Vivos para contarlo

Como un ejército a la vieja usanza, metido en la trinchera, con heridos en el campo de batalla (Rudy), pero viva al fin y al cabo, la Selección de baloncesto mantiene sus opciones de estar en la Villa Olímpica de París, en los cuartos del torneo de baloncesto, después de ganar a Grecia (84-77) en un partido con un grado de emotividad altísimo en el que Espa?a se enfrentó un monstruo como Anteto y a un ambiente algo hostil en el Pierre Mauroy de Lille. La pizarra de Scariolo contuvo lo suficiente a la estrella como para rascar una victoria en un partido decisivo que, esta vez sí, elevó a Santi Aldama. Después de no poder lucir como merecían sus dos grandes partidos con la Selección por las derrotas ante Canadá en el Mundial del a?o pasado; y Australia en la primera jornada, al fin sus 19 puntos y 12 rebotes en las narices de Antetokounmpo se medirán como la mejor se?al de que un tiempo nuevo llega: la Selección de Aldama. Espa?a, en fin, sabrá cuál es su destino el próximo viernes a las 17:15 horas.

Vayamos a los hechos. Al final del primer cuarto, en el Pierre Mauroy de Lille sonó el ‘No, je ne regrette rien’ que inmortalizó Edith Piaf. Por un momento, ese “nada de nada” pareció simbolizar el extravío que había sufrido Espa?a en los primeros minutos. Otra vez sin control ni gobierno del partido, y con Aldama como única amenaza real. Grecia empezó fuerte. Hasta Calathes, poco fiable desde la línea de tres, anotaba. Antetokounmpo hizo un dos más uno elevándose sobre Willy. Tal vez condicionado el ojo del aficionado por lo que se había visto en el primer partido, el 12-20 pareció un motivo real de preocupación. Sin embargo, apareció Llull y, como ante Australia, le dio un soplo de vida a la Selección. Su casta, y por supuesto su talento, voltearon el partido hasta el 24-22 en la primera jugada del segundo cuarto. Fue en esos diez minutos en los que Espa?a, con una defensa de manual sobre Antetokounmpo, obtuvo una ventaja valiosísima. Con Willy fuera de la rotación por las dos faltas personales que había cometido en los primeros cuatro minutos del partido, apareció Jaime Pradilla, que jugó con una tremenda personalidad. Anotó siete puntos que confirmaron una buena noticia: además de Aldama y Llull, en Espa?a había más jugadores con puntos en las manos. Lorenzo, Abrines y Brizuela se apuntaron a la fiesta del triple y, con un 11/17 en triples (65%), ensancharon la ventaja al 49-35 del descanso.

Antetokounmpo salió a lanzar a solas en el descanso, como deseando descargar su frustración en la cancha. Y salió a la carrera en el tercer cuarto, intentando volver a agarrar el partido como en los primeros minutos. Grecia respondió a las dos máximas ventajas de Espa?a (51-35 y 55-39) con un peligroso parcial que apretó el partido a un inquietante (55-47). El duelo se calentó con una falta en ataque flagrante de Antetokounmpo a Aldama que Spanoulis no se tomó bien. El público francés se puso de parte de Anteto. Aldama contestó con un triple que mandó la ventaja a un 62-49 que los helenos, todo corazón también, dejaron en seis puntos al final del tercer cuarto (62-56). Espa?a iba a tener que hacer un esfuerzo extra si quería llevarse el partido.

Antetokounmpo se puso manos a la obra. Cinco puntos consecutivos le pusieron fuego al partido (62-61). Spanoulis también jugó con el factor Toliopoulos. Y Grecia, que había llegado a estar 16 puntos abajo, llamó a la puerta con un mate espectacular de Antetokounmpo en la cara de Aldama (71-71). De manera inesperada, y con Rudy fuera de combate después de chocarse con Juancho, Espa?a rascó, canasta tras canasta, una renta riquísima de ocho puntos, especialmente después de un mate espectacular de Aldama (79-71). El partido no se podía escapar, pero Antetokounmpo lo iba a luchar. Otro dos más uno puso el 79-75 a un minuto. Pero Anteto tiene su kryptonita: los triples. Y el que falló en el último minuto le abrió las puertas del cielo a Espa?a, que cerró el partido con una canasta del pelirrojo Alberto Díaz (84-77). Vivos para contarlo.