Pablo Ibar saldr¨¢ al fin del corredor de la muerte
El Tribunal Supremo de Florida ha desestimado el recurso presentado por fiscal¨ªa, y el sobrino de Urtain tendr¨¢ un nuevo juicio
Starke es un pueblo del norte de Florida que carece del m¨¢s m¨ªnimo inter¨¦s. Peque?o, anodino, sin atractivo, pero que desde hace quince a?os asalta las noticias espa?olas porque en su penal de Rainford sobrevive Pablo Ibar, que espera en el corredor de la muerte a que le cambie la suerte.
Parece que ahora, tras muchas y costosas apelaciones por lo que cuesta la justicia penal en los Estados Unidos, al fin le sonr¨ªe la fortuna: el Tribunal Superior de Florida rechaz¨® ayer el recurso de reposici¨®n de la fiscal¨ªa, y mantiene su veredicto del mes de febrero, que significa la apertura de un nuevo juicio en el que se parte de cero. Por tanto, el sobrino del malogrado Urtain abandonar¨¢ en un par de semanas la celda destinada a los condenados a muerte, le internar¨¢n como preventivo en r¨¦gimen com¨²n, y volver¨¢ a ser juzgado, pero con las garant¨ªas que no tuvo en los dos juicios anteriores.
Pablo Ibar actualmente tiene 44 a?os; los ¨²ltimos veinte los lleva en prisi¨®n, y 15 de ellos como condenado a la pena capital, sin solicitar nunca ¡°esa bebida que los carceleros dan a los reclusos cada ma?ana¡±, dec¨ªa al peri¨®dico AS en 2002. La p¨®cima milagrosa para pasar el tiempo sin tener conciencia de ello.
Sobrino de Urtain, hijo de C¨¢ndido, emigrante a Florida como jugador de pelota profesional, Pablo ha tenido en este tiempo el apoyo de su padre, que ahora vive en un estado vecino, y de su esposa, Tania, con la que se cas¨® cuando ya estaba en la c¨¢rcel acusado de asesinar al due?o de un prost¨ªbulo y a dos de las chicas que alternaban para ¨¦l.
Pablo neg¨® siempre que ¨¦l tuviese relaci¨®n con el aquel crimen, y en 2006, por cierto, se revis¨® el juicio del que dec¨ªan que era su c¨®mplice, Seth Pe?alver; pero no a Ibar, al que siempre se le ha dado portazo.
El primer juicio fue nulo (1998), pero en otro posterior se aport¨® un v¨ªdeo y con unas pruebas irregulares (en 2000) se le conden¨® a la pena capital. Durante este tiempo, y gracias a confesiones de presos, se ha demostrado que en los objetos encontrados en el lugar del crimen no est¨¢ el ADN de este vasco nacido en Fort Lauderdale, de madre portorrique?a.
Por fin se va a o¨ªr la voz de Pablo. Aunque lleva media vida en prisi¨®n, hoy hay motivos para que los Ibar por fin esbocen una sonrisa. Y en Espa?a, tambi¨¦n. Es el ¨²ltimo espa?ol confinado en un corredor.