser humano cuyos actos ser¨¢n juzgados el d¨ªa de ma?ana, cuando la humanidad sea culturalmente m¨¢s avanzada, y no se ser¨¢ tan permisivo como sois hoy. Baste decir que, incluso, lee tratamos como a un h¨¦roe. Eso incluso tras ver como, en directo ante millones de personas, destripaba y desangraba a la defensa de los New York Giants y, con ella, al resto del equipo.
Si no fu¨¦semos tan salvajes, este Green Bay Packers 38 - New York Giants 13 nos parecer¨ªa una brutalidad. Pero, ya veis, incluso creemos que ha sido una de las mayores exhibiciones que hemos visto en todo el a?o sobre un campo de la NFL.
Rodgers sufri¨® un cuarto y medio en el infierno. Eso hace a¨²n mejor lo que pas¨® despu¨¦s. los cuatro hombres de la l¨ªnea defensiva de los Giants eran capaces de aplicarle presi¨®n y la gran secundaria de los de Nueva York aguantaba a los receptores queseros. En ese momento el ataque estaba gripado y Rodgers perdido. La carrera no funcionaba en absoluto y, desde ah¨ª, mover las cadenas era una quimera. Sumemos que los Vernon, Harrison y compa?¨ªa estaban aleccionados para no pasarse de frenada en el sack, lo que hac¨ªa que en el campo s¨®lo hubiese un equipo. Hasta cinco punts seguidos hicieron los Packers. Para colmo de males Jordy Nelson, el receptor principal del equipo, se llev¨® un golpazo en las costillas que le sac¨® del partido.
?He dicho que todo era favorable a los Giants? Pues no. S¨®lo en defensa. Porque en ataque, y a pesar de que s¨ª pasaban el bal¨®n por el medio del campo, no eran capaces de sumar. S¨®lo dos tristes, muy tristes, field goals, les pon¨ªan 6 puntos por encima. Ayud¨® que el cuerpo de receptores, con Odell Beckham a la cabeza, dedicaran buena parte de la tarde a dejar caer balones bien lanzados por Eli Manning. Habr¨¢ quien opine que estos mismos receptores han jugado un partido tan malo debido a que se fueron de fiesta a principios de semana. No me encontrar¨¦is entre ellos, porque querer enlazar que estuvieron en Miami pas¨¢ndolo bien, haci¨¦ndose fotos sin camiseta y subi¨¦ndolas a redes sociales, con una supuesta falta de profesionalidad o una incapacidad para, hoy domingo, no coger balones, me parece un sinsentido.
Se ve¨ªa que aquello no pod¨ªa durar. Una paliza tan notable en el juego no se ve¨ªa reflejada en el marcador. Eso es jugar con fuego en Lambeau y ante el carnicero sanguinario antes referido. Siete yardas totales hicieron en el primer cuarto... para lo que iba a importar.
A falta de poco m¨¢s de dos minutos para acabar la primera mitad Rodgers encontro a Davante Adams. Ser¨ªa la primera vez, en una big play, de las muchas que lo har¨ªa en el resto del encuentro. Esa primera fue la m¨¢s especial: rompi¨® la din¨¢mica del partido y llev¨® al propio Adams a anotar un touchdown que les pon¨ªa por delante.
No se hab¨ªa acabado a¨²n la primera mitad cuando el criminal de Rodgers sac¨® otro elemento descuartizador de su colecci¨®n de recursos: un Hail Mary, jugada que tiene un componente de fortuna enorme, correcto, pero que siempre parece sonre¨ªr al mismo. Fue Randall Cobb el que, entre una mara?a de defensores de los Giants, cogi¨® el bal¨®n imposible llovido desde el medio campo y puso el 14-6 en el marcador. Ayud¨® la ausencia de Dominique Rodgers-Cromartie, lesionado como Nelson y fuera del partido, aunque buscar l¨®gica a una oraci¨®n, un rezo, no tiene mucho sentido.
La segunda mitad ya s¨ª que mereci¨® los dos rombos casi desde el inicio. Hubo un instante en el que parec¨ªa que habr¨ªa pelea, con los Packers queriendo correr y no consigui¨¦ndolo. Los Giants, que en cuanto al juego terrestre estaban en las mismas, conectaron para la ¨²nica gran jugada de todo el partido, con Eli Manning buscando a Tavarras King. Dado que sus estrellas le regalaban drops, ¨¦l se buscaba a King, con dos recepciones en toda su carrera, para darle el primer touchdown como profesional.
Fue un absoluto espejismo. El despiadado Rodgers descifr¨® la defensa de los Giants y le sac¨® las tripas all¨ª mismo, con violencia indisimulada. De repente, todos los conceptos estaban claros, los ajustes en la OL perfectos, los blitzes convertidos en un juego de ni?os, las rutas slant y en roll out en un puzzle digno de un ni?o chico. Y los Packers se convirtieron imparables. Dos veces m¨¢s Cobb, otra Ripkowski, un field goal... los puntos iban llegando con los cortes y las mutilaciones de Nueva York. Hab¨ªa que apartar la vista de la pantalla o te salpicaban los ¨®rganos vitales, la sangre, los sesos de los Giants.
No faltaron a la cita otros protagonistas de historias similares en Lambeau. Es decir, tuvimos terceros y largos completados como cuento de risa, por supuesto, pero tambi¨¦n a Julius Peppers demostrando que los a?os no pasan por ¨¦l o una jugada de lucimiento de Clay Matthews en un fumble forzado que ¨¦l mismo recupero ante la parsimonia del resto de jugadores del campo, una intercepci¨®n de Demarius Randall para cerrar el encuentro. En fin. Una snuff movie en toda regla.
4 touchdowns lanzados, 362 yardas totales de Aaron Rodgers. 125 yardas de Davante Adams, 116 de Randall Cobb. Ante la defensa de los New York Giants. Eso es un destrozo medieval y sin piedad.
La siguiente parada de este asesino en serie es Dallas. Si yo fuera los Cowboys, por si acaso, ir¨ªa avisando a las autoridades competentes. Aunque la humanidad est¨¢ tan atrasada que, de momento, nadie le detendr¨¢ ni le acusar¨¢ por sus delitos. No. Incluso hay quien disfruta con ellos y los considera fascinantes. Puro salvajismo.