CAF?, COPA Y F?TBOL | LA ENTREVISTA
Javier Ors: "El boxeo tendr¨¢ su sitio en Espa?a cuando surja un campe¨®n de verdad"
Cuatro historias que son cuatro asaltos de un combate literario seco, duro, entre golpes de la pasi¨®n de claroscuros que late sobre la lona de un ring. Javier Ors, hijo del reconocido periodista Miguel Ors, despliega en su obra su amor por el boxeo. Boxeo en vivo: Russell Jr. vs Diaz
?Existe alg¨²n deporte con m¨¢s carga literaria que el boxeo?
Creo que no, el boxeo posee unos ingredientes muy poderosos para tejer un relato. El drama, la gloria y el fracaso suelen ir de la mano. Detr¨¢s de cada p¨²gil hay una historia que suele contener m¨¢s sombras que luces. Pero en ese duelo en el ring entre dos hombres reina, casi siempre, un esp¨ªritu de nobleza insuperable. Y tras machacarse durante el combate se abrazan como hermanos.
?El llamado estado del bienestar acab¨® con el boxeo?
Es posible, normalmente los boxeadores proced¨ªan de capas bajas de la sociedad, se agarraban al boxeo como ¨²nica alternativa para salir adelante en la vida. Puede suceder que las mejores condiciones sociales hayan ido alejando a los j¨®venes de la pr¨¢ctica del boxeo pero tambi¨¦n ha provocado un cierto amaneramiento de las conductas, esa corriente nueva de lo pol¨ªticamente correcto contiene muchas fisuras.
Usted ha practicado boxeo, ?sinti¨® el peso de un crochet en su rostro?
S¨ª, y es duro, pero de eso se trata, de saber encajar y no doblar la rodilla al primer rev¨¦s. En la vida recibe uno golpes mucho m¨¢s duros.
Su padre es el gran periodista deportivo Miguel Ors, gran aficionado al boxeo y ya retirado, ?qu¨¦ aprendi¨® de ¨¦l?
El sentido de la nobleza del deporte, estar preparado para la victoria y la derrota. Y el juego limpio.
?A qu¨¦ responde el t¨ªtulo de su libro ¡®Cuarteto de cuerdas¡¯?
He jugado con las cuatro cuerdas que tiene un ring de boxeo por cada lado y con el concepto musical del cuarteto. La m¨²sica ronda los relatos de este libro, uno de ellos lo protagoniza un boxeador trompetista, y eso no es f¨¢cil, porque si boxeas tocar la trompeta es un problema, sobre todo si te han zurrado los morros y tienes los nudillos golpeados. Otro de ellos est¨¢ centrado en aquel Madrid de los a?os 80 con el sonido de fondo de las m¨²sicas de la Movida.
Fue una ¨¦poca en la que a¨²n el boxeo era un deporte muy popular en Espa?a.
Claro que s¨ª, por ah¨ª andaba, entre otros, Poli D¨ªaz, que ha sido el ¨²ltimo boxeador espa?ol que estuvo en un primer plano, del que todo el mundo sab¨ªa y tuvo gran repercusi¨®n social. Luego estuvo otro grande, Javier Castillejo, que acapar¨® diez t¨ªtulos mundiales aunque fue menos medi¨¢tico. El caso del Poli es emblem¨¢tico, el boxeador que viene de abajo, sube, le apoya determinada ¨¦lite social y luego cae de forma estrepitosa. De alguna manera esa historia se refleja en uno de los relatos del libro aunque no se trata de la historia de Poli.
?Por qu¨¦ cree que Javier Castillejo no tuvo tanta repercusi¨®n a pesar de su gran palmar¨¦s?
Entre otras cosas porque hace falta el apoyo de los medios para tener peso social, sobre todo de la televisi¨®n. Y tanto los peri¨®dicos m¨¢s importantes como la televisi¨®n dieron la espalda al boxeo. Es muy lamentable lo de Castillejo teniendo en cuenta que ha sido un gran campe¨®n.
Hubo un tiempo en que todos los grandes escritores se ocupaban del boxeo.
Tiempos gloriosos, Lord Byron, Arthur Conan Doyle, Jack London, Ernest Hemingway, Hunter S. Thompson, Julio Cort¨¢zar, Norman Mailer¡por no seguir. Y en Espa?a, no s¨¦, Ignacio Aldecoa, Manuel Alc¨¢ntara, Jos¨¦ Luis Alvite, quien dec¨ªa que literatura y boxeo s¨®lo son dos maneras distintas de escupir. En fin, una l¨¢stima de tiempos modernos tan blandengues. De todas formas, Espa?a sigue siendo diferente porque en otros pa¨ªses no ocurre lo mismo.
En el tercer cuento aparece el nombre de Carlos Flix, ¡®El matem¨¢tico del ring¡¯, un boxeador hist¨®rico espa?ol de los a?os 30.
S¨ª, a Carlos Flix le descubr¨ª hace tiempo leyendo historias sobre boxeo. Fue campe¨®n de Europa y unos de los grandes boxeadores de la historia de Espa?a. Al final de la Guerra Civil Carlos Flix decidi¨® salir del pa¨ªs pero al llegar a la frontera dio marcha atr¨¢s porque ¨¦l ten¨ªa claro que no hab¨ªa cometido ning¨²n delito, mucho menos de sangre. Pero luego se encuentra con una revancha cruel. Tras presentarse en comisar¨ªa, fue encarcelado y torturado para acabar fusilado en el campo de la Bota, en Barcelona.
?Qu¨¦ m¨¦todo sigue para desarrollar sus relatos?
Repaso mucho los textos, al principio no me gustaba mucho, pero he comprobado que es fundamental, al menos para m¨ª. Tras el primer golpe de escritura es preciso limar, echar a un lado lo superfluo y quedarse con lo esencial. Y trato de cuidar mucho el ritmo de la historia y la estructura. Este libro son cuatro est¨¦ticas con cuatro lenguajes distintos que no se parecen.
?Qui¨¦n influy¨® m¨¢s en su fascinaci¨®n por el boxeo?
En primer lugar, mi padre, que era un gran aficionado, luego, leyendo a todos esos grandes escritores y cuando, por fin, me decid¨ª a practicarlo tuve un preparador extraordinario que se llama Jero Garc¨ªa en el gimnasio Metropolitano de Madrid. El boxeo, aparte de su fondo literario, es uno de los deportes m¨¢s completos que existen. Te excita la concentraci¨®n, los reflejos, la tensi¨®n, el arte de la defensa y el ataque, te ense?a a estar alerta, todos los m¨²sculos del cuerpo entran en acci¨®n y te ayuda a ser mejor en la vida y a respetar al otro. Toda la gente que he conocido en el mundo del boxeo es humilde, sencilla y posee unos valores de categor¨ªa superior. El mismo Muhammad Ali no soportaba la sangre aunque parezca incre¨ªble.
Tambi¨¦n arrastra una leyenda oscura de la que ha sacado mucho partido el g¨¦nero negro.
Claro, esa es la cara negra de la vida que tambi¨¦n salpica al boxeo, pero es una leyenda forjada por la gente de fuera con perversos sentimientos que se han aprovechado de los deportistas. A partir del boxeo se puede hablar de todo y tocar todos los grandes temas de la vida, incluida, por supuesto, la corrupci¨®n del dinero. En la cuarta historia de este libro un g¨¢nster le suelta a un boxeador: ¡°A ver chaval, ?t¨² qu¨¦ quieres ser, el mejor boxeador del mundo o ganar mucho dinero? Si sigues mis indicaciones y te tiras a la lona cuando yo te diga ser¨¢s rico para siempre, porque la fama se te pasar¨¢ enseguida¡±. En fin, no voy a contar el desenlace.
?Qui¨¦n le ha parecido el boxeador m¨¢s completo?
Creo que fue Cus D¡¯Amato, entrenador de Floyd Patterson y Mike Tyson, quien dijo que primero estaba Sugar Ray Robinson y luego la lista de los diez mejores boxeadores del mundo. No estaba mal tirado. A m¨ª siempre me ha fascinado Muhammad Ali, que fue el primero que introdujo el aspecto sicol¨®gico en el boxeo. En el cap¨ªtulo de la biograf¨ªa de Ali que narra su combate con Sonny Liston, escrita por David Remnick, leemos el trabajo de desgaste previo a la pelea que hab¨ªa sufrido Liston. Luego se pegaron y ya sabemos c¨®mo termin¨® aquello. Ali era incre¨ªble en el ring, y tambi¨¦n sab¨ªa encajar, que eso es muy importante. Es una aut¨¦ntica leyenda y en sus combates con Joe Frazier, cuando Ali cae a la lona y se levanta, era toda Am¨¦rica quien se levantaba con ¨¦l, a pesar de ser los dos negros y norteamericanos. Ali estaba en el coraz¨®n de los americanos.
?D¨®nde cree que la historia situar¨¢ a Mike Tyson?
Es posible que Tyson no fuera un fino estilista ni el mejor boxeador de la historia pero ten¨ªa una pegada letal. Aguant¨¢bamos hasta las cinco de la madrugada para ver sus combates y luego duraban un minuto. Aprovech¨® sus recursos como nadie. ?l sab¨ªa que ten¨ªa que noquear en los primeros tres asaltos porque si no, era posible que la cosa se le pusiera cuesta arriba. Avanzada su carrera se top¨® con Evander Holyfield, que s¨ª sab¨ªa boxear. Holyfield le aguant¨® y acab¨® derrotando a Tyson. Queda la duda de qu¨¦ hubiera pasado si se hubiera enfrentado al Tyson de los inicios.
?C¨®mo ha llegado el boxeo, el deporte que ennobleci¨® el Marqu¨¦s de Queensberry, a ser denigrado de esta manera?
Pues ya ves. Cosas de esta vida. Es curioso, recuerdo ahora una historia que contaba Gay Talese, quien conoci¨® al ¨²ltimo boxeador que hab¨ªa peleado sin guantes, y que se retir¨® cuando se impusieron los guantes porque dec¨ªa que el boxeo se estaba ablandando. Gay Talese le pregunt¨® cu¨¢l era el secreto para boxear de la manera que ¨¦l lo hac¨ªa en sus tiempos. Y el viejo boxeador le respondi¨®: pelearte en las calles y las mujeres, eso es lo que te mantiene en forma y joven. Hay muchas grandes historias alrededor del boxeo que merecen ser contadas, pero para eso hay que salir a la calle, buscarlas y saber narrarlas. No s¨¦ si he respondido a la pregunta.
?Cree que puede surgir ahora un boxeador espa?ol que vuelva a apasionar al p¨²blico y ponga el boxeo, de nuevo, en primer plano?
Es dif¨ªcil, hay mucha afici¨®n en los gimnasios, y sorprende la cantidad de chicas que se han apuntado ¨²ltimamente a hacer boxeo. Ser¨ªa bueno que surgiera un boxeador en un peso welter o medio que suscitara la atenci¨®n. Hace falta una gran figura. Hasta que no apareci¨® Fernando Alonso aqu¨ª todo el mundo pasaba de la F¨®rmula 1. Cuando salga un campe¨®n de verdad el boxeo volver¨¢ a recuperar su sitio.
?El mundo del f¨²tbol le inspirar¨ªa para escribir una novela?
No lo s¨¦, con el f¨²tbol he tenido siempre bastante distancia. Mi padre se ve¨ªa todos los partidos y a m¨ª hab¨ªa veces que me aburr¨ªan y me dedicaba a otras cosas. En el colegio, en cuanto me vieron tocar el bal¨®n me pusieron directamente de portero, sus razones tendr¨ªan. El f¨²tbol tambi¨¦n tiene su relato, claro, pero no puede llegar a la carga literaria del boxeo. Quiz¨¢, tambi¨¦n, porque entran demasiados actores en juego, no es un duelo cara a cara entre dos hombres. Las pasiones que arrastra el f¨²tbol son innegables pero algo subyace en este deporte que no engancha con la literatura.
?Cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que estuvo en un estadio de f¨²tbol para ver un partido en directo?
No s¨¦, s¨ª recuerdo que fue un Real Madrid-Atl¨¦tico de Madrid y puedo confesar que lo ¨²nico que me interesaba era la chica que ven¨ªa conmigo. Una chica preciosa, pecosa y muy simp¨¢tica. No recuerdo qui¨¦n gan¨® ese partido, pero s¨ª me acuerdo que el derrotado fui yo porque el idilio no acab¨® de cuajar. Vamos, nada de nada.